Kresala, un cineclub en una ciudad volcada con el cine
Que San Sebastián es una ciudad privilegiada para ser cinéfilo es algo que está fuera de toda duda. Hace tiempo en una entrevista a Rebordinos -algún día habrá que analizar su influencia y legado en la cinefilia de esta ciudad- nos decía que en esta ciudad a nivel de exhibición cinematográfica había una mezcla muy buena entre lo público, lo privado y lo ciudadano. Lo público es evidente, con el Zinemaldia a la cabeza y Donostia Kultura con Nosferatu y sus festivales, Filmoteca y Tabakalera a rueda. En lo privado tenemos la suerte de tener unos cines, SADE, que han apostado por mantener unas instalaciones en muy buen estado y una programación cuidada y variada que es la envidia de muchas ciudades. En lo ciudadano ya hemos hablado más de una vez de Bang Bang y su impresionante éxito (fruto de un no menos impresionante trabajo). Pero si una organización ciudadana merece ser destacada esa es el cineclub Kresala que con sus más de cuarenta y siete años de vida ha servido de cantera y refugio a varias generaciones de cinéfilos donostiarras. A veces en épocas en las que no había más forma de ver ciertas películas que si ellos la conseguían. El otro día, al salir de la proyección de Encadenados en los clásicos del Príncipe alguien comentó que había visto por primera vez la película en 1976, en una proyección de Kresala.
El Kresala actual es, en realidad, una continuación del cineclub original. Tal y como nos cuenta Ander Gisasola, uno de la actuales integrantes “el cineclub Kresala se establece como tal, con estatutos, en septiembre de 1972; pero antes de eso Luis Bergua ya proyectaba en la sociedad Kresala algunas películas con su proyector de 16mm y una pantalla portátil”. Durante una temporada se van alternando las proyecciones entre un salón de actos que tenían los Carmelitas en la calle Easo, un local que había adquirido la Caja de Ahorros Municipal en la calle Arrasate y la propia sociedad. Finalmente se decide que las películas se proyectarían en la calle Arrasate los lunes que era el día que la sala solía estaba libre. “Al principio era el propio Luis Bergua el que proyectaba y más adelante ya llega un proyeccionista de la Caja de Ahorros. El propio Bergua, Juan Berasategui y Fernando Mikelajauregui fueron el núcleo central del cineclub durante mucho tiempo, aunque a su alrededor tuvieron a otra gente, como Rebordinos, al que Bergua le ayudó a montar el cineclub King Kong en Rentería, Juan Miguel Perea o nuestro presidente actual Alberto Arizkorreta”.
En 2011, tras 40 años, el trío formado por Bergua, Berasategui y Mikelajauregui deciden dejar su labor al frente de Kresala y parece que ese será el final del cineclub; pero unos cuantos de los habituales junto a varias unas nuevas incorporaciones – Alberto Arizkorreta, Juan Miguel Perea, David Ezkerra, Carlos Minondo, Arthur Murphy, Isaac Gutiérrez y Nacho Rodríguez- dan un paso al frente y fundan un nuevo cineclub que recoge el testigo bajo el nombre de Kresala Zinekluba. Siguen proyectando los lunes en la sala Arrasate hasta el año 2014, cuando dan el salto a la Sala Trueba, lugar en el que siguen proyectando en la actualidad tras varios cambios de formación, nuevas incorporaciones y algunas salidas.
Ahora mismo son diez personas: Alberto Arizkorreta, Paul Ormaetxea, Ander Gisasola, Leire Egaña, David Ezkerra, Ana Piñel, Jeannette Díaz, Pedro Saldaña, Irati Crespo e Izaskun Montes. Entre todos se reparte el trabajo, como nos cuenta Paul “más o menos cada uno tiene su tarea, unos pueden dedicarle más tiempo y otros menos, al final es algo voluntario. Pedro lleva el tema del transporte de las copias y la relación con alguna distribuidora, Ander es el secretario y lleva las actas de las reuniones y los temas de papeleo. Prensa lo lleva Leire, Jeannette las redes sociales y los demás van ayudando con lo que surge”. Lo que surge tiene muchas caras como nos cuenta Pedro “por ejemplo, la sesión, que tiene su curro. Sacar los boletines, la pluma, rasgar las entradas, estar con los invitados… ese tipo de cosas en las que todos, cuando estamos, colaboramos”.
