En El Contraplano queríamos escribir sobre un tema que nos preocupa, el impacto del cine online y principalmente del peso de Netflix. Pensamos que era conveniente hablar en profundidad con gente del sector. Al final, como habéis podido comprobar si habéis seguido nuestra serie sobre el impacto del VOD, el volumen de entrevistas ha crecido tanto que yo creo que estos textos finales que haremos Ricardo y yo, cada uno con sus pensamientos, son casi innecesarios. Os recomiendo leer a fondo las entrevistas, a las cuales, por supuesto me referiré seleccionando lo que a mí más me interesa.

Hemos conseguido hablar con gente muy importante del sector pero ha sido imposible hablar con Netflix. No sería grave si fuera solo ante un medio humilde como el nuestro pero es una opacidad general, es muy difícil que se atrevan a responder en público a preguntas concretas. Sobre su política con los estrenos en salas es difícil afirmar nada de forma rotunda, entre otras cosas porque, además de secreta, es posible que sea cambiante. En cualquier caso, el silencio de esta compañía es, seguramente, más significativo que cualquier respuesta.

Un compañía muy grande en una industria ineficiente

Douglas Rushkoff, en su libro Throwing Rocks to the Google Bus, habla de cómo las grandes compañías tecnológicas atacan los sectores más débiles aprovechando el músculo de sus accionistas. Os dejo este extracto de una entrevista en eldiario.es que os recomiendo leer entera:

“¿Por qué eligió Uber a los taxis? ¿Porque quería quedarse en el negocio del taxi porque es una industria genial que le iba a permitir crear una compañía multimillonaria?”, se pregunta. “No, es porque los taxis son una industria ineficiente, terrible, de crecimiento lento y casi insostenible, lo que quiere decir que puedes tomar el control si tienes el capital suficiente”, se responde.

En su libro, Rushkoff habla de Uber, de Amazon y, por supuesto, de Netflix. Son empresas que tienen en común su enorme capital que les permite tener grandes pérdidas mientras se van haciendo indispensables. Hablemos pues de la industria ineficiente y de la enorme compañía.

Una industria ineficiente

El éxito de Netflix no sería posible si no fuera por lo mismo que ocurre en el ejemplo comentado de Uber: la situación previa es una industria ineficiente. Ni las distribuidoras clásicas ni los exhibidores estaban sabiendo adaptarse a las nuevas tecnologías y convivir. En Francia, terreno del conflicto entre Cannes y Netflix, hay una ventana para VOD de 3 años. Si Netflix estrena en cines franceses (condición actual para competir en Cannes), no podría emitir en su plataforma en 3 años -¡incluso aunque la hayan producido ellos mismos! Está claro que no es una opción razonable. Es un sistema que sigue anclado en mecanismos que ya no tienen sentido. Esto nos dijeron Vincent Maraval (director de ventas internacionales de Wild Bunch, la productora y distribuidora más importante de Europa); y Angel Sala, director del festival de Sitges:

 

Vincent Maraval:

La ventana de distribución es una confiscación de los derechos a sus propietarios, los creadores, en beneficio de los grandes grupos de distribución. Es la primavera de los piratas y de los lobbys de poderosas viejas familias francesas que han controlado la economía desde hace décadas. Impide la entrada a todo lo nuevo, todo dinamismo y toda renovación. Está matando la innovación.

 

Angel Sala:

Las ventanas están obsoletas y lo saben hasta quien las defiende.

 

En España no es tan exagerado, hablamos de 4 meses en el caso de DVD, vídeo y TV. El VOD aún tiene un cierto vacío legal en eso pero se pretende tácitamente que cumpla los 4 meses. Hablábamos con Coro Odriozola, la gerente de los cines SADE:

 

Coro Odriozola:

No tiene sentido que haya que esperar cuatro meses para que se estrenen en una plataforma digital películas que sólo han estado una o dos semanas en el cine porque no han tenido éxito. Hacer esperar cuatro meses a esas películas me parece muy duro porque quién hace una película la hace para que la gente la vea.

