Entrevista con Álvaro Martínez Bueno, dibujante de cómics

Entramos en la Batcueva y nos recibe, juguetón, el batperro. Bueno, en realidad la Batcueva es un estudio de coworking que comparten varios diseñadores en el donostiarra barrio de Gros y el batperro es el perro de de Álvaro Martínez Bueno, pero uno no entrevista a un dibujante de cómics todos los días y menos a uno que ha dibujado a Batman durante un par de años y que acaba de participar en el número 1.000 de Detective Comics, la colección que vio nacer a Batman hace 80 años. Este cómic, el número 1.000, es un especial que acaba de salir publicado en Estados Unidos y que en España lo hará este otoño. Álvaro Martínez Bueno comparte autoría junto con otros grandes nombres de la historia del cómic como Greg Capullo, Kevin Smith, Jim Lee, Warren Ellis, Dennis O’Neil, Neil Adams… Una ocasión perfecta para hablar con Álvaro, cantabro de nacimiento y donostiarra de adopción, que ahora está dibujando La Liga de la Justicia Oscura. Desde una fotografía en la pared, un sonriente Stan Lee nos mira mientras Álvaro le abraza.

¿Cuando te entraron las ganas de dibujar cómic?

A la vez que los descubrí. Cuando era muy pequeño, tendría cuatro o cinco años, no más, descubrí los cómics a través de mis hermanos y suelo decir que aprendí a leer para entenderlos. Ya eran mi pasión, los miraba, me obsesionaban y desde niño tuve la voluntad de dibujarlos. No recuerdo haber querido otra cosa en la vida. Ha sido muy pasional, una vocación muy clara.

¿Qué leías en aquellos años?

De más pequeño pues las lecturas típicas en España: Mortadelo, Superlópez, Zipi Zape, Asterix… y sobre todo me gustaban, y siguen siendo de mis cómics favoritos, los de Tintin. Era mi obsesión total. Me encanta Tintin. Desde muy pequeño los he estudiado, los he mirado y remirado y me los sé todos de memoria. Fue un flechazo total. Luego llegué a los superhéroes, de Marvel sobre todo que eran los que leían mis hermanos y los que me llegaban a mi. Los X-Men de Chris Claremont, el Spiderman de Roger Stern,… los clásicos de los 80 de Marvel, con George Perez y ese tipo de gente.

Supongo que luego te llegaría la explosión de Image

Si, además me pilló entrando en la adolescencia. Unos cómics que están pensados para impresionar en esa edad pues fue una combinación perfecta. Tuve mi época sobre todo con Jim Lee que era la súper estrella, la obsesión de todos los muchachos. Con McFarlane y todos esos un poco menos. De todas formas a mi siempre me han gustado los cómics muy tradicionales, así que tampoco te creas que me volvía loco por esos cómics. Los leía como casi cualquiera de esa época, pero me gustaban los superhéroes de toda la vida y con el estilo de toda la vida, Luego en el bachillerato di con gente, con compañeros de clase, que tenían otras lecturas y ahí ya fui derivando y leyendo un poco de todo. Pero si, me pego duro como es natural.

¿Y en qué momento te pusiste a dibujar?

De niño, niño, niño… desde que alguien, algún inconsciente, me dio un lápiz. No tengo un recuerdo de mi vida sin estar dibujando. Quizá cuando menos he dibujado ha sido en la facultad, sobre todo los primeros años de descontrol; pero el resto de mi vida he dibujado compulsivamente.

La facultad, porque estudiaste Bellas Artes en Salamanca

Voy a matizar eso que he dicho antes. Si que dibujé en la facultad y pinte e hice muchas cosas; pero los primeros años siempre son un poco…. dispersos…

Hice Bellas Artes en Salamanca y al principio, aunque estaba contento, creía que no encajaba muy bien. Quizá yo debería haber hecho algo más enfocado a la ilustración o directamente enfocado al dibujo de cómics, que eran más mis coordenadas. Por suerte, con el paso de los años, entré en otras disciplinas que no hubiera conocido si no hubiera estudiado Bellas Artes y los dos o tres últimos años me metí en temas de ilustración, diseño, audiovisual. Creo que todo eso me enriqueció mucho más que si hubiera hecho simplemente un grado o un curso de dibujo de cómics o ilustración comercial. Así que, en ese sentido, creo que hice bien. No lo considero necesario, puedes ser dibujante de cómics sin haber estudiado Bellas Artes, pero en mi caso me vino muy bien.

