Crónica del concierto de Nada Surf en Intxaurrondo (27 de noviembre)
Veinte años desde que publicasen el primer disco y Matthew Caws, Daniel Lorca e Ira Elliot, o lo que es lo mismo Nada Surf, siguen en la brecha. Veinte años desde que muchos conociésemos al grupo con aquel vídeo de Popular que la MTV programaba de manera desmesurada. Su sonido fue ablandándose con los años y la melodía se fue imponiendo a las guitarras herederas del grunge (parecido a lo que le pasó a Teenage Fanclub), aunque jamás tanto como para desterrarlas de sus canciones. Su capacidad de hacer canciones pegadizas, con grandes crescendos y un ligero aroma a himno han sido su seña de identidad todos estos años.
Matthew, Daniel e Ira, con Doug Gillard que se les unió en 2012, ya no van a sorprender a nadie, ni van a revolucionar el mundo del rock. Aunque su último disco, Peaceful ghosts, es una suerte de recopilatorio en directo en el que versionan algunas de sus canciones con una orquesta sinfónica, en el escenario están sólo ellos cuatro y el público sabe lo que van a ofrecer. Lo saben y por eso ha ido allí y ha llenado salas como la de Intxaurrondo el pasado domingo 27. Melodías, estribillos, guitarras, energía, vitalidad y muy buen rollo.
Matthew, con su aspecto del novio que querrías para tu hija, y Daniel, con su actitud de colega cómplice, tardan tan sólo unos minutos en meterse al público en el bolsillo. Mantienen esa sensación de cercanía y buen rollo durante toda la noche y no se cansan de interactuar con el público. Matthew en un torpe pero digno castellano, ayudado por Daniel (español de nacimento), explicaron canciones, contaron anécdotas, agradecieron la presencia del público, lamentaron el resultado de las elecciones (aquí y allí) y pidieron el voto para Ira Elliott (su fantástico batería) en la encuesta de Modern Drummer. Conocemos sus canciones desde hace dos décadas y parecería, dada la cercanía y complicidad, que somos todos amigos desde entonces. En medio de esa sensación de cercanía e intimidad ellos parecieron disfrutar tanto como nosotros, incluso el serio, y muy solvente guitarrista, Doug Gilliard.
Comenzaron potentes con Cold to see clear, la canción que abre su último disco de estudio You know who you are, demostrando lo que decíamos, que pasan los años pero Nada Surf sigue siendo Nada Surf. La voz de Matthew suena igual, las guitarras siguen siendo afiladas, las melodias brillan y siguen desprendiendo esa cercanía que les hace especiales en directo. Eso si, aunque los temas nuevos suenen frescos, los dos primeros grandes momentos de la noche llegan cuando retroceden primero a Happy Kid del disco Let Go (2002) y acto seguido a 80 Windows (presentada por Matthew como 80 ventanas), aquel himno incluido en The Proximity Effect de 1998. El público, entre el que había más gente joven de lo habitual, para entonces ya estaba enchufado, pero acogió estos temas con aún más entusiasmo. Hubo al comienzo algunos problemas con los pedales de Doug y un sonido no todo lo claro que se podría desear en algunos medios tiempos, como Jules & Jim. Según avanzaba el concierto esos problemas se fueron solucionando y Nada Surf sonaron contundentes, llevando sus composiciones por encima del resultado de las grabaciones en muchos casos.
Resulta esclarecedor que el disco que al que más recurren en el setlist sea Let Go (2002), su tercer trabajo y el primero que publicaron en su sello tras abandonar Elektra. El disco con el que cogieron el control de su carrera y que marco el rumbo estilístico que han seguido hasta entonces y que les ha llevado a conciertos como el del domingo. Un concierto en el que canciones nuevas como Cold to see clear, clásicas como Hi Speed soul o algunas que pasaron más desapercibidas en su momento como Concrete bed, mostraron a un grupo en forma, fresco y honesto. El colofón final, en unos bises coreados de principio a fin, llegó con Hyperspace, Popular, Always Love y Blankest year.
Con las luces encendidas y la gente emprendiendo el camino a casa con una sonrisa en los labios, el grupo volvió a salir a escena e interpretó, a capela, una delicada versión de Blizzard of ’77. La guinda que coronó una magnífica velada.
- Cold to see clear
- Whose Authority
- Weightless
- Believe you’re mine
- Happy Kid
- 80 Windows
- Rushing
- Concrete Bed
- Jules & Jim
- Killian’s red
- Hi speed soul
- Blonde on blonde
- Inside of love
- Friend Hospital
- When I Was young
- New bird
- The Fox
- Out of the dark
- Wear yer head
- See these bones
- Hyperspace
- Popular
- Always Love
- Blankest year
- Blizzard of ’77