De un tiempo a esta parte se están poniendo de moda los biopics de científicos. El formato biográfico ligero convencional unido a una mínima divulgación -no mucho más profunda que la de un experimento de El Hormiguero– y el clásico recurso de genio incomprendido y muchas veces impertinente, o al menos, con problemas de socialización. Tuvimos la desacertada, descafeinada y terriblemente desaprovechada The Imitation Game, con un Alan Turing que bebía a partes iguales de House y de Una mente maravillosa. Llegó también la sencilla pero emotiva La teoría del todo, sobre la difícil vida del gran Stephen Hawking. Del enigmático Tesla hemos tenido dos películas en poco tiempo (aparte de su “cameo” en El truco final): Tesla y La guerra de las corrientes (esta última también con Edison).
Pero quizá donde más están proliferando los biopics de científicos es en el mundo del cómic. Hay colecciones enteras dedicadas a diferentes personajes. Quizá eso es menos interesante. También hay otras obras más personales como el interesante Feynman de Jim Ottaviani, que hace un repaso ligero de la vida de uno de los grandes genios del siglo XX, con un puntito de emotividad y un nada desdeñable acercamiento a su ciencia. En esta liga se podría meter también Radioactivo de Lauren Redniss, que con algo de ciencia sencilla acerca de los logros de Marie Curie, sobrevuela su vida sin entrar demasiado en detalle, de forma ligera y tocando algunas fibras sensibles. Esta es la obra que adapta Marjane Satrapi en la película del mismo título (aunque aquí se haya usado el aburrido título de Madame Curie). Se le nota mucho, para bien y para mal, ese repaso ligero del cómic, apoyándose en los puntos claves de la historia. Se hace entretenida y fácil de ver pero quedan ganas de saber más y adentrarse en algunos pasajes.
Satrapi vuelve al mundo del cómic, después de haber empezado su filmografía adaptando dos de sus propios trabajos: Persépolis y Pollo con ciruelas. Después de un par de películas con menos éxito, aquí de nuevo es una adaptación, aunque como ya he comentado, esta vez es de otra autora. El formato visual del cómic no es el clásico de viñetas si no algo más atrevido, más sugerente. La película sin embargo tiene un planteamiento visual mucho más convencional, aunque juega con el verde radioactivo. Sí que se aprecia una estética algo más alejada del biopic de época canónico, pero sin alardes.
Uno de los elementos centrales, habituales en Satrapi, es la figura de la mujer en un mundo de represión. Por una parte los conocidos obstáculos para Curie por ser mujer en una época en la que no se les daba crédito. El caso más paradigmático es que su marido tuviera que exigir que ella también estuviera nominada al Nobel, y no sólo fuera un reconocimiento para él. Pero quizá menos conocido sea el escándalo sexual en el que se vio involucrada y como la filtración de un escrito suyo sobre la reivindicación del placer femenino causó escándalo en la Francia de principios del siglo XX. Se echa de menos que esto no esté más desarrollado.
Como en el cómic de Feynman, hay algo de reflexión sobre los usos buenos y malos de la ciencia. La acción de la película se traslada varias veces bruscamente al futuro (podríamos usar el término “flashforwards” con matices) para ver tanto los valores positivos (radioterapia, radiografías) como lo negativo (Hiroshima, Chernobyl). Quizá es algo forzado. Si bien los posibles aspectos positivos ya están apuntados en vida de Curie (hay una precoz referencia a una mejora del cáncer, y ella misma usa las radiografías), los aspectos más destructivos le quedan un poco lejos a la científica, tanto porque murió mucho antes de ver algo así, como porque serán necesarias y quizá más relevantes, las aportaciones de otros científicos para ello. Buscarle la “culpa” de la bomba y de los accidentes nucleares a Curie me parece un poco cogido con pinzas, por mucha radioactividad que haya en el proceso. En el caso de Feynman estaba justificado porque él participó en el proyecto Manhattan. Lo que sí está mejor atinado es el propio efecto nocivo que la radioactividad provoca en la pareja y también en otras personas, con el consiguiente sentimiento de culpabilidad. Ese doble filo de las innovación tecnológica que veíamos también en la interesante Los hermanos Sisters y que tan bien enlaza con nuestros tiempos, tanto por el impacto laboral peligroso de la automatización como por el reverso magufo de esta preocupación, encarnado con glamour ronco por Miguel Bosé.
En definitiva, una historia con muchas cuestiones de actualidad (feminismo, el doble filo de la ciencia, el auge de la divulgación científica), ligera, entretenida y de digestión fácil, sin prescindir de algo de poso emotivo. Una Rosamund Pike aportando todo su carisma al personaje, obviamente mucho más atractiva de lo que debiera pero sin exagerar, ni tampoco absurdamente afeada. Creo que podría ser mucho mejor si se parara un poco a detallar algunos momentos. También echo en falta algo de costumbrismo radioactivo, que se perciba de manera más sensorial ese veneno en el aire. En cualquier caso, muy por encima del pastiche aquel de Turing, por poner un ejemplo.