- Las ventanas: «Para que las cosas cambien se necesitan puntos de acción radicales que rompan lo establecido. Las ventanas están obsoletas y lo saben hasta quien las defiende» (Àngel Sala).
- Beneficios del VOD: «A la industria aporta, desde luego, que se realicen y tengan exhibición mundial productos que de otra manera lo tenían complicado para existir, o al menos para verse» (Josemi Beltrán)
- El futuro de las salas: «Hay que apostar por el gran formato, las salas especializadas y locales en los centros de las ciudades.» (Àngel Sala)
- El trato con las plataformas VOD: «De momento las plataformas multinacionales solo hablan con los certámenes de mayor poder y formato de tú a tú y a veces es complicado que «liberen» una película para un festival.» (Josemi Beltran)
Otro nuevo punto de vista en nuestra serie de artículos sobre el impacto de las plataformas de cine por internet, el VOD. Tras hablar con exhibidores, directores y productores, ahora es el turno de preguntar a programadores. Una de las discusiones habituales sobre el tema es si las películas que van directamente a VOD pueden competir en premios y festivales, el famoso enfrentamiento Cannes vs. Netflix. Por eso hemos hablado directamente con Àngel Sala (director del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges) y con Josemi Beltrán (responsable de la unidad de cine de Donostia Kultura y de su Semana de Terror).
¿Pueden convivir cines y VOD?
Ángel Sala: No solo pueden sino que deben, eso sí, modificando los criterios ya obsoletos de distribución y exhibición. Hay que dejar claro que estamos ante una nueva era en la forma de ver los contenidos audiovisuales y que esa forma será híbrida, desarrollándose en cines y en home.
Josemi Beltrán: Por supuesto, son modelos que están conviviendo, y que convivirán. El asunto es con qué perfiles de contenido cada uno de ellos, y si habrá mezclas. El sistema de ventanas y tiempos, desde luego, ya está cambiando.
¿Qué te parece el modelo de Netflix frente al Filmin o Amazon que si respetan las ventanas?
A.S. – Me parece un modelo arriesgado pero necesario. Para que las cosas cambien se necesitan puntos de acción radicales que rompan lo establecido. Las ventanas están obsoletas y lo saben hasta quien las defiende. Además, Netflix ofrece un producto exclusivo equivalente a aquel viejo DTV (direct to video) pero de más calidad. A la vez está abriendo las puertas a que ciertas películas las vea mas gente que la que iría a las salas, como ciertos productos de género o algunas producciones asiáticas. Netflix es el gran videoclub contemporáneo pero con un plus de calidad.
J.B. -Yo creo que es un modelo que se deriva no sólo de su política propia, sino también de las propias tendencias del audiovisual en los últimos años: las series han tirado del VOD de forma alucinante, a nivel mundial. Es curioso como ahora se crea una polémica con los largometrajes, cuando, por otro lado, otros comentan que «el cine más interesante está en las series». Yo tampoco estoy del todo de acuerdo con esto último, lo que sí está claro es que hablar de fronteras y formatos cada vez tiene menos sentido desde el punto de vista creativo y del espectador. Además, ¿cuantas películas ya no tenían cabida en las salas de cine? Creo que las salas comerciales están prácticamente monopolizadas ya por los productos más mainstream, y solo en algunas ciudades y países con circuítos de cine de autor, el debate tiene más sentido. Las distribuidoras de ese tipo de cine adulto, independiente…tendrán que intentar, por un lado acortar los tiempos de estreno de las películas en cine, y por otro acortar también los tiempos de salida posterior en VOD. El cine, cuando sea posible el estreno, va a apoyar promocionalmente que la película luego también se conozca mejor. También quiero dejar claro que el caso de la cartelera donostiarra, a todos los niveles, es una excepción en el caso de España y que habló de un panorama general. Si todos los cines tuvieran la política de SADE de los últimos años, otro gallo habría cantado acaso…
¿El peso de estos gigantes, que aglutinan todos los aspectos de la industria (producen, distribuyen, exhiben), es demasiado fuerte?