Y después de eso trabajaste haciendo storyboards

Un poco por esto que te decía de que estudié asignaturas de audiovisual, cine y demás. Me pareció interesante y, además, del storyboard me gusta que es muy espontáneo, una producción muy rápida, muy estimulante. Si te digo la verdad empecé de rebote. Al llegar a Madrid necesitaba trabajo como ilustrador y a través de contactos estuve en una agencia de publicidad y luego otra, otra, otra… y así estuve siete u ocho años hasta que en 2011, a través de contactos otra vez, entré en Lo Imposible de Bayona. Ese fue casi mi único contacto con el cine. Al poco hice otra película pero ya empecé con los cómics. Me hubiera gustado seguir, incluso me llamaron para trabajar con Bayona en sus siguientes proyectos, pero ya estaba con los cómics.

¿Te hubiera gustado seguir?

No me hubiera importado, me parecía muy espectacular estar metido dentro de la producción. Tenían unos recursos brutales y un montón de gente con un talento acojonante. Para mi ir a la oficina a trabajar con ellos era espectacular. Eso ya no lo tengo, porque ahora trabajo yo solo y no tengo ese estímulo del equipo y del rodaje; pero bueno, está muy bien también.

Te llaman de una editorial americana y empiezas a dibujar, pero ¿habías dibujado cómics antes?

Profesionalmente no había hecho cómics. Había hecho cosas para concursos, para fanzines, para colegas o porque me daba la gana; pero profesionalmente no. Aunque yo siempre tenía en mi interior el deseo de dibujar cómics de superhéroes que era lo que más me gustaba y me sigue gustando. Trabajaba en otras cosas porque necesitaba comer y al final había encontrado mi nicho ahí, pero yo siempre intentaba no dejar eso de lado y cuando tenía tiempo dibujaba mis páginas de muestra para ver si sonaba la flauta y a través de mi agente, en 2013, lo conseguí. Era algo que yo tenía que era imposible de acallar. Necesitaba probar suerte y tampoco tenía prisa, porque al fin y al cabo ya me iba bien en otras vertientes, así que fui probando y probando hasta que sucedió.

Tuviste que aprender sobre la marcha

Si. Y sigo aprendiendo. Es un trabajo en el que no dejas de aprender, supongo que como todos los trabajos, porque si no te estancas y mueres creativamente. Ahora veo los cómics que hice al principio y me llevo las manos a la cabeza. Yo no tenía experiencia en el cómic, pero si que tenía tenía una cierta base de narrativa, por mi trabajo con los stroyboards y, al fin y al cabo, por haber leído y estudiado muchos cómics. Creo que ya tenía lo suficiente como para salir del paso cuando empecé a hacer cómics. Aunque esos cómics que hacía al principio tienen millones de fallos, creo que debí engañar a algunos editores y a algunos lectores porque me seguían llamando.

Fue un poco como tirarse a lo hondo de la piscina. Yo no tenía ni idea de lo que era hacer un cómic a ese volumen de trabajo y a esa velocidad, ni de lo exigente que es; pero claro no vas a flaquear, tienes que tirarte al fondo. He tenido la suerte de poder ir aprendiendo sobre la marcha y eso es de lo que más orgulloso me siento: de haber sido capaz de producir cómics que me llevaban otros trabajos y me permitían seguir creciendo.

¿Cómo es el proceso de hacer un cómic de este estilo?

El proceso que sigo es el del esquema de trabajo estadounidense. El mercado estadounidense requiere que haya un cómic editado cada mes, eso son veinte páginas mensuales con lo cual es muy complicado que alguien lo pueda hacer solo. En Europa eso cambia. Aquí se suelen hacer álbumes y a lo mejor el dibujo y el color, incluso el guion, lo hace la misma persona y ya está. Como tienen otros márgenes de tiempo se lo pueden permitir. En nuestro caso es un trabajo en cadena. Hay un guionista que escribe el guion que yo recibo. Interpreto ese guion, que a veces viene distribuido por viñetas, a veces no, a veces son muy específicos, a veces te dejan más margen… hago un boceto de cómo lo visualizo yo y se lo envío a mis editores y a mi guionista que hacen sus correcciones y sus apuntes. Una vez que está todo eso hablado hago el dibujo a lápiz. Cojo el boceto, lo termino y se lo paso al entintador que lo pasa a tinta, que a su vez se lo pasa al colorista que lo colorea, que a su vez se lo pasa al rotulista que lo rotula, pone los textos y se lo pasa al editor que lo revisa, lo termina de maquetar, de poner la publicidad… y de ahí a la imprenta. Simplemente es un trabajo en cadena.

