7.5

El multiverso está de moda. El uso de realidades alternativas es algo que viene de lejos en el mundo de los cómics, como ya explicaba Ricardo en este artículo sobre los diferentes Spider-Man del Spiderverso. Precisamente hablaba de ello a cuenta de la excelente película de animación, Spiderman: un nuevo universo, que ya jugó a saltar entre esas realidades alternativas. Después utilizó el recurso la versión de carne y hueso, Spider-Man: sin camino a casa, que ha sido un verdadero exitazo de taquilla. Y ahora, en cartelera, tenemos otra de Marvel: Dr. Strange en el multiverso.

Es evidente que el tema funciona, hasta tal punto de incluir el reclamo en el título. Tiene sentido que en nuestros días el multiverso se haya puesto de moda pues refleja muy bien nuestro nuevo estilo de vida. Ya no es habitual que dediquemos nuestra atención a una sola cosa a la vez. Vivimos en varios universos al mismo tiempo. Puedes estar de cañas con amigos mientras whatsapeas con un compañero de trabajo y respondes a un adversario cultural en las redes. No es solo una cuestión de concurrencia, además de dividir nuestra atención en tareas paralelas, tenemos un rol bien diferenciado en cada una de ellas e incluso una habilidad distinta. No somos la misma versión de nosotros mismos en cada contexto. Puedes mantener al mismo tiempo una conversación triste y otra divertida. Por error podrías llegar a mezclar universos (como cuando escribes en el grupo equivocado), como le sucede a la protagonista. Por eso es fácil que el espectador de nuestro tiempo se interese por un multiverso en el que siente que su vida fragmentada está representada. Estos contextos de fantasía pueden llegar a reflejar mejor el mundo actual que otros acercamientos mucho más realistas. Y por este extraño túnel entre la fantasía más imposible y nuestro realismo más íntimo es por donde se cuelan, de nuevo, los Daniels.

Firman sus películas como Daniels y ellos son Dan Kwan y Daniel Scheinert. Vienen del videoclip y se nota. Su primer largo fue Swiss Army Man, una película gamberra, escatológica, surrealista y que sin embargo encerraba una historia emocional escondida entre pedo y disparate. Parece que los autores se mueven cómodos en ese registro porque lo han vuelto a hacer. Todo a la vez en todas partes es otro disparate con algunas ocurrencias hilarantes. Se mueve en una ciencia ficción imposible y al mismo tiempo es una historia familiar y también un retrato de nuestro tiempo.

Mr Increíble tenía un trabajo parecido

Todo a la vez

Como decía, el éxito de los multiversos en el cine actual viene seguramente de lo bien que representa nuestras vidas tal y como han evolucionado hacia un comportamiento multitarea. Los Daniels no solo quieren usar este concepto de moda sino plantearlo como retrato de nuestra sociedad. Es por ello que desde el primer momento, y ya antes de llegar el elemento fantástico, nos lo transmiten desde la imagen. El primer detalle es encerrar en el espejo a la familia en uno de los primeros planos. Pronto vemos también la señal de las cámaras de seguridad que fragmentan la pantalla en varias imágenes. Otro elemento importante es la decoración de la casa, abarrotada de cosas. Después veremos como la protagonista realiza varias tareas al mismo tiempo (cocinar, cuidar del padre, preparar la reunión, llevar la lavandería). Por supuesto, las conversaciones van saltando según corresponda. En eso, en captar las conversaciones paralelas de nuestro tiempo, fue pionero David Fincher en la conversación de la primera secuencia de La red social. Más avanzada la película llegarán ya efectos más explícitos, como la fragmentación de la imagen al estilo de un cristal roto, muestra de las diferentes realidades de la trama y al mismo tiempo una representación del estado emocional de la protagonista.

Tenemos dos dimensiones complementarias del retrato social. Por un lado, la constatación de que nuestro comportamiento habitual ahora es el concurrente. Por otra parte, una denuncia social de la precariedad y la conciliación: la protagonista debe prestar atención a su trabajo al tiempo que se dedica a los cuidados. Tiene una lavandería pero está trabajando (vigilando, de guardia) desde casa, mientras atiende a otras labores, lo que nos lleva a algunos de los peligros de conciliación del teletrabajo que se ha puesto de moda durante la pandemia. La autoexplotación sería otro de los puntos destacables. El estrés de la atención constante a cuestiones personales y de trabajo es algo que va agravándose en su visita a la inspectora. Problemas familiares con su padre y con su hija le rondan la cabeza mientras debe prestar atención al papeleo al tiempo que su matrimonio se desmorona. El elemento fantástico, por tanto, llega como una representación de la ruptura de sus límites. Una persona fragmentada.

