La estrella azul es, posiblemente, la película del New Directors de San Sebastián que más ha llamado la atención este año. Antes del Zinemaldia, ya había rumores en los círculos cinematográficos sobre la importancia de prestarle atención a esta película. A la hora de escribir este texto va ganando el premio del jurado joven y ha cosechado reseñas mayoritariamente muy favorables.
El primer largometraje de Javier Macipe, conocido hasta ahora como un premiado cortometrajista gracias a títulos como Os meninos do rio, se adentra en la vida y legado de Mauricio Aznar, un músico emblemático de Zaragoza que tuvo cierta relevancia, sobre todo en Zaragoza, en los años 90 como líder del grupo Más Birras. A pesar de tener todas las cartas a su favor para alcanzar la fama y el reconocimiento, Mauricio toma una decisión sorprendente: rechazar el estrellato y embarcarse en un viaje introspectivo por Latinoamérica. Su objetivo es reencontrarse con su verdadera vocación y pasión por la música. Contrasta con su hermano, también músico, que se conforma con vivir de la música tocando versiones de canciones que detesta en bodas y verbenas.
En su travesía, Mauricio se encuentra con Don Carlos, un veterano músico que, a pesar de haber compuesto algunas de las canciones folclóricas más populares de su país, enfrenta dificultades económicas. A pesar de provenir de mundos y generaciones totalmente distintos, los dos músicos conectan y su relación se convierte en el corazón de la película, mostrando cómo ambos pueden conectar y aprender mutuamente. Juntos, forman un dúo musical que, aunque nunca alcanzará el éxito, desprende magia, porque hablan el mismo idioma: el de la música. A través de ellos, La estrella azul se convierte en un homenaje a la música, la pasión y la perseverancia.
Lo que más destaca de «La estrella azul» es su enfoque honesto y respetuoso hacia Mauricio Aznar. Macipe logra transmitir su cariño por el músico, impregnando de emoción y sinceridad toda la película. Es una cinta emotiva que brilla, sobre todo, en guion e interpretación, con Pepe Lorente otorgando presencia y carisma a Mauricio. Es interesante el juego de metaficción que introduce en la primera escena, pero que luego abandona hasta casi el final. Es una lástima que no lo aproveche más, porque le sienta muy bien y, de hecho, la película termina en un clímax. Visualmente, la película muestra su punto más débil, especialmente en interiores, donde las imágenes tienen un aire televisivo.
El tema más conocido de Más Birras fue Apuesta por el Rock & Roll, que Héroes del Silencio versionó —la única versión que grabaron— y fue el primer single de su álbum Rarezas. Uno de los versos de su estribillo dice Perdí mi apuesta por el rock and roll, y la película refleja esa sensación. Tanto Mauricio como su hermano son apasionados de la música. Cada uno elige su propio camino: Mauricio opta por la pureza, mientras que su hermano decide verlo como un trabajo, aunque ello signifique comprometer sus principios. Al final, ninguno de los dos triunfa. Quizás el error fue el de apostarlo todo.
Lo que no es un error es apostar por ir a ver esta película. De momento la juventud ha apostado por ella dándole su premio. Desde aquí también apostamos por seguir de cerca la carrera de Javier Macipe.