Jantziaren Zentroa, el Museo del Traje de Errenteria

La Historia es una concatenación de pozos, revoluciones y colinas que de manera más o menos cíclica se reproducen a lo largo de los años. Y esa es la experiencia de Iraultza Dantza Taldea de Errenteria, que tras 25 años ocupando un lugar significativo en la escena de la euskal dantza – danza tradicional vasca- y acuciar un descenso de inscritos en los últimos años, en el año 2017 reconducen su objetivo: Dar a conocer la historia de la moda tradicional vasca, y de paso, la del mundo.

Danza y moda siempre han estado estrechamente asociadas y Ramón García, sastre y uno de los principales propulsores de Jantziaren Zentroa, es buena muestra de ello. Miembro de Iraultza Dantza Taldea era, además, el encargado del vestuario, aspecto que siempre sobresalía en las diferentes exhibiciones de danza que realizaban. Tal y como nos cuenta el propio Ramón, poco a poco pudo ir inculcando a sus compañeros la importancia de los elementos de vestuario como cómplices del baile, esfuerzo que con el 25 aniversario del grupo de danza se materializó en lo que hoy conocemos como Jantziaren Zentroa, y es que el número de dantzaris -bailarines – en activo se reducía mientras que el de trajes tradicionales – y no tradicionales – aumentaba exponencialmente. La danza es expresión y con esa misma vocación de compartir nació este nuevo proyecto: Mostrar la evolución de la moda a través de las piezas de vestuario que los miembros del grupo habían ido adquiriendo.

Así comienza esta nueva revolución. Como grupo no profesional y por lo tanto sin ánimo de lucro no contaban con un lugar donde exhibir las piezas, ni con fondos para adquirirlo, por lo que acudir a instituciones culturales públicas se convirtió en la única vía de supervivencia del proyecto. En ese momento el Ayuntamiento de Errenteria les abrió sus puertas, en concreto las de la Kapitan-etxea, el edifico del siglo XVII ubicado en el centro histórico de Errenteria, donde en sus restauradas tres plantas hoy se exhiben, de manera rotatoria, las más de 1.000 piezas de las que cuenta la colección.

 

 

Tal y como nos cuenta orgulloso el propio Ramón, «los trajes más antiguos son de 1770«, recorriendo todas las épocas «hasta el año 1945«, que es el año en el que se data la pieza más reciente expuesta en la actualidad. Las piezas de la colección permanente se cambian una vez al año, pero las exposiciones temporales cada 3 meses aproximadamente. En la actualidad la temporal de la segunda planta versa sobre la vestimenta de las mujeres y la distancia social,  la de la planta baja se ciñe a la época de la gripe española, relacionándolo con la pandemia por el covid-19 que se está viviendo en estos momentos.

Fundamentalmente la incorporación de las piezas a la colección tiene lugar de dos maneras: Donación de particulares y adquisiciones. Estas segundas tanto a marchantes de vestuario como en subastas, principalmente en París y Londres.

 

 

El trabajo de restauración y de posterior conservación es fundamental para una correcta exhibición de las piezas. «Hay prendas que nos llegan relativamente bien y hay otras que nos llegan muy estropeadas«. En el segundo de los supuestos, «si la prenda llega con algún jirón, se hace una restauración por el interior que se vea lo menos posible y que al natural quede bien. Pero a nosotros no nos gusta que la prenda esté tan súmamente restaurada que parezca comprada antes de ayer. Es decir, si hay un roto lo cosemos, pero nos gusta que se vea, que se pueda leer la prenda, ver que ha sido usada«. Posteriormente «aspiramos toda la prenda, incidiendo en las costuras, para eliminar todos los ácaros y demás partículas, y usamos una plancha especial con vapor«. El siguiente paso es el de «amoldar el maniquí al traje – y no al revés, claro– y es que las tallas que usaban antiguamente no son las tallas de hoy«.

 

 

La mayoría del vestuario histórico expuesto es de mujer, pero el de hombre tiene también su lugar especial. «Yo siempre digo que desde la prehistoria hasta ahora los hombres hemos ido vestidos igual, el vestuario de mujer, sin embargo, ha sido objeto de un cambio tremendo época tras época» nos dice Ramón.  Asímismo, también hay expuestos unos maniquíes -los únicos confeccionados enteramente por ellos- especialmente diseñados para que con el tacto las personas invidentes puedan también saber cuál era la composición de las piezas históricas y todos, además, percibir las diferentes capas de las mismas.

 

 

Como muy bien apunta Ramón, «Guipúzcoa es un punto de moda desde hace muchísimo tiempo. Ten en cuenta que siempre hemos tenido la muga – frontera-, por lo que antes de verse en Madrid un modelo que venía de Europa lo veíamos aquí primero. Siempre se ha hablado del buen vestir de Donostia, y es que ha sido lugar de estancia de alta burguesía«. Es más, «aquí respiramos moda, incluso el que dice que no le importa la moda cuida el ir medianamente conjuntado en sus posibilidades«. E insiste: «En Guipúzkoa siempre se ha mamado la moda, ya en el siglo XVII había crónicas en las que describían el vestuario de las mujeres que cruzaban en carruajes la frontera. Por eso siempre digo que hasta la aparición de Internet hemos sido de los primeros en saber cuáles eran las tendencias en moda en cada momento«. Y el gran equipo de Iraultza Dantza Taldea -cualitativamente hablando, no cuantitativamente-  creando Jantziaren Zentroa de Errentería nos da buena cuenta de ello con el fantástico recorrido por todas las épocas que se puede hacer en sus imprescindibles visitas guiadas por el centro.

 

 

Información práctica

Horario: Sábados de 11:00-14:00/17:00-20:00 y domingos y festivos de 12:00-14:00.

Visita libre: 3 euros.

Visita guiada (RECOMENDADA): Diurna o nocturna, 5 euros. Para poder asistir es necesaria inscripción previa escribiendo a jantziarenzentroa@errenteria.eus o llamando a la oficina de turismo de Errenteria al teléfono 943 49 45 21.