Aprovechando que su segunda novela está recién salida del horno, la muy recomendable Los abismos, charlamos con Iban Petit. Sobre su novela, sobre su vocación y sobre su faceta como editor.

Iban, te he leído que esta historia “te la encontraste”, te documentaste y la ficcionaste. ¿De dónde surge? ¿Parte de un hecho real?

El inicio, el hilo del que comencé a tirar, lo encontré en mi propia familia. A partir de aquí comencé a documentar en