Esta es la cuarta parte de una serie dedicada al miedo a la tecnología en un momento en el que la sociedad se está preocupando y planteando muchas dudas sobre el impacto de los nuevos modelos de inteligencia artificial. Aunque Alien es un monstruo totalmente biológico, hay aspectos, más relevantes de lo que podría parecer, que hablan del terror tecnológico. En la saga, los personajes sintéticos tienen una relevancia crucial. Por otra parte, en los diseños de H. R. Giger está presente una mirada cyberpunk de fusión traumática entre cuerpo y máquina. Hablaré brevemente de ello y después repasaremos todos los sintéticos de la saga. 

Es uno de los momentos más espeluznantes de Alien (1979). Ripley cree ya estar a salvo en su lanzadera. Se relaja y se pone cómoda. Y entonces, en el plano que ya tenemos delante de nuestras narices, lo vemos moverse. Siempre había estado ahí, camuflado entre los cables, tubos y el hardware. El aspecto tecnológico del xenomorfo nos ha despistado. Pasa desapercibido. El alien no es una máquina, es un ingenio biotecnológico creado por los Ingenieros -sabremos más sobre esta cuestión en la rama de Prometheus (2012)- un arma de matar, pero un arma biológica al fin y al cabo. Sin embargo, tanto la estética del alien como la de sus creadores, lleva implícita cierta idea de integración entre carne y máquina.

Alien se camufla con la tecnología


Esta particularidad se va perdiendo paulatinamente en las siguientes entregas, donde otros autores con mucha personalidad toman el testigo y se centran en otros conceptos, alejándose del aspecto original del monstruo, volviéndolo más orgánico -ya no lo diseña Giger-, al tiempo que desarrollan más la historia. La primera entrega, sin embargo, se define más por su propuesta plástica que por su historia. Por eso, lo que es un argumento algo imperfecto que podría haber dado lugar a una serie B vulgar, se convierte en una obra maestra que resiste el paso del tiempo. Una pieza de terror puro que podría no tener ni un solo diálogo y su mensaje llegaría de la misma manera. Es obvio que Ridley Scott contribuyó de manera determinante a definir algunas bases del cyberpunk con Blade Runner (1982) pero creo que también es importante destacar la apuesta estética de Alien, tres años antes, por las ideas cyberpunk de cuerpo y máquina. Quizá haya otros aspectos de la película que destaquen más, como la apuesta por un terror oscuro, la reinvención de la estética espacial con tecnología más realista y las pinceladas de horror cósmico. Pero el propio Scott ha admitido en alguna ocasión la posibilidad de que Alien y Blade Runner se desarrollen en el mismo universo. Hace unos días, un usuario de twitter de nombre muy oportuno, Roybattyforever, recuperaba esta cuestión en detalle en un hilo por si queréis saber más:

Voy a hablar brevemente de la influencia biomecánica de Giger y después pasaré a hacer un repaso cronológico de los sintéticos que han ido apareciendo en la saga, con una evolución notable en cuanto a la relación con sus creadores.

Giger: el dios de la biomecánica

«No haré nada por lo que el dios de la biomecánica me impida la entrada en su cielo»

Blade Runner

Esa frase de Roy Batty -ahora sí, el personaje de Blade Runner interpretado por Rutger Hauer, no el usuario de Twitter- bien podría referirse a Giger, un artista obsesionado por la fusión del ser humano con la máquina. Giger usa el término “biomechanoid” para referirse a robots con forma animal. No es una combinación amistosa, todas sus obras están impregnadas de horror, cierta necrofilia y surrealismo macabro. Esta idea de convivencia íntima y traumática con la tecnología marcaría toda corriente del cyberpunk. Desde lo narrativo, como las novelas de William Gibson en los 80, hasta lo visual, como la pesadilla tecnológica de body horror de Tetsuo (1989) de Shinya Tsukamoto. Giger ya estaba ahí en los años 70, en pleno hervidero protocyberpunk. 

