7.5

El neonoir americano está de moda. Ese que tiene toques de western, que se desarrolla en lugares como Ebbing, Missouri. La América que viaja a otra velocidad aunque le afecten igual los problemas del mundo, por la globalización. Hemos visto hace poco películas tan interesantes como Frío en julio o la imprescindible Comanchería. Entre otras. Tipos duros, o eso quieren parecer, porque la virilidad también está en declive. Situaciones juguetonas, exageradas como las noticias que llegan de esos lugares perdidos. Ganas de comer un buen chuletón y la tarta casera. Y mucho descontento social en estos feudos de Donald Trump. Si Comanchería ponía en cuestión todo el sistema, principalmente representado por el bancario; aquí se duda de otra de las principales instituciones: la policía.

El problema no es tanto si de verdad se ha hecho lo posible por encontrar al asesino violador, que probablemente es realmente una empresa difícil y se ha hecho lo que se ha podido. El problema está en que parte de la sociedad ha perdido la fe en las fuerzas de seguridad. Porque ven como su racismo no desaparece al ritmo que muchos ciudadanos quisieran. Porque sienten que no defienden a quien deberían. Una crisis de confianza que, en el fondo, es la misma que impulsa a los hermanos de Comanchería. La decepción de sentir que ya no pueden creer en el sistema. Este clima de enfado y de necesidad de tomar las riendas uno mismo -algo muy de western- seguramente es lo que hace que este género, cimentado en el crimen y el western moderno, se ponga de moda. Eso sí, el tono aquí es bien distinto.

Uno lee la sinopsis de esta película y piensa en un drama festivalero, con sabor genuinamente americano. Y es algo de eso también, pero lo que más llama la atención es que es una comedia de carcajada y aplauso. Un doble tono muy peligroso que además juega con el esperpento a un nivel que podría conseguir la desconexión del público, pero no. Es tan honesta que es difícil acusar como defectos cuestiones que claramente son decisiones voluntarias. Y aunque los personajes sean muy exagerados, dentro de su esquema, tienen alma y sus acciones pueden llegar a emocionar.

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Una buena razón por la que los personajes funcionan es el estupendo reparto. No solo porque son grandes intérpretes, sino por la acertadas decisiones de casting. Si a Woody Harrelson le das el papel que sabe hacer, te lo borda. Tiene chispa, es country, carismático, emocional. Si a Frances McDormand le das un personaje en el que se pueda lucir, tienes todo hecho. Es divertida, agresiva, y de nuevo, muy carismática. Para Sam Rockwell, un personaje con el que pueda jugar. Es un actor excelente que llevaba un tiempo algo fuera de la primera línea. Y si tienes un personaje de enano, obviamente, vas a contratar al mejor. Sí, Peter Dinklage, claro, si ya era el más indicado antes de ser un Lannister, ahora es imprescindible.

Y si a esos actores, y a otros estupendos secundarios, les das unas réplicas brillantes, de esas que es casi imposible que en el mundo real alguien articule al instante, tienes un drama desternillante. Unas réplicas que van, en muchos casos, cargadas de ironía política. Puyas a la Iglesia, al racismo, a la homofobia. También hay una defensa inherente a la libertad de expresión, ese emblema de los americanos. Este género se está convirtiendo en una de las formas más elegantes de gritar contra todo lo que funciona mal en Estados Unidos. Que sigan.

Tres anuncios en las afueras

Media Flipesci:
8
Título original:
Three Billboards Outside Ebbing, Missouri
Director:
Martin McDonagh
Actores:
Peter Dinklage, Woody Harrelson, Abbie Cornish, Sam Rockwell, Caleb Landry Jones, Kerry Condon, Frances McDormand
Fecha de estreno:
12/01/2018