A.S. – Es muy influyente, empieza a ser imposible programar festivales o dedicarse a la distribución o exhibición sin contar con ellos. Netflix o Amazon ya son imprescindibles en el campo de la producción tanto en películas como en series. En lo que a mi respecta principalmente, la programación de un festival, hay que considerarlos ya como estudios, con una especialidad en la negociación importante.
J.B. – Si hablamos de la política por territorios, como espectador el tener una ventana mundial donde acceder subtitulado a productos de distintos países asiáticos, europeos, que jamás habrían llegado al cine de nuestro país, es alucinante…Igual no tiene que ser Netflix, pero como cinéfilo ¿no nos gustaría la ventana única de vídeo con clásicos y cosas modernas? Como sucede con la música… No sé si vamos a llegar a esto, o si tendremos que navegar por distintos servicios vod según el tipo de cine que busquemos. Obviamente, a nivel empresarial eso puede ser un cataclismo y un monopolio, y supondría desaparición de muchos agentes interesantes que intervienen hoy en día, como los pequeños distribuidores, las agencias de ventas, etc, y a los cuales hay que darles las gracias por hacernos llegar esos títulos difíciles, en cine o en vod, a España en nuestro caso.
¿Cuál crees que es el sistema ideal de convivencia del VOD y las salas?
A.S. – Las salas deben desarrollar un nuevo sistema de exhibición que las diferencie, que haga única la experiencia de consumir audiovisual en ellas. Bien con el gran formato, IMAX y similares, que es algo que en España está muy poco desarrollado en comparación sobre todo con USA y Asia, o con salas especializadas que cuiden el producto especialmente. Muchos de los contenidos pueden tener una vida limitada en salas e incluso casi paralela a los circuitos VOD o de plataformas. Están también las exhibiciones o eventos, los cines de repertorio de clásicos o cine de culto muy especializado, algo que las plataformas no están cuidando y que tiene demanda. Pero la coexistencia no solo es posible, es necesaria.
J.B.- Esa convivencia se va a ir dando según los casos; pero sin ser un ideal, creo que las tendencias van a ir por esta convivencia: Salas comerciales en su mayoría para los grandes estrenos-acontecimiento como las películas familiares, los Oscars, taquillazos, etc. Salas de autor, pequeñas, para estrenos que al poco podrían salir en vod. Por último el VOD para un cine de consumo más continuado, que se convertirá en una cartelera con mucho más atractivo que la comercial a menudo para muchos cinéfilos, con documentales, animación, cine de género, cine más adulto…
¿Son los cines los que boicotean a Netflix o es Netflix quién boicotea a los cines?
A.S. – Creo que Netflix empezó con una política radical de ignorar el negocio en salas e incluso en festivales, pero eso cambiará. Hay que fijarse que ahora el debate es si las películas Netflix pueden participar en las secciones competitivas o en los Oscar pero ya se habla de que estén o han estado en muchos certámenes. Ya ha cambiado la perspectiva, con lo que también pasará con las salas. Muchos «originales» de Netflix se ven en salas en sus países de origen, sobre todo las producciones de Corea del Sur, China o Japón o Aniquilación se ha estrenado en salas de Estados Unidos.
J.B.- Creo que los conceptos de «boicoteo» están de sobra en este debate…exceptuando la polémica Cannes. Netflix propone un modelo de negocio que productoras y creativos aceptan. Posiblemente porque les resulta más rentable y/o interesante a veces que pelear por un estreno en cines, a menudo algo casi imposible.
¿Qué está aportando el VOD a la industria del cine?
A.S. – Está aportando una mayor distribución de todo tipo de productos, llegando a más público. Hay algunas películas que no despiertan el interés en salas pero si en circuitos VOD, incluso películas que nunca habrían sido éxitos que han alcanzado excelente difusión en VOD como Brimstone, un western con toques de horror que presentamos en Sitges el pasado año.