En este vídeo Álvaro nos enseña como hace él su parte del trabajo

 

¿Y te sientes involucrado en el proceso creativo?

Me veo muy involucrado. El aspecto gráfico del cómics es una de sus dos vertientes más importantes, la otra sería la literaria por decirlo así, y gran parte es responsabilidad mía. Me siento constreñido porque sé que hay cosas que no puedo hacer en un cómic que está destinado a un público mayoritario, un público que a lo mejor no admite ciertos experimentos. También sé que se me censurarían ciertas cosas que todos sabemos. Yo mismo me pongo esos límites porque sé para quién trabajo y quien es mi lector. No buscan vanguardia, no buscan cosas rompedoras normalmente. Por lo general yo sé en qué coordenadas me muevo. Además, por parte de mis editores, mis jefes y demás, siento que me contratan para que yo de forma a las ideas de otro, así que trato de ser lo más fiel posible a lo que creo que pretendía transmitir. En ese sentido sí me siento vehículo y eso igual sí que constriñe; pero yo sé perfectamente cuál es mi sitio y no me siento poco realizado artísticamente. Yo hago lo que tengo que hacer y me va bien.

Hablas de lo que quieren los lectores, un público que a veces es muy fanático. ¿Has tenido miedo de cómo iban a recibir algún diseño o a algún cambio que hayas hecho?

Miedo no. Es que al final yo soy lector de cómics de superhéroes, lo he sido siempre. Si que es cierto que hay veces que no tienes ni idea de la reacción. Por ejemplo, hice un rediseño de un personaje femenino. Zatana, que solía ir vestida con medias de rejilla, con el escotazo… yo, por decirlo de algún modo, la he desexualizado. Le he quitado esas medias de rejilla, le he puesto unos pantalones, he buscado mantener un poco su esencia pero darle una imagen más acorde a los tiempos que corren. Me he encontrado reacciones en twitter diciendo “que vuelvan las medias de rejilla” y cosas así. Siempre va a haber alguien a quien no le gusta; pero también siempre va a haber alguien que valora específicamente lo que tú has buscado hacer y diga “que bien que a este personaje se le da un giro y una visión más del S.XXI”. Yo creo que, por lo general, compensa ese baile de opiniones. Hasta ahora no me he encontrado una respuesta muy negativa, como algunos guionistas que este mismo año han recibido amenazas de muerte y han tenido que ir a las ferias con un guardaespaldas. Pirados te los vas a encontrar en cualquier lado, en el fútbol por ejemplo. Los locos no escasean, por desgracia. Yo no he llegado a ese nivel de histerismo, pero existe, aunque sea anecdótico. Me parece muy absurdo, yo soy muy amante de esos personajes, soy muy lector y les quiero con locura pero jamás en la vida voy a llegar a esos extremos. Yo por suerte no he vivido nada parecido y espero que no me ocurra.

¿Sigues leyendo cómics ahora que tienes que dibujarlos?

En la medida en que puedo si. Y con eso te respondo, porque en la medida que puedo es poco. Porque al final llegas a casa hojeas un poco antes de quedarte frito, o en el bus… Suelo tener una pila de cómics junto a la mesa que si no los leo por lo menos los hojeo.

¿Y qué has leído últimamente qué te haya gustado?

Me estoy releyendo Y: el último hombre, que editó Vertigo en su día, que me gusta muchísimo Creo que están haciendo una serie de televisión así que igual acaba siendo un éxito mundial. Visión de Tom King también me gustó muchísimo.

¿Cómo ves la moda de películas de superhéroes?

Como fan estoy extasiado, como cualquiera que le hayan gustado los cómics. Qué más quieres que ver eso en pantalla grande y que sea tan fiel, que transmita tan bien lo que te hizo enamorarte de los cómics . Puedo apreciar que por algo me enamore de ellos, porque ahora todo el mundo se vuelve loco, por ejemplo, con la película que van a estrenar de Los Vengadores y se hacen sus películas en la cabeza sobre qué va a pasar y yo, como todos los lectores de cómics, eso lo vivía mes a mes. En ese sentido me parece una moda que espero que no pase nunca porque yo me lo estoy pasando de vicio.