Concurrencia pero también ruptura emocional

La familia tradicional china

Podríamos decir que hay tres niveles en la película. Está la comedia fantástica que haría las delicias en un pase de la Semana de Terror. Después está el retrato de nuestros días, a partir de la premisa de fragmentación y sobre todo desde la forma. Y en el núcleo, una historia familiar integerneracional que es el verdadero motor de la historia. La premisa de falta de entendimiento entre madre e hija, con la particularidad de ser una familia inmigrante china, parece uno de los temas de 2022. Algo tan específico es la tercera vez que lo vemos este año. Lo hemos visto en Paris, distrito 13 y en Red. Detrás de los tres proyectos hay americanos de ascendencia asiática: Daniel Kwan, uno de los directores de esta película; Adrian Tomine, el autor de los cómics en los que se inspira Paris, distrito 13 (Tomine es de ascendencia japonesa pero en la película la protagonista es china); y la directora de Red, Domee Shi, es china-canadiense.

En la excelente París, distrito 13 la protagonista es china y tiene problemas con su madre, entre otras cosas porque no termina de centrar su vida laboral, como ocurre en esta. También comparte una mirada a un tiempo sumido en la precariedad y el cambio. Pero incluso está aún más cerca aún de la última película de Pixar, Red que por los experimentos económicos de Disney quedó relegada a la pequeña pantalla. Merecía más, es uno de los títulos de Pixar más interesantes de los últimos años. Aquí también tenemos a una madre que pierde el contacto con su hija y que necesita resolver sus propios problemas familiares para entender que los problemas de su hija no son diferentes a los suyos, y que posiblemente, en parte, los ha heredado. Y todo en el contexto de una familia china y con un barniz fantástico para representar de forma simbólica estas ideas. Después, los retratos de cada una van por derroteros distintos, desde la regla hasta la multitarea, pero el núcleo de la historia es casi idéntico.

Conflicto madre – hija en «Todo a la vez en todas partes» y «Red»

La protagonista pelea, literal y metafóricamente, contra su hija pero también debe enfrentarse a su padre, también literal y metafóricamente, quién por cierto envía contra ella a todo un surtido de ciudadanos, lo que podríamos entender como la presión social de una sociedad conservadora contra la que ha de revelarse.

París, distrito 13: la modernidad líquida

18/04/2022 - Iñaki Ortiz Gascón

8 The Sister Brothers, la anterior película de Jacques Audiard, era un western muy entretenido y bien desarrollado, como todo su cine. Pero detrás de este formato de género había una lectura sociopolítica de una época concreta, a finales del XIX, de semillas socialistas, de capitalismo voraz y de innovación tecnológica con efectos notables sobre […] Leer más

Tienes talento

A punto de grabar un tik tok

Otro de los temas importantes de la película es la promesa de éxito incumplida, signo de nuestro tiempo. Desde la televisión nos bombardean con modelos de triunfo en todos los talent show y derivados. Hoy en día, más que nunca, no triunfar es fracasar. Lo vemos tanto en el personaje de la madre como en el de la hija, aunque cada una con su estilo. La madre tiene ambiciones más clásicas, como ser cantante o triunfar en diferentes negocios, como en las películas de los 80. La hija, en su derroche de excentricidad visual, está más cerca de la figura de una influencer, o una estrambótica estrella pop. La conexión entre el núcleo de la historia -el conflicto familiar- y el retrato social lo encontramos aquí. Parte del trabajo necesario para superar las frustraciones que generan el conflicto es asumir que nuestra vida no es el resultado del fracaso de aquellas vidas que podríamos haber vivido. Es decir, entender nuestra vida por lo que es y no por la sombra de lo que podría haber sido.

El conflicto proviene tanto del entorno social y de mensajes tóxicos tipo “persigue tus sueños”, como de la transmisión de las frustraciones de la madre a la hija. El peligro de sentir que todas las promesas a una generación han sido incumplidas es caer en el nihilismo, aquí maravillosamente representado por un agujero negro en forma de bagel. La convicción de que nada tiene sentido y por tanto nada importa. Desafección. Una actitud autodestructiva que recuerda a la protagonista de Melancholia. Nada importa, todo es negativo y si allí la depresión, la nada absoluta, el nihilismo y el horror cósmico que nos recuerda que somos insignificantes, estaba representado por un planeta, aquí tenemos un bagel. ¿Por qué no? El mundo de los Daniels no es solemne pero es igual de preciso.