 

Esta misma opinión se repite en otras entrevistas. Por otra parte, si una película se estrena directamente online, los cines españoles tienen un pacto de no estrenarla. ¿Se consigue algo con esto? Coro no lo tiene muy claro, aunque entiende las razones de esta decisión. En mi opinión, negarse a estrenar un título importante acelera la irrelevancia de los cines, y es una opción que, en cualquier caso, no beneficia al espectador. El problema es que la actitud de los cines es de resistencia rocosa, y al final, sucede que el agua horada la roca y no al revés. Si no toman otras medidas están abocados al fracaso -aunque si las toman, quizá también, no lo sé.

En esa inmovilidad entra también la baja calidad de algunas salas. En nuestra serie de entrevistas hay varias referencias a ello. Escojo dos, Fernando Bovaira, productor, y de nuevo, Maraval:

 

Vincent Maraval:

La calidad de las salas de cine en China y en otros lugares creadas en los últimos 5 años han hecho que le mercado de salas de cine se mantenga dinámico.  El problema es de las salas que no se reinventan, esperan a sentirse amenazadas, para a continuación, quejarse y tratar de encontrar mecanismos de protección antes de decidir renovarse.


Fernando Bovaira:

Los cines se van a ver abocados a una modernización de sus salas. Para sacar a la gente de casa van a tener que darles unas condiciones de imagen, de sonido, de confort, de restauración y con restauración me refiero a comida y bebida.

 

Hay otros planteamientos, como el de CineCiutat, un cine rescatado por sus ciudadanos. Pero a ellos también les cuesta. Lo explica así Javi Pachón, su presidente:

 

Javi Pachón:

No te sé decir si es sostenible, pero te puedo decir que estamos abiertos. Cada día que Cineciutat siga abierto es un éxito; pero si se cierra sería lo más normal del mundo, teniendo en cuenta el contexto que nos rodea; en general.

 

Es en este escenario de sector ineficaz, como el del taxi o el de la mensajería, en el que los accionistas de una empresa como Netflix, que nació hace años sin más pretensiones que alquilar DVDs a domicilio con una tarifa plana, han decidido meter mucho dinero. Tienen las de ganar si los cines no consiguen demostrar que son sostenibles y eficaces, atraer de nuevo al público ofreciendo calidad y convenciendo de sus puntos fuertes. Insisto: ni sé si es posible y desde luego, no es fácil. Lo que tengo claro es que dar la partida por perdida antes de jugarla no suele funcionar.

El impacto del VOD: Estado actual del cine

09/04/2018 - Ricardo Fernández

El primero de una serie de artículos sobre el impacto de la VOD (encabezado por Netflix) en la exhibición y producción de películas. En este analizamos el estado actual del cine, con datos objetivos sobre la evolución de asistencia al cine así como el número y tipo de cines que hay y el número y tipo de películas que se producen. Leer más

Cabe preguntarse también, no solo si los cines son sostenibles, sino si el propio Netflix es sostenible. Por su opacidad tenemos pocos datos sobre cómo funcionan las películas. Por otra parte, está pagando grandes cantidades por títulos destinados al fracaso, como la tercera parte de Cloverfield -que ha recibido palos por todas partes- o Aniquilación que aunque ha tenido buenas críticas no ha funcionado bien en salas -como ya habían augurado sus pases de prueba. Los datos de taquilla de cines los conocemos al dedillo, pero es difícil saber si Netflix va a poder mantenerse, al menos de esta manera. Nos preguntamos entonces: ¿está pagando por encima del mercado para entrar? Nuestros entrevistados, lógicamente, no tienen los datos, pero algunos se mojan:

 

Angel Sala:

Netflix ofrece suculentos contratos a nivel mundial y las pequeñas cifras de los distribuidores locales no interesan. También Netflix ha reventado precios para hacerse con impactos mediáticos como Aniquilación o Cloverfield Paradox.

 

Fernando Bovaira:

Hay una inflación un poco desmesurada.

 

Esto es importante, porque de ser cierto, se desvanece la idea de Netflix como salvador de la producción cinematográfica. Y lo que es más importante, estaría compitiendo a unos precios insostenibles para todos, con el perjuicio que eso supone (dumping).

Netflix: una compañía muy grande

Netflix tiene ya un tamaño suficiente como para que sea muy difícil para los agentes pequeños negociar con él. Veamos aquí lo que comenta Josemi Beltrán, director de la Semana de Terror, un evento relativamente modesto pero que mueve a cientos de espectadores durante una semana:

 

Josemi Beltrán:

[…] las plataformas multinacionales solo hablan con los certámenes de mayor poder y formato de tú a tú y a veces es complicado que “liberen” una película para un festival, aunque sea posterior a su estreno en la plataforma.