J.B.- A la industria aporta, desde luego, que se realicen y tengan exhibición mundial productos que de otra manera lo tenían complicado para existir, o al menos para verse. No hablo solo de creadores de Estados Unidos. Provoca trabajo, otra cosa son las condiciones económicas de compra, y la desaparición de intermediarios que comentaba antes.
Como espectadores, desde luego, es un enriquecimiento de oferta.
¿El auge del VOD, con Netflix y Amazon a la cabeza, está creando una burbuja de producciones? ¿Se está pagando por encima del mercado?
A.S. – Sí y es inevitable. Muchos distribuidores independientes estaban pagando a la baja para conseguir producto que fuera rentable según ventas a TV o previsiones de taquilla. A veces se esperaba a que el producto fuera uno o dos años «viejo» para comprar barato. Sobre todo eso ocurría con el cine asiático. Pero ahora Netflix ofrece suculentos contratos a nivel mundial y las pequeñas cifras de los distribuidores locales no interesan. También Netflix ha reventado precios para hacerse con impactos mediáticos como Aniquilación o Cloverfield Paradox.
J.B.- Desconozco el tema precios, y no sé si hay un precio por encima de mercado en un mundo tan variopinto como el cine. Sí me consta de creadores-productoras a los que ha resultado más rentable y sencillo vender directamente sus derechos a un Amazon, por ejemplo. No sé si esto durará mucho, o el mercado también se irá regulando de otro modo.
¿Se ruedan demasiadas películas? ¿Hay sitio para todas?
A.S. – Hay una inflación de producto, sobre todo de géneros como el terror que es barato y se compra bien por operadores VOD, sin contra mucho la calidad. Pero la aparición de más plataformas y canales VOD hace imposible detener la demanda de contenidos y la consiguiente oferta masiva.
J.B. – A menudo me pregunto eso cuando voy a un mercado como el de Cannes, pero parece ser que sí. El consumo de audiovisual hoy es más grande que nunca, en muchísimos canales más que la sala.Hay muchísimos mercados ya más que emergentes y más importantes para Estados Unidos que España, por ejemplo China o países árabe. Pero, sí, hay sitio para todas, y ahora el reto del aficionado es bucear y buscar por donde salen, encontrarlas, valorarlas… Pero como pasa con todos los libros que se publican en el mundo.
¿Cómo ves el futuro de las salas de cines a medio plazo?
A.S. – Soy optimista, debe haber cambios de filosofía pero la gente sigue consumiendo cine en salas. Masivamente en USA o Asia, pero las cifras en Europa también son altas aunque hayan bajado. Nada será como hace una década , pero habrá un mantenimiento de cifras. Aunque hay que apostar por el gran formato, las salas especializadas y locales en los centros de las ciudades. Quizá la cultura de multiplex de extrarradio es algo caduca, aunque se mantendrá, pero no se aumentará.
J.B.- A lo que he dicho antes le sumaría la exhibición cultural. El cine sigue siendo una forma de expresión cultural, y un arte con su historia, sus filmotecas, retrospectivas de todo tipo, muestras y festivales, que van a seguir estando ahí para orientar sobre el pasado y presente del cine, y también sobre su futuro, para dar pistas de tendencias, para dar a conocer a autores… Esto lo harán instituciones, asociaciones,cine-clubes y similares. Luego, la esencia del cine como espectáculo colectivo seguirá estando ahí, para compartirlo. Las salas comerciales, aunque lo del 3D no haya funcionado, se centrarán cada vez más en el gran espectáculo. Solo hay que ver como el calendario de gigantes como Disney deja cada vez menos hueco a ningún otro gran estreno a lo largo de un mismo año, y como está planificado a muy largo plazo. Pero, ojo, a la vez con una estrategia fuerte de VOD, con series y estrenos de esas mismas pelis, como la misma Disney ya ha anunciado.
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¿Internet -tanto la piratería como el VOD- es la causante del descenso de asistencia a las salas o más bien la VOD es la respuesta a un desinterés del público por ir al cine? ¿Deberían los cines hacer más autocrítica?