Programando para un público valiente y curtido
Nos cuentan que Kresala, desde el principio, ha buscado proyectar películas que no hayan tenido estreno comercial en Donosti. Ander nos explica que “hay que estar encima de lo que programa y lo que va a programar la SADE, de lo que ponen Tabakalera o los festivales de la ciudad para saber qué es lo que no ha llegado a la ciudad, quién distribuye esa película, pedir el link de visionado. De casi todo ese trabajo se encarga Paul, aunque Pedro e Irati también tienen contacto con algunas distribuidoras”. Pedro apostilla “sobre todo Paul, y es un curro arduo”. Paul se ríe y dice “es arduo, sí; pero tiene sus cosas buenas porque yo puedo hacer un primer filtro”.
En el proceso de selección de películas todos tienen la posibilidad de verlas y votarlas pero como dice Paul “en la práctica no todos han tenido posibilidad de verlas todas y se vota entre los que más hemos visto”. Según dice Pedro “hay una regla no escrita en que si a dos o más les gusta mucho una película no necesitamos consenso aunque los demás no la hayan visto. Cuando hay dudas entre dos, o creemos que una película merece mucho la pena, entonces sí que avisamos al resto del grupo y les pedimos que la vean todos para opinar; pero por lo demás no buscamos el consenso porque es difícil que todos hayamos podido ver todas las películas”.
Programar no es sencillo, en palabras de Paul “hay que buscar un poco equilibrios. No puedes poner siempre el mismo género, o poner películas arriesgadas todos los lunes porque te quedas sin público. Cuando puedes elegir buscas una un poco más arriesgada para un lunes, pero al siguiente pones una que sabes que va a gustar más. Nosotros sabemos que público tenemos, lo que les gusta y lo que no; pero tampoco vamos a ponerle siempre lo que le gusta porque también hay otro público que igual es minoritario pero quiere ver otras cosas. Lo mismo que traer directores, igual llevas dos meses sin traer a ninguno, surge la posibilidad de traer una película que merece la pena con un director y quizá es el momento de dejar para más adelante otra película que incluso puede que te guste más”.
Intentan poner las películas lo más cerca posible de su fecha de estreno, “es cuando más se habla de ellas y más interés generan”, pero no siempre es posible. Muchas veces no saben hasta la misma semana del estreno si SADE va a estrenarlas o no porque la decisión depende de como hayan funcionado las taquillas de los últimos días, “es normal. Así que si no podemos cuanto antes, pues lo hacemos más tarde”.
Por ejemplo Theo y Hugo, París 5:59 tardaron bastante en proyectarla, “tenía veinte minutos de sexo gay muy explícito y algunos queríamos ponerla, otros tenían más dudas y siempre estaba como que sí, esto hay que ponerlo algún día; pero sin decidirnos. Por eso tardamos tanto”, explica Paul. Al final la pusieron y, por supuesto, no hubo problemas. “En todas las sesiones hay alguien a quién no le gusta y al salir te lo dicen; pero no se escandalizan por las películas. Es que te pones a pensar y te das cuenta de que este público a visto de todo. Muchos llevan 40 años viendo películas todas las semanas ¡han visto de todo!. Han visto Bergman, Eisenstien, cine mexicano… yo que sé, de todo”. Paul no tiene miedo a que haya gente que se vaya, “si en una sesión se va gente, pues está bien también, no pasa nada”.
Al respecto Ander cuenta una bonita anécdota “este año hemos empezado a dar una papeleta para puntuar las películas y recuerdo una que nos pusieron “hoy no he conectado con la película, una pena. La semana que viene repetimos”. La gente viene a ver qué les proponemos y eso es bonito. Yo veo el cineclub como una gran familia que se reúne una vez a la semana para ver buen cine, hablar de ello y a veces unos conectan más y otras unos conectan menos”. Como la vida misma, vamos.
Les preguntamos por si la llegada de las plataformas les ha supuesto algún problema y dicen que de momento no “nuestras películas suelen estar normalmente en Filmin, que es magnífica pero no es una plataforma que tenga todo el mundo”.