 

Hay que tener en cuenta que Netflix es grande no solo cuantitativamente, sino estructuralmente. Hasta ahora, el esquema clásico se distribuía en tres grandes bloques: producción, distribución y exhibición. Los que hacen las películas, los que las mueven y los que las ofrecen al público. Netflix es siempre exhibición, pero también actúa habitualmente como distribución, y si hablamos de sus Originals, también es producción por lo que cubriría todo el proceso.

Esto es bueno en algunos aspectos, si Netflix se empeña en que una película exista, tiene todos los medios para conseguirlo. Jaume Ripoll, fundador de Filmin, es positivo, con matices; Jon Garaño, director de Handia, es más cauteloso, con esperanza:

 

Jaume Ripoll:

Su presencia es muy positiva pues está ayudando a muchos productores a realizar proyectos que hasta ahora no podían hacer. Así pues, bienvenidos sean. Eso sí, cuando más rico y variado sea el ecosistema de plataformas, más posibilidades tendrán aquellos que quieran llevar a cabo proyectos singulares y aquellos espectadores que busquen algo más que las series populares o la película de gran estudio.

 

Jon Garaño:

Tienen el peligro de acabar controlándolo todo y eso no me gusta. Por motivos éticos primero y después por el riesgo de que solo se produzcan películas y series que sean económicamente muy rentables sin tener en cuenta otros aspectos como la calidad o la diversidad. De todas formas, creo que siempre habrá resquicios para otro tipo de cine. En realidad tampoco es tan diferente a la situación actual: los estudios de cine han producido un tipo cine y los cineastas independientes han elegido otros caminos. Eso seguirá siendo así.

 

Javi Pachón también habla de la diversificación y hace diferencias entre plataformas:

 

Javi Pachón:

La concentración es un problema para la diversificación, obvio. Quiero decir, Disney tiene Pixar, Miramax, Marvel, Lucasfilms y ahora Fox, ¿eso es demasiado control? Pues tal vez si, ¿Deadpool 3 ahora no va a decir tacos porque es de Disney? Si eso ocurre tenemos un problema para la diversificación. Si ocurre lo mismo por la parte de las plataformas tendremos un problema. Por ejemplo, no creo que Filmin y Mubi supongan un problema para la diversificación. Amazon y Netflix igual sí.

 

Lo último que hemos sabido, ya después de estas entrevistas, es que Netflix está planteando hacerse con algunas salas de cine para controlar también la exhibición en salas y no solamente online.

 

Si seguís el hilo de Emilio veréis que plantea el problema que puede surgir en USA porque ya hay regulación antimonopolio que impide que los estudios controlen también las salas. Insisto en eso: es una regulación que ya existe. Más allá de esta problemática concreta, deberíamos plantearnos si este tipo de protección debería afectar incluso a la exhibición online, especialmente en la medida en que Netflix está creciendo tanto que puede llegar a ser comparable (¿lo es ya?). Hasta ahora no era un problema porque eran mercados muy secundarios con películas de baja calidad. Ahora Netflix está adquiriendo -y quizá con menor acierto produciendo- algunas películas a priori interesantes. Si se quiere acceder a ellas no hay más remedio que pagar la cuota mensual. Nadie te obliga, claro, pero es la única opción (legal) de acceder a ese contenido. Antes, una película estaba en Canal Plus pero también podías alquilarla en un videoclub, o esperar a que llegara a los canales gratuitos. Ahora no sabemos qué hará Netflix con esas películas. No hay protocolos ni regulación.

Pensemos en los videoclubs, los abuelos de Netflix, que cumplían el mismo cometido de exhibición doméstica. ¿Alguien se imagina ir a un videoclub a por una película y que te digan que no, que esa la tienen solo los videoclubs de determinada franquicia? O que pasara lo mismo en cines y, por ejemplo, solo CINESA pudiera poner la última de Tarantino. ¿Por qué hemos asumido la exclusividad de los catálogos como algo razonable? ¿Cuándo lo asumimos? En música ocurre lo mismo. Está el modelo de Tidal con exclusividad para ciertos artistas y el de Spotify que no limita a nadie. Yo tengo claro cuál es el modelo que voy a apoyar. El director Jaime Rosales toca el tema de las grandes compañías de Internet:

 

Jaime Rosales:

(Internet) Está dominado por cinco o seis compañías. Eso es un gran problema. Ese nivel de concentración no se había visto desde que se desmanteló la Standard Oil de Rockefeller.