El bagel negro provoca una atracción nihilista como la que le provocaba el planeta a Justine en Melancholia

Si uno se siente solo ante la inmensidad del universo, como podía pasarle a las generaciones anteriores, cómo no sentirse solo ante la inmensidad del multiverso. Por eso la hija está aún más perdida que la madre, porque su mundo está multidimensionado, y por tanto sus males también. Y por eso la madre tiene que hacer el esfuerzo de entrar en el contexto de su hija, para entenderla. Empieza con algo tan cotidiano como que su marido “le instale una aplicación”, de lo que ella se queja porque se resiste a hacer ese tránsito intergeneracional. Es cuando vive en carne propia las dificultades de la modernidad, siempre desde sus problemas de raíz, cuando es capaz de conectar con la hija, no sin antes solucionar los problemas con su padre.

Disparate sin límites

Es claro que hay un guión trabajado que está muy lejos de la superficialidad, pero al contrario que otras películas, dramas intensitos que se empeñan en parecer profundos aunque no lo sean, los Daniels no tienen ningún interés en parecerlo, aunque de verdad tengan poso. Así que tendremos peleas en las que hay que evitar ciertas penetraciones anales o veremos personajes con dedos de perrito caliente que harían salibar a Michel Gondry (en realidad toda la película debería fascinarle). Por cierto que incluso se permiten justificar al detalle de los dedos perrito con un ataque homínido homenaje a 2001, odisea en el espacio, nada menos. Ya lo dejaron claro con su anterior película, no tienen ningún miedo a que no se les tome en serio. Son capaces de rodar un diálogo serio entre una madre y una hija sobre el plano de dos rocas con subtítulos. En la línea de Rubber, la maravilla de Quentin Dupieux que tampoco le tiene miedo al disparate.

Las rocas, como el neumático de Rubber, derrochan personalidad.

Esta aglomeración de universos también lleva asociada una mezcla imposible de géneros. En ese sentido es muy posmoderna, un remix -acudiendo a sus inicios en el videoclip- muy al estilo de Tarantino. De hecho, hay algunas escenas que pueden recordar a Kill Bill. Vemos escenas de dramas románticos, de artes marciales, de dramas familiares, de rupturas, de acción y por supuesto, ciencia ficción y fantasía. El multiverso de esta película tiene mucho de zapping, como el de Permanezca en sintonía de Peter Hyams. Esta claro que los Daniels beben del cine cuanto pueden, y de la televisión.También hay una fuerte presencia de Matrix, con ese equipo de operadores controlado los viaje al mundo paralelo. De hecho, hay una escena casi calcada, cuando la protagonista busca frenéticamente una conexión de salida entre los departamentos de la oficina mientras vienen a eliminarla.

Dentro de este despliegue de posmodernidad, también parece que hubieran hecho el casting como una colección de cromos de los 80. La mítica Jamie Lee Curtis, la musa de Carpenter por aquel entonces, en Halloween y La niebla. James Hong, Lo Pan en Golpe en la pequeña China y que también aparecía en Blade Runner. Y por supuesto, Ke Huy Quan, Tapón en El templo maldito, y el Goonie más molón. Un actor que estaba muy retirado y que sin duda ha sido un capricho nostálgico. Personalmente creo que más allá del capricho, no está a la altura de la elegante Michelle Yeoh.

Ke Huy Quan. Tampoco ha cambiado tanto en casi 40 años.

Quizá la película baja el ritmo en algunos momentos, quizá pueda llegar a ser demasiado densa. Pero es una película trabajada al detalle, tanto en las diferentes capas de su guión como en el cuidado que demuestra con la imagen. Para muchos de los momentos fugaces de cambio, con planos que duran pocos segundos, crean un escenario, un vestuario, una composición trabajada, sabiendo que esa apuesta por calidad marca la diferencia, aunque suponga un coste. Siempre al servicio del lenguaje visual, no buscando la ostentación. Que esté producida bajo el paraguas de A24, posiblemente la mejor productora del momento, también ayuda. Los Daniels están rebosantes de ideas, como la de dividir los capítulos según el título de la película, y tantas otras. Es esperanzador que esté siendo un éxito de taquilla. Ojalá más como este, ojalá más triunfos del talento.

 

Todo a la vez en todas partes

Media Flipesci:
6.9
Título original:
Everything Everywhere All at Once
Director:
Dan Kwan
Actores:
Michelle Yeoh, Stephanie Hsu, Ke Huy Quan, James Hong, Jamie Lee Curtis, Tallie Medel, Jenny Slate
Fecha de estreno:
03/06/2022