Dicho esto, hay pelis que me gustan más que otras, no porque me parezca un acontecimiento muy guay que haya películas de superhéroes me tiene porque gustar todas. Las hay que me gustan y otras que me parecen horribles. Como fan es increíble. Y como autor es una buena referencia, un buen espejo en el que mirarse y pensar por qué llegan a la gente, intentar analizarlas y mirar que puedo aplicar en mi trabajo. Por otro lado nos ayuda a los que estamos en el ámbito del cómic a no desaparecer, porque en estos tiempos que ya ninguno leemos mucho, yo el primero, y que cada vez hay menos lectores en general y menos aún de cómics, las películas permiten que la industria del cómic se retroalimente, que tenga beneficios económicos directamente y de lectores potenciales que puedan llegar a esto a través de ellas. Las películas también necesitan a los cómic. Si Marvel y DC cerraran ahora, igual se seguirían haciendo películas, pero les faltaría su esencia. Aunque los comics vayan por un lado y las películas por otro, los cómics tienen que estar siempre ahí, como la masa madre de la que van saliendo todos los panes.

¿Imaginas un diseño tuyo llevado a la gran pantalla?

Pues si, y estaría muy muy guay. Yo ya experimenté, cuando trabajé en Lo imposible, la sensación de ver los storyboards en pantalla y fue muy guay. Ver el plano y pensar “es exactamente como lo pensamos” y te da un vuelco el corazón. No quiero ni pensar cómo sería ver un personaje que yo haya creado en pantalla. No lo descarto. Por ejemplo, El Mapache Cohete (Rocket Raccoon) de las películas de Guardianes de la Galaxia era un personaje muy minoritario que no tenía recorrido más que para lo que leíamos cómics. ¿Quién había oído hablar fuera de los frikis que leíamos? Y ahora ese mapache es el ídolo de medio planeta, ¿quién lo iba a decir?. Así que por qué no, por qué descartarlo. Estaría genial.

Y ahora has dibujado parte del número 1.000 de Detective Comics, la serie que vio nacer a Batman. ¿Qué se siente?

Es inexplicable. La sensación que he tenido casi todo momento del proceso ha sido de irrealidad, de no creérmelo. De ver mi nombre como si estuviera viendo un montón de letras juntas sin ningún sentido. Veía todos esos nombres de leyendas del cómic de un nivel brutal que habían colaborado en el número 1000 y ver el mío ahí, al lado de los suyos, era sencillamente irreal. Incluso cuando recibí el cómic y lo tenía en las manos disociaba. Esto no puede ser, simplemente no puede ser. Algunos días sigo teniendo esa sensación y otros me lo creo más y siento un orgullo increíble. Tengo un poco el síndrome del impostor, ¿a quien habré engañado yo para estar aquí si no tengo ni idea? Haciéndolo disfruté mucho y sufrí mucho también porque, claro, quieres hacer lo mejor que has hecho nunca y la presión que te pones sobre ti mismo, al menos en mi caso, es bastante brutal. Por suerte eran cinco páginas y no duró mucho. Ha sido muy impresionante para mi vivir el lanzamiento, pero que en el futuro miraré hacia atrás y si me quedo con algo me quedaré con esto. Aunque haya trabajado en otras series, haya creado personajes y no sé qué me espera en el futuro, pero esto me lo quedo para mi. Siempre va a quedar ahí.

¿De qué trabajos tuyos te sientes más orgulloso?

Estaría el número 1000, no tanto por la calidad de mi trabajo, porque si te soy sincero he hecho cosas mejores que me gustan más artistícamente, pero es difícil no valorar lo que significa. También estoy muy orgulloso de la serie que estamos haciendo ahora, aunque suene un poco a tópico, que es una serie que hemos empezado desde el número 1 titulada La Liga de la Justicia Oscura. Tiene todo el entorno mágico y sobrenatural de DC y estamos haciendo una historia amplia y ambiciosa, pero a la vez muy nuestra. He creado, junto al guionista, los villanos, los entornos, los trajes,… hemos creado o rediseñado todo, hay mucho trabajo detrás. Lo siento muy mío, aunque algunos personajes son de mucha solera como Wonder Woman o La Cosa del Pantano. Eso y la etapa que hicimos en Detective Comics, hace dos o tres años, porque fue mi primer trabajo que llamó un poco la atención, mi primer trabajo decente.

¿Te planteas dibujar un cómic fuera de estos personajes? Algo completamente tuyo

No lo descarto porque supongo que llegará un momento en que necesitaré un cambio, como todo el mundo. Pero de momento yo soy muy feliz haciendo esto. Son los personajes que me han gustado toda la vida y creo que aún tengo muchos por dibujar y muchas historias que hacer y no siento esa necesidad imperiosa; pero no lo descarto. En cualquier caso, no creo que lo guionizara yo porque no creo que tenga el talento para guionizar un cómic. Igual dentro de veinte años pues si, pero en las próximas fechas no, imposible. No lo descarto pero no lo necesito ahora mismo.