Nadie nos obliga a contratar Netflix, claro que no. Tampoco nadie obligaba a usar Internet Explorer en Windows, pero la UE le dio un multazo a Microsoft solo por el hecho de no darte a elegir el navegador. No costaba dinero. No llevaba más de dos minutos instalar otro. No había ningún tipo de incompatibilidad. Pero aún así, la UE decidió ser inflexible con esto porque consideraba que no era justo para el mercado. Ahora venden mandos de televisión con el botón de Netflix incorporado.

 

¿El usuario tiene la última palabra?

Soy un gran defensor del consumo responsable y no quiero restarle importancia, creo que nuestras decisiones como usuarios son muy relevantes, pero también creo que a veces sobrevaloramos nuestro poder.

 

Xabi Berzosa:

El tema es si Netflix está utilizando la situación actual y su poder para dañar el margen de las salas y socavarlas; pero eso vendrá dado porque alguien le ha dado un poder a Netflix que no le corresponde. El poder que tiene Netflix no lo ha robado, se lo hemos dado los usuarios. Si los usuarios cogemos Netflix y dejamos de ir a las salas, las salas morirán; pero no será por Netflix, será porque los usuarios hemos dejado de ir al cine, de entender que son cosas diferentes y de seguir consumiendo las dos. Los que queremos cine en las salas tendremos Netflix y seguiremos yendo a las salas, y si Netflix se pasa dejaremos de tener Netflix.

 

Claro que si todos dejamos de usar Netflix desaparecerá inevitablemente. Claro que podemos presionar, hasta cierto punto, pero cuando hablamos de una compañía tan grande, las cosas no son tan sencillas. Voy a poner un ejemplo paradigmático: la guerra entre el VHS y BETA de hace ya muchos años. Se suele decir que la calidad de BETA era superior -no voy a entrar en ese debate. La cuestión es que no decidieron los usuarios en función de la calidad del producto. Dependió más de los estudios terminaran apoyando al VHS. Simplemente había más oferta. Podríamos poner el ejemplo del Blu Ray contra el HD DVD. O el más claro, aunque menos conocido, el formato OGG muy superior en todo al MP3 que sin embargo se impuso sobradamente. La preferencia del usuario solo es un elemento más, relevante con suerte, pero no definitivo.

No es tan fácil que los usuarios puedan ir contra las decisiones de grandes poderes económicos, especialmente cuando hay accionistas dispuestos a aguantar años de pérdidas. Especialmente cuando requiere decisiones organizadas, y no es de esperar que vayan a tomarse el esfuerzo si la injusticia no es flagrante. ¿Los usuarios habrían conseguido que Microsoft no diera por defecto el Internet Explorer? ¿Alguien tomaría la decisión de no usar Windows por ese detalle? No podemos hipotecarlo todo a la acción tajante de dejar de consumir. Berzosa dice “si Netflix se pasa dejaremos de tener Netflix”. ¿Cuánto se tiene que pasar? Por eso es necesario que también actúen los organismos. Hay una dirección que protege los intereses de los accionistas, necesitamos que nuestros representantes protejan los derechos de los usuarios. Necesitamos una regulación moderna y eficaz.

¿Cómo se regula esto? ¿Cómo aseguras que una distribuidora de cine tenga acceso a una película de Netflix si lo desea? ¿Cómo determinas si una película no se ha distribuido porque Netflix no quiere o porque a nadie le ha interesado? Desde luego, no es fácil. Como escribió Fermat sobre la demostración de su famoso teorema, “el margen del libro es muy pequeño para poner aquí la solución”. De momento, me conformaría con que estuviésemos de acuerdo en que conviene intervenir.

 

El modelo que me gusta

Siempre he estado a favor de poder acceder de muchas maneras a la cultura. Pero añadir una manera no debe servir para bloquear otra. Cuanto antes se estrene en VOD, mejor, pero que no sirva para impedir el estreno en cines. Me gusta la opción de Filmin:

 

Jaume Ripoll:

Primero cines, después internet. Beneficia a la película, satisface a los creadores y, poco o mucho, permite ampliar el público.