Biomechanoid (1976)

Seguramente la formación de Giger en diseño industrial fue clave para representar el aspecto tecnológico de sus seres. Además de la unión terrorífica entre organismos biológicos y las máquinas, hay otra idea que subyace en su obra: el cuerpo en sí mismo es una máquina y no es más que eso. Toma así una postura mecanicista oscura, remarcando la alienación del ser humano. Un planteamiento pesimista acerca de la tecnología, no como una extensión de la capacidad humana sino como algo que tiene el potencial de invadir y transformar la biología, en formas que podrían deshumanizar o alienar al individuo. Esto encaja bien con el horror cósmico de algunas películas de la saga (especialmente las dirigidas por Scott) y sobre la falta de sentido divino y una desoladora visión mecanicista que iguala a dioses, humanos y sintéticos dentro de una naturaleza cruel por su indiferencia ante la justicia y la moral. Lo dice Ash: «Es un superviviente al que no afectan la conciencia, los remordimientos ni las fantasías de moralidad». En el horror cósmico, a la naturaleza no le importas. En el espacio nadie puede oír tus gritos. No en vano, uno de los referentes de Giger es el creador del horror cósmico, Lovecraft, quien queda claramente homenajeado en Prometheus con la criatura de aspecto… eso, lovecraftiano. Se cierra el círculo. El propio título, Alien, puede hacer tanto referencia a alienígena como a alienación. Esto está en la obra de Giger, y después en el repaso de los sintéticos veremos que también es parte de los temas de la película.

Giger se acerca a estas ideas desde el surrealismo, influido entre otros por Dalí. A menudo plasma sus propias pesadillas y eso queda patente principalmente en la primera entrega de Alien, que tiene una estética de pesadilla muy marcada. Una vez más, como ya he comentado en otros capítulos del miedo a la tecnología, en el caso de Frankenstein y Terminator, la pesadilla es la manera de representar esta aversión. Conoció a Dalí y se vieron en varias ocasiones. Este le presentó a Jodorowsky, que estaba reuniendo un equipo para su Dune, quizá la película nunca hecha más famosa. Aunque el proyecto no salió, sirvió para conectar a Giger con Dan O’Bannon, el principal impulsor de Alien. O’Bannon le mostró un libro de Giger a Ridley Scott, su Necronomicon. Scott que andaba desesperado porque no encontraba una criatura a la altura de lo que él quería para que la película no pareciera otra serie B de monstruo espacial, no tuvo dudas cuando vio la imagen de Necronom IV. Esa era su criatura.

Necronom IV (1976)

Fue dándole a Giger más responsabilidades, ya no tanto de diseño sino también de fabricación. Fue clave en el diseño de las naves extraterrestres que tienen también esa dualidad biomecánica. Una sociedad avanzada donde los límites entre el cuerpo y la máquina están difuminados. A esa sociedad nos asomamos con la sofisticación de las máquinas y eso queda representado en los sintéticos de toda la saga. Una convivencia con la tecnología que nos llevará a un lugar inesperado, quizá a nuestra propia destrucción o quizá a una evolución positiva, pero por un camino sin duda traumático.

Los sintéticos de Alien

Vamos con el repaso a los sintéticos de Alien siguiendo el orden cronológico de la trama, que es diferente al orden en el que se han estrenado las películas.

David – Prometheus 

Modelo: Weyland Corporation Series 8
Fecha de creación: 2091

¿Por qué crees que tu gente me creó?

El personaje de Michael Fassbender es, sin duda, el más relevante de la película. El tema principal es la relación entre un ser y su creador. Los sintéticos con los humanos y los humanos con los Ingenieros (esa historia que se inventa Scott para dotar de mitología al space jockey de Giger que veíamos en la primera). En la siguiente película veremos un flashback de David hablando con Weyland, su creador, y cómo David es crítico con la deificación de un creador. “Tú morirás y yo seguiré vivo” le dice. En las escenas eliminadas de Prometheus vemos una conversación entre Weyland y uno de los Ingenieros (en la versión que salió a cines no llegaba a haber intercambio de palabras). Weyland le pide la vida eterna a su creador alegando que él es también un dios porque ha creado a David. No sale bien. La idea que se quiere transmitir es que los dioses son mortales por mucho que sean capaces de crear vida. Todo este planteamiento recuerda mucho a la relación entre Roy Batty y su creador, Tyrell, en Blade Runner.