Una de las novedades de esta temporada han sido los pases de verano. Paul nos asegura que están muy contentos “empezamos este año, por primera vez, en agosto poniendo La Familia Sumergida, que había ganado Horizontes Latinos pero no sabíamos muy bien cómo iba a funcionar, no sabíamos ni si la gente se había enterado porque nosotros lo habíamos anunciado por redes pero igual no habíamos llegado a nuestro público; pero fue un éxito. Las películas del Festi funcionan muy bien. No ponemos las de Sección Oficial, pero sí de otras secciones y a nosotros nos funcionan muy bien porque las películas de Horizontes o Nuevos Directores durante el Zinemaldi las ve menos gente, no tienen muchas sesiones ni se pasan en salas muy grandes como el Kursaal; pero la gente su que ha oído hablar ellas”
Además de la cartelera y los estrenos siguen con interés las películas de diferentes festivales y les gustaría “hacer descubrir más cosas a nuestro público, pero no tenemos recursos para traer ciertas películas. Por ejemplo si no tienen distribución para nosotros es muy complicado porque no tienen subtítulos incrustados y no tenemos medios ni dinero para poner subtítulos electrónicos”.
Colaboraciones con otras organizaciones
A la hora de programar “también hay compromisos que hemos adquirido con organizaciones o departamentos del ayuntamiento. Por ejemplo este mes tenemos una proyección sobre Palestina que viene a través del departamento de cooperación del ayuntamiento” dice Pedro que añade que “también pensamos con qué clase de asociaciones o agrupaciones nos queremos juntar. Quiero decir, si ahora viene la fundación Francisco Franco que quiere poner Raza pues, claro, no estamos interesados. Nosotros tenemos la idea de que sean asociaciones de la zona, que promuevan valores que entre todos nosotros entendamos que ayudan a la comunidad o la sociedad en su conjunto”. Eso si, explican que tiene que haber un compendio entre calidad y temática, porque hay propuestas que igual tienen mejor encaje en una casa de cultura, “buscar algo que nos cuadre a los dos. También colaboramos, que nos gusta más, con otros Festivales. Como el D’A o la Semana de Terror. Que son gente que habla de cine, aunque tengan una temática detrás. A veces con las asociaciones les interesa más “hablar de su libro que la película” y hay que trabajar para encontrar algo que nos encaje a los dos”.
Nos interesa saber como es el trato con los demás agentes que programan en la ciudad y nos cuentan que están contentos con eso “Nos ven como el hermano pequeño, quizá con un poco de condescendencia, porque somos unos aficionados, nosotros somos los que no somos profesionales de la ciudad; pero nos tratan muy bien. Con Tabakalera al principio hubo algún problema puntual. Algo totalmente fortuito porque nosotros pedimos una película a una distribuidora y ellos también, pero cada uno hablamos con una persona distinta sin saber que el otro también la había pedido. Al final se la dieron a ellos y la distribuidora se disculpó con nosotros. Lo que hicimos fue hablar con Víctor, que no tenía culpa de nada por supuesto, para coordinarnos mejor a partir de ahí. También es cierto que ahora Tabakalera apenas proyecta películas con estreno en España. Antes había distribuidoras pequeñas que trabajaban bastante con Tabakalera, ahora ya no. A nosotros nos viene genial eso”.
La programación de Kresala viene a completar, ahora mismo, lo que no estrena SADE. “Hay meses que tenemos mucho donde elegir, otros menos, porque general SADE estrena mucho para ser una ciudad pequeña; pero siempre tenemos donde elegir. Hay estrenos que nos fastidian mucho, esas películas que ponen un solo uno o dos pases. Por ejemplo Climax de Gaspar Noe, la de Leire Apellaniz o Lady Off, Porque pensamos que somos capaces de meter en una sesión toda la gente que les va en una semana; pero están en su derecho, claro. Son oportunidades que perdemos y vamos a por otra. Es una regla que tenemos pero tampoco tenemos una regla inamovible. Ya se han puesto películas en Kresala que han tenido estreno en SADE, por ejemplo L’apollonide de Bonello. O si ponen una en Tabakalera, voy y veo que han ido veinte pues quizá nos planteamos ponerla porque nosotros igual metemos ciento veinte. De momento nunca lo hemos probado porque eso también es un filtro. Hay muchísimas películas para elegir y si se ha visto en Donosti, pues tienes una menos. Nos faltan más lunes que películas”.
Cambios en el cineclub
También están contentos con la asistencia a sus sesiones, Ander nos da el dato “tenemos una media de 118 personas por sesión. Desde la temporada pasada se ha dado un paso en la comunicación, se está intentando llegar a más gente” y parece que funciona porque según Paul “esta temporada estamos notando que viene gente nueva. Un cierto relevo generacional. Gente que no conocíamos pero luego ha participado en los coloquios”.