 

También hay una alternativa que muchas veces olvidamos y es la distribución pública. De la misma manera que garantizamos el acceso a los libros en las bibliotecas, tenemos pases en cines de gestión pública. En Donosti el ejemplo es claro con la programación en Tabakalera que permite saltarse la ley del mercado. En muchas ciudades hay centros culturales o filmotecas y sospecho que habrá más cada vez. También están los festivales. Casi todos nuestros entrevistados profetizan un futuro con cines de máximo espectáculo y muy pocas salas para cine de autor. En ese mundo, el modelo público puede ganar fuerza para complementar la oferta. Sin entrar en los pros y los contras de este modelo, lo que está claro es que es necesario que se les permita proyectar. Si Netflix no suelta sus películas, y a veces no lo hace ni para el circuito público o de festivales, es imposible que podamos verlas por mucho dinero público que invirtamos. Seguimos con el mismo problema.

Me gustan quienes ponen el foco en las películas, en contraposición a promocionar la propia plataforma (ahondaré en esto más adelante). Javi Pachón, de Cineciutat, tiene muy claro la importancia de mimar el recorrido de una película:

 

Javi Pachón:

A día de hoy el paso por cine le da un caché, un valor de marketing, de comunicación, que un paso directamente en VOD no le da.

 

Por cierto, CineCiutat para mí es el ideal: unas salas sostenidas por ciudadanos que aman el cine. Antes comentaba que considero que el poder del usuario a través del consumo es limitado, pero aquí no hay solo consumidores, hay socios que pagan una cuota con el objetivo de que se siga dando ese servicio, independientemente de si luego una semana les apetece ir al cine o a la playa. Es lo mismo que está pasando con la prensa, un cambio de modelo hacia socios. Uno puede no tener interés en comprar todos los días un periódico, pero sí quiere que siga existiendo y está dispuesto a pagar por ello. Es atacar de forma directa el problema, saltándose de nuevo las normas del mercado. Mecenazgo colectivo. Ahora habrá que ver si funciona, claro.

El impacto del VOD – Javi Pachón (Cineciutat): «Somos un país que pone dinero para que se hagan películas que luego nos da igual si se ven o no»

21/04/2018 - Ricardo Fernández

Charlamos con Javi Pachón, presidente de CineCiutat, sobre el impacto de las plataformas de cine por internet, como pueden ser Netflix o Amazon Video, en la industria cinematográfica. Leer más

Entre las soluciones que se apuntan, tenemos la apuesta de Cobeaga por una compensación a la simultaneidad de estrenos:

 

Borja Cobeaga:

Les obligaría a invertir en producción nacional, a aportar a un fondo de cinematografía del que podrían beneficiarse las salas…

 

Javi Pachón:

Veo a Cobeaga y subo la apuesta. Mira, a los franceses, que a su vez son híper estrictos con la ventana que tienen, les viene súper bien que Los Vengadores o Black Phanter reviente la taquilla, porque hay dinero de esas películas que va a un fondo de audiovisual que favorece a la cinematografía francesa. Llevar ese modelo al Day-and-Date (estreno simultaneo) no me parece mal, porque insisto, creo que la labor comercial que hace un cine para una película a día de hoy es súper importante.

 

Me parece una idea excelente que podría atenuar el daño -que no es incompatible con la necesidad de mejorar la oferta de las salas como comentaba al principio. Pero seguimos con el mismo problema: necesitamos que a los cines se les permita proyectar. Ahora son ejemplos contados, pero si Netflix crece más y su catálogo se vuelve más interesante, tenemos un problema si se queda solo en su plataforma.

Otra pregunta que hemos hecho es si se hacen demasiadas películas. Hay respuestas variadas, pero en general parece claro que no se pueden distribuir todas en cine. Quizá es necesario filtrar. Pero, ¿quién lo hace? Podemos apelar de nuevo a la voluntad del consumidor (mercado), pero no creo que esta se traduzca de manera limpia, por las mismas razones que he comentado antes sobre la capacidad de decisión del consumidor. Creo que en este caso son y van a ser cada vez más importantes los cines de curaduría. Ese modelo me interesa. Pero sí, necesitamos que tengan acceso a las películas.