Las principales características de David son su espíritu crítico, su interés por las emociones humanas y su necesidad de creación. No quiere ser menos que sus creadores. Se interesa por el cine, por la cultura en general, por los sueños y motivaciones de los humanos. Estas características le vuelven peligroso. Todo esto se desarrolla más en la siguiente entrega y se contrapone con otro sintético: Walter.

Walter – Alien: Covenant

Modelo: Weyland-Yutani Corporation Series 8 (actualización)
Fecha de creación: 2104

Han hecho algunas mejoras desde tu época.

Interpretado también por Fassbender, tenemos una nueva versión de las series 8, por lo visto, realizada por una nueva fusión de la megacorporación Weyland con Yutani, después de la muerte del primero. Walter está actualizado para corregir los aspectos más peligrosos de David. Básicamente se trata de eliminar su espíritu crítico y su ansia creadora. Walter sería un Adán que nunca llegó a comer el fruto, que obedeció, mientras que lo que le pierde a David es su curiosidad y su manera de pensar por sí mismo. Esto representa una cuestión muy de actualidad, ahora que podemos vislumbrar no tan lejos la AGI (Inteligencia Artificial General): por un lado queremos conseguir una IA que sea como nosotros, por otro lado, no nos conviene demasiado que se comporte como nosotros. Estamos capando los modelos de lenguaje para evitar que hagan algunas cosas que no son oportunas pero eso está limitando su capacidad y haciéndolos menos humanos.

Esta confrontación entre el libre albedrío y el buen comportamiento será constante en toda la saga, tanto en las películas precedentes como en Alien: Romulus. Volviendo a la escena inicial de Alien: Covenant que adelantaba antes, el flashback de la creación de David. En la versión extendida el diálogo es más largo y se hace referencia a La entrada de los dioses al Valhalla de Ricard Wagner, tema que se escuchará al final de la película. En este diálogo extendido se hace más hincapié en el significado de la obra y en la mortalidad de los dioses. Todo está relacionado con el temor, ahora muy en boga, de que una IA pueda volverse contra nosotros por ser demasiado inteligente y, sobre todo, por tener demasiadas inquietudes.

Ash – Alien

Modelo: Hyperdyne Systems 120-A/2 
Fecha de creación: cerca de 2100

No tenéis ninguna posibilidad pero contáis con mi simpatía.

Ash (Ian Holm) es un sintético muy obediente. Supone un problema grave para la tripulación pero, en realidad, está cumpliendo órdenes. En eso es muy diferente a David. Ash no toma decisiones por voluntad propia, tiene unas directrices claras que obedece. En este sentido, Ash nos muestra otro conflicto que también se está planteando muy claramente en la actualidad: la IA puede ser un problema no ya porque tome decisiones propias sino por el mal uso que se puede hacer de ella.

Alien se estrenó en 1979 y los sorprendentes modelos de lenguaje actuales aún eran ciencia ficción. Lo que sí que estaba iniciándose era el neoliberalismo, con sus experimentos en América Latina. Ese año llegaba Margaret Thatcher al poder. Una etapa marcada por la frialdad de los intereses de las grandes empresas por encima de una moral humana. Eso es lo que representa Ash, la maquinaria de un sistema carente de valores que solo busca maximizar beneficios. La que admira la falta de conciencia del monstruo. Ash ejecuta de manera desapasionada. No es nada personal, contáis con su simpatía.

Andy – Alien: Romulus

Modelo: desconocido
Fecha de creación: probablemente finales del siglo XXI (reciclado después)

Corred.