A.S. – La piratería ha hecho daño, sobre todo en países como España en que hay un equivocado sentido de que la cultura debe ser gratis. Además aquí hay una piratería «legalizada» en Blu-ray y DVD que ha destrozado a muchísimos distribuidores de home video a base de editar sin derechos. En USA o Inglaterra incluso en Italia o Francia se editan colecciones de prestigio como Criterion o Arrow, que se venden bien y consiguen sustentar la industria del Blu-Ray/DVD. Aquí muchos de esos títulos de coleccionista o de culto salen sin derechos por marcas piratas distribuidas en grandes superficies, hasta en FNAC y El Corte Inglés. Es de locos, da una imagen de república bananera.
J.B.- Aparte de los cambios de hábitos de consumo cultural, que hacen que para muchos jóvenes el cine ya no sea una prioridad de ocio, en el caso de España está claro que la piratería fue lo que más daño hizo…Si a eso le sumas la crisis económica y los precios, son razones muy claras. Por desgracia, se perdió la costumbre de valorar y pagar por una película y el VOD ha llegado precisamente para volver a intentar valorar eso a nivel doméstico, en un territorio ya muy quemado. No creo que sea tanto responsabilidad de los cines como de esos otros factores.
Las producciones que van directamente a VOD, sin paso por salas, ¿deberían optar a premios y festivales de cine?
A.S. – El cine no es solo lo que se pasa en salas. Muchos de los grandes éxitos de taquilla en salas tienen poco de cinematograficos, como algunas comedias penosas francesas o españolas, sin embargo estrenos en Netflix como Aniquilación u Okja son espléndidas. Deberían optar a. premios y siempre se ha producido esa excepcionalidad respecto a productos televisivos en el pasado. Fanny & Alexander era una serie de TV que ganó Oscars o El diablo sobre ruedas de Spielberg era un «tv movie de la semana». El debate es estéril y antiguo, el cine es mucho más de lo que se ve en salas. Además, antes de Netflix muchas películas que se exhibían en festivales tampoco se estrenaban luego en salas o lo hacían en Home video. Es una polémica interesada o excesivamente fundamentalista. Daros cuenta que directores defensores del cine puro e incluso del 35 mm trabajan para Netflix ahora como Scorsese.
J.B.- A festivales yo tengo claro que sí, y a premios, según también que premios… Las normativas de grandes premios como Oscars o Cannes u otros festivales entiendo que sean más rígidas. No pasará lo mismo en otros certámenes y llegará un momento en que veamos los «Oscars del vod» acaso, como ya pueden ser en parte los Emmy.
Los festivales, si las plataformas y productoras quieren, deben seguir poniendo en valor, dando a conocer, y proyectando en colectivo y en público sea antes, a la vez o después, las películas de VOD. En la mayoría de los casos, aunque eso nos haga perder el carácter première, si la proyección es evento, con presencia de autores, o tiene un contexto adecuado, eso será bueno para todos.
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Ya habéis programado películas de plataformas VOD, ¿Cómo fue la comunicación con ellas?
A.S. – Será algo cada vez más común respecto a producciones propias de los operadores, adquisiciones o incluso dando la oportunidad de ver en pantalla grande películas que ya estén emitiéndose en streaming como hicimos con Okja. con una gran respuesta. Brimstone se pasó en la sección oficial de Sitges casi de forma simultánea a su estreno en Movistar con una respuesta masiva. El método será la negociación y dando la oportunidad de promocionar el producto a los operadores de streaming y VOD de manera similar a lo que se hace con los estudios o distribuidoras tradicionales.
J.B.- De momento las plataformas multinacionales solo hablan con los certámenes de mayor poder y formato de tú a tú y a veces es complicado que «liberen» una película para un festival, aunque sea posterior a su estreno en la plataforma. Pero con otras plataformas tan interesantes como Filmin o cadenas como Movistar ya hemos hecho acuerdos en proyecciones locales en San Sebastian. Creo que con el tiempo deberá ser más fácil que valoren que los festivales no son un enemigo, a menudo es más cuestión de no añadirse trabajo, y de que tienen una dinámica muy distinta.
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