Tampoco quiero pecar de independiente. Junto a todo esto me gustaría que convivieran las grandes producciones en salas estupendas, como parece profetizar todo el mundo. Aquí podríamos hablar que está pasando con el cine mainstream, con la concentración del negocio en Disney, que creo que es una pata importante del problema, pero esto da para otro artículo entero.

 

Lo que ofrece Netflix

Se habla de cine que no se podría hacer sin Netflix y muchas veces no es verdad. Sin ir más lejos, en nuestra entrevista a Cobeaga, comenta que Aniquilación se ha hecho gracias a Netflix, lo cual es totalmente falso porque es una producción de Paramount que una vez terminada ha sido adquirida por Netflix para la distribución internacional. Pero lo importante es que haya quedado esa idea de que son imprescindibles, para eso han pagado por ella, probablemente, por encima del precio de mercado. Los «impactos mediáticos» que decía antes Sala. Las películas reseñables de Netflix son más parte de la promoción de su plataforma que el producto final. Precisamente a cuento de la película de Cobeaga -que sí, ésta sí se ha hecho gracias a Netflix- durante el Zinemaldi, Ricardo Aldarondo señalaba en Twitter algo muy acertado:

Es importante porque deja muy claro la importancia que tienen los creadores en Netflix. Mientras un estudio tradicional pone la carne en el asador por sus películas -por propio interés económico- Netflix es una constante autopromoción. Necesita suscriptores, no espectadores. El caso de Cloverfield es claro: colgaron la película al instante de anunciarla por primera vez (en un anuncio carísimo de la Super Bowl). No se trataba de promocionarla sino de vender la inmediatez de la plataforma.  Vender Netflix. La película, por tanto, careció de fase promocional y se olvidó en unos días -seguramente a causa también de su baja calidad, por lo que dicen. Más allá de estas bombas de efecto, relleno barato.

 

Fernando Bovaira:
Netflix lo que necesita ahora es echar leña al fuego, pero de momento hay cierta fugacidad en su valor, uno  mira las películas originales de Netflix y no hay nada especial ahí, están en una dinámica en este momento en que parece que importa más el volumen que la calidad.

 

Xabi Berzosa:
[…] de momento Netflix, quitando algún acierto sobre todo en series, no ha aportado mucho al panorama cinematográfico. No están aportando una nueva narrativa, o algo similar. Lo mejor que han hecho en Netflix ha sido en colaboración con otras plataformas y no es sus Originals.

 

 

En definitiva, un futuro no muy prometedor. Con todo, me preocupa que se asuma las previsiones negativas como si no estuviera en nuestra mano cambiarlas. Me quedo con una idea positiva: a la pregunta de si pueden convivir cines y VOD, la respuesta de todos nuestros entrevistados ha sido “sí”. Aunque la situación ha empeorado en los últimos años, como vimos en el artículo inicial sobre el estado actual del cine, aún sigue alto. La cuestión es si sigue bajando o si se mantiene. En el segundo caso, creo que hay futuro si se hacen bien las cosas. Elijo para el final la intervención más optimista:

 

Ángel Sala:

Soy optimista, debe haber cambios de filosofía pero la gente sigue consumiendo cine en salas. Masivamente en USA o Asia, pero las cifras en Europa también son altas aunque hayan bajado. Nada será como hace una década , pero habrá un mantenimiento de cifras. Aunque hay que apostar por el gran formato, las salas especializadas y locales en los centros de las ciudades. Quizá la cultura de multiplex de extrarradio es algo caduca, aunque se mantendrá, pero no se aumentará.

 

Antes de terminar, os dejo aquí el artículo de Ricardo que es casi opuesto al mío:

Netflix y el VOD no van a matar al cine, pero si van a mejorar la televisión

26/04/2018 - Ricardo Fernández

Tras semanas entrevistando a gente del sector y hablando sobre el tema, esto es lo que pienso sobre la polémica Netflix vs. Salas de cine. Final de nuestra serie "El impacto del DVD". Leer más

Creo que es importante que las salas no se resignen y los espectadores cinéfilos tampoco. Y aunque sé que es muy difícil luchar contra un gigante, al menos, apelo a reflexionar sobre qué modelo queremos y actuar en consecuencia. No dejarnos llevar por la comodidad de la inevitabilidad. Durante muchos años, muchos hemos defendido el acceso a la cultura y hemos defendido Internet. Ahora me pregunto si defendíamos el acceso real a la cultura o solo buscábamos no levantarnos del sofá.

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