Love me not

La película griega de Alexandros Avranas, director que ganó el León de Plata de Venecia con Miss Violence en 2013, ha sido una de las peor recibidas en Flipesci, con tan solo 4’3 puntos en el momento de escribir estas líneas.

La película comienza contando la historia de un matrimonio adinerado que contrata a una atractiva joven sin recursos para que ejerza de madre de alquiler. La joven coquetea con el marido y la esposa parece inquieta. A partir de aquí la historia irá volviéndose más truculenta por momentos.

Love me not

El estilo recuerda a Lanthimos, con sus personajes actuando de esa forma extraña tan característica y poco natural. No es fácil justificar esta elección de estilo más allá de que hoy por hoy el el referente más claro del cine de autor griego. Quizá quisiera reforzar el aspecto de engaño que, más tarde, se descubrirá en la trama. Engaño que es la mejor virtud de la película, que en su primer tercio tarda en descubrir sus cartas y juega con el espectador. Una vez desvelado el juego, la historia se vuelve más obvia para acabar cayendo en un truculencia algo excesiva y gratuita.

Pororoca

Otra película que va enturbiándose según pasa el metraje es Pororoca, del rumano Constantin Popescu. La diferencia, importante, es que aquí no sólo está justificado el cambio de tono, sino que ese es el auténtico centro de la película.

Cristina y Tudor son un matrimonio feliz, sin problemas económicos, con dos hijos estupendos que ven cambiar sus vidas cuando Tudor pierde a su hija una mañana en el parque.

Pororoca 2

En ese momento comienza un viaje descendente que pasa por las paradas del miedo, reproches, sospechas, culpabilidad, enfado, desesperación e impotencia. Del mismo modo que unos párrafos arriba decía que el estilo de Love me not recordaba a Lanthimos (máximo exponente del cine griego de autor), esta es una película con un estilo «muy rumano», muy reconocible. Pero volvamos a marcar la diferencia entre las dos: si entonces no sabía justificarlo, ahora digo que el estilo encaja como un guante en la historia. Lento, con pausa, dando tiempo al personaje para evolucionar, deseperarse, dejando claros los tiempos de la espera, pero sin perder nunca el pulso narrativo.

Tras cocer a fuego lento la historia durante muchos minutos la película entra en ebullición en sus últimos minutos de una manera potentísima y, como decíamos, plenamente justificada. Una de las mejores películas de la Sección Oficial.

Muchos hijos un mono y un castillo

Fuera de Sección Oficial, en Zabaltegi, hemos podido ver un divertidísimo documental sobre la alocada familia, especialmente la madre, de Gustavo Salmerón,en el que es su debut como director de largometrajes.

Las risas están aseguradas porque la mujer es todo un personaje, aunque también es cierto que un poquito de tijera no le hubiese venido mal, porque al final termina siendo siempre un poco lo mismo, pero ese lo mismo es muy divertido, así que no dudo en recomendar ir a verla cuando se tenga ocasión. No me extrañaría un Goya al mejor documental.

También pude ver No intenso agora, una de las mejores películas de este año. Dentro y fuera del Zinemaldia; pero ya hablaré más extendido sobre eso porque merece la pena. Ahora os dejo con Iñaki intentando no mojarse mientras habla de You never… you were never… de En realidad, nunca estuviste aquí.

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