Por supuesto el tiempo pasa y en Kresala ha habido muchos cambios, para Pedro los más recientes “comenzaron con el cambio de logo, continuaron con la entrada de Ander y este último año que ha salido gente y ha entrado gente nueva con nuevos aires y menos cortapisas. Desde que yo entré en el cineclub ha habido un cambio estructural bestial”. Ander asiente “todos hacemos menos trabajo pero el trabajo total es mucho mayor“. Paul se expresa en la misma línea “ahora somos más, con ganas de hacer cosas, aportando cada uno su granito de arena. Antes llegábamos a donde llegábamos, que era seguir haciendo las cosas como se hacían antes, como buenamente podíamos para llegar hasta el final. Ahora, con la gente nueva, se alivian las cargas y se nota”. Pedro remarca que además aunque haya cosas que requieren mucho curro cuando salen bien te animan para seguir adelante», pone como ejemplo el trabajo que ha hecho Ander para solicitar subvenciones: «este año podemos poner más sesiones, traer a más directores”. Ander, siempre atento a los datos lo confirma “en 2018 hubo 22 sesiones en 2019 van a ser 37”.
Nos centramos en la importancia de las subvenciones, algo fundamental para su supervivencia. “Sin ellas igual podríamos aguantar un año malamente; pero estaríamos condenados a desaparecer. Prácticamente todas las sesiones son deficitarias. Tendrían que ser 130 o 140 personas para que no lo fueran, y tenemos una media de 118. Eso lo que es la peli, la sala y si llevamos a toma algo al invitado. A eso hay que añadir los boletines, los carteles… La sala tiene un aforo de 163. Para que fuera mínimamente rentable tendríamos que llenar todas las sesiones”.
En este punto Pedro interviene “yo pienso que hay muchas cosas que pagamos con nuestros impuestos que están se usen o no. Si tienes un problema sabes que la policía, los bomberos, los médicos, están ahí; pero también están ahí si no los necesitas. En mi opinión con la cultura pasa algo parecido, se debe cuidar a la gente que apoya la cultura. Nosotros no somos una empresa privada, somos una organización sin ánimo de lucro, tenemos que tener una cierta seguridad por si un mes, por lo que sea, perdemos espectadores. Lo mismo con las ayudas al desarrollo del guión, o las ayudas a las películas, por ejemplo, porque sustentan una industria y un acceso a la cultura totalmente asequible. Hay pueblos como Azkoitia en que el ayuntamiento es que lleva el cineclub y tendrán muchas sesiones deficitarias, nosotros fuimos a The Tribe y con la gente que había no se pagaba aquella sesión, pero ¿es importante que esa película se ponga ahí? Para mí sí, mucho. Luego las subvenciones tienen que estar bien argumentadas y justificadas, explicar bien qué haces y cómo lo haces. Para mi un agente que colabore con el entorno o con la red social para mejorar la ciudad tiene que ser apoyado”.
Eso sí a veces es muy complicado cumplir con la burocracia. Por ejemplo Paul se queja de que “este año la Kutxa nos están pidiendo unas previsiones adelantadas de gastos por proveedor que son imposible de saber, porque aún no sabemos ni siquiera de qué distribuidor vamos a coger las películas y luego tenemos que justificarlas. Antes eran partidas más generales”.
El encuentro entre cineclubs
Recientemente, en septiembre, Kresala organizó un encuentro entre cineclubs. Hubo una mesa redonda, sobre la situación actual y el futuro de los cineclubs, encuentros con distribuidoras, una charla del secretario general de la Federación Internacional de Cineclubs y, por supuesto, una proyección. “Estuvo súper bien. Porque vimos que aunque no es lo mismo un cineclub de pueblo que de ciudad, tenemos diferentes objetivos y cada uno tenemos nuestros problemas, pero también tenemos muchos problemas comunes. Además fue útil porque a la tarde trajimos a distribuidores y fue bonito porque había cineclubs que no trataban con ellos, lo hacían a través de intermediarios, y ahora se pueden ahorrar ese trámite que nosotros ni siquiera los conocíamos. Eso sí lo de hacer una red es complicado porque cada cineclub tiene unas características u objetivos distintos. Somos muy diferentes, en tipo de películas, en número de sesiones… en casos puntuales si se pueden compartir gastos para un invitado o cosas así. Nosotros lo hicimos con el FAS de Bilbao en una ocasión”.
Se ve que Kresala tiene energía, entusiasmo y ganas para seguir alimentando la cinefilia donostiarra por mucho tiempo. Nosotros solo podemos agredecérselo y disfrutar de su trabajo.