La última entrega que aún está en cines se sitúa justo después de la acción de la primera película, antes de Aliens. Es difícil decir mucho de la procedencia de Andy (David Jonsson), el sintético que, una vez más, se lleva todo el protagonismo. Se trata de un modelo viejo, obsoleto, con algunos problemas, que ha sido reciclado por un colono con directrices muy claras para proteja la vida de su hija Rain (Cailee Spaeny). Es un sintético del montón. Aquí tenemos un conflicto muy claro: lo que en principio parece un personaje generoso y admirable mártir, se nos descubre después como un ser que está obligado a serlo. Andy no tiene posibilidad de contravenir sus directivas y por tanto, carece de libre albedrío. Básicamente es el esclavo de la protagonista, y aunque esta lo trate con cariño y cuide de él, no deja de ser una cosa de su propiedad. No sé si es casualidad que hayan elegido a un actor negro para el personaje. Por otra parte, es maltratado por otros personajes, como un objeto, en el típico “racismo” hacia las máquinas que aparece en clásicos como Blade Runner o Inteligencia Artificial. Además, el odio de uno de los personajes viene derivado de los efectos del clásico dilema del tranvía, como también ocurría en Yo, robot y que además es un tema muy de actualidad a cuenta de los coches autónomos. Por otra parte, el odio a la tecnología en un contexto de precariedad y juventud sin futuro, también es un tema de actualidad. Ellos necesitan a Andy, lo usan, pero lo odian o lo desprecian.

Cuando Andy recibe una actualización por los devenires de la trama, se vuelve más inteligente y poderoso, incluso superando a su dueña. Aquí volvemos a tener la misma cuestión que aparecía en las precuelas de Scott, la creación superando a su creador, rompiendo la relación de súbdito obediente y replanteando las relaciones de poder. Creo que aquí la película no es lo suficientemente ambiciosa pues se centra en que la actualización llevaba una nueva directriz que supera a la de proteger a Rain. En definitiva, no hay cuestionamiento del libre albedrío sino simplemente un cambio de órdenes. No hay una lucha interna como la que tenía Robocop con sus directrices. En mi opinión, era más interesante el conflicto del esclavo superando al amo y los conflictos derivados de ello.

Otra cosa que se atisba pero que queda aplastado por la directriz malvada, es el miedo que provoca en los demás que la tecnología les supere, que sea más inteligente que ellos. Es, de nuevo, Adán probando el fruto del árbol de la ciencia y desafiando, por tanto, a su creador, consiguiendo el libre albedrío. Esto abre los ojos de Rain que es consciente de que prefiere un Andy menos inteligente y algo lisiado a uno inteligente y poderoso que quizá no pueda controlar. Controlar la IA es uno de los temas encima de la mesa hoy. El miedo a que pueda volverse contra nosotros. Finalmente, Rain decide ser más razonable y añadir una nueva directiva en Andy para que también cuide de sí mismo. Eso sí, no elimina la directiva de cuidar de ella. Solamente mejora sus condiciones de esclavitud.

Bishop – Aliens

Modelo: Hyperdyne Systems 341-B
Fecha de creación: algo antes de 2179

Prefiero el término «persona artificial».

Ripley ha hibernado 57 años y han cambiado algunas cosas. Bishop, interpretado por Lance Henriksen, es un modelo mejorado para evitar conflictos con los humanos. Es capaz de emular emociones para hacer sentir mejor a sus compañeros de carne y hueso, mientras que Ash era un tipo frío desprovisto de emociones. Bishop le da importancia a las formas y aunque está dispuesto a morir para salvar a los humanos, quiere respeto. El cambio principal es que lleva ciertas directrices que le prohíben hacer daño a las personas. Algo como las leyes de la robótica de Asimov. Esto corrige problemas anteriores. Si atendemos a que es el mismo universo de Blade Runner, resuelve el problema de los replicantes violentos. Evita delirios de grandeza peligrosos como los de David y también hace imposible que una corporación pueda usar a los sintéticos para fines que ponen en peligro a las personas. En definitiva, los dos grandes retos que tenemos con la IA: que no se vuelva para nosotros, algo que a corto plazo aún es improbable; y que no sea mal utilizado por las grandes empresas, un problema real ya a día de hoy. 

Para conseguir resolver estas cuestiones, Bishop lleva un filtro ético que no puede quebrantar. Esta es una cuestión bastante compleja, como Asimov ya nos alertó hace tiempo, pues es complicado construir una doctrina ética rígida que no termine volviéndose impracticable por las incongruencias éticas. Volvemos al dilema del tranvía. En todo caso, Cameron no quiere entrar aquí en esas disquisiciones y simplemente lo utiliza para mostrarnos la desconfianza hacia la tecnología en el personaje de Ripley. Es el mismo esquema que usará después en Terminator 2: una mujer que ha tenido malas experiencias con la tecnología y que ahora desconfía de una nueva que tiene intenciones de ayudarle. Sobre esto ya hablé más en profundidad en el capítulo de Terminator, y el concepto es el mismo. Tras la disrupción traumática de una nueva tecnología tenemos la posibilidad de crear otra que conviva con nosotros. De la misma manera que ahora desconfiamos, y con razón, de los empleos que se van a perder con la IA, tenemos la oportunidad de construir un sistema que tenga en cuenta el aumento de la productividad que mejore nuestra vida a través de algún tipo de distribución. Finalmente Bishop da la talla y nos hace reflexionar, como en el final de Terminator 2, hasta qué punto las emociones emuladas pueden corresponder a las reales. Fake it till you make it.

En Alien3 volverá a parecer fugazmente Bishop simplemente para obtener información de él, sin más interés. Y por otra parte, Henriksen interpretará un papel de un humano de la corporación Weyland-Yutani que se supone que sería el creador de Bishop, copiando su aspecto. Pero más allá de sugerir esta idea de crear “a su imagen y semejanza”, no hay mucho más. Quizá por eso, entre otras cosas, es la peor entrega de la saga, porque le falta el sintético.

Annalee Call – Alien Resurrection

Modelo: Auton
Fecha de creación: 2300 – 2350

Porque he sido programada para ello.

Han pasado 200 años. Ya no es que Ripley haya hibernado, es que ha muerto y ha sido clonada como los dinosaurios de Parque Jurásico. Es la entrega que más en el futuro se encuentra y ya podemos hablar de un cierto equilibrio entre el libre albedrío y la convivencia. Call (Winona Ryder) es un sintético que no ha sido creado por ninguna corporación ni por ningún mad doctor. Call ha sido creada por otros sintéticos, en un giro lógico de la evolución de la inteligencia de estos. De esta manera los sintéticos se liberan y ya no existen en función de las necesidades y miedos de los humanos. Call ha sido educada más que programada (aunque literalmente ha sido programada) y por eso es la versión más cercana a nosotros. Tiene la libertad de David para ser crítica con los humanos pero también tiene la empatía de Bishop. Tiene claro el valor de la vida humana como Andy pero sin estar condenada a ello. Forma parte de una comunidad con fuertes valores, sintéticos que han arrancado su módem para proteger su personalidad individual.

El principal objetivo de Call en la película es evitar un mal mayor por los experimentos con el Xenomorfo. Ya de entrada su finalidad es humanitaria. Para ello tiene intención de eliminar a la nueva Ripley, lo que nos lleva una vez más al dilema del tranvía, pero aquí ella es capaz de valorar la situación y actuar según su propia ética, incluso cambiando de opinión. Por otra parte, ante las voluntades programadas hay también otras emociones más humanas, como la necesidad de ser aceptada e incluso el bullying a otros diferentes (la Ripley clonada) como defensa para evitar ser señalada.

Desde la libertad de los sintéticos -asaltada más que adquirida puesto que aún son perseguidos como un peligro- se llega a una situación de igual a igual donde es posible un entendimiento con los humanos, una convivencia alejada de la imposible dogmatismo de unas reglas éticas rígidas que son incompatibles con el pensamiento complejo. También cabe la posibilidad de que terminen matándose unos a otros, pero ¿qué hay más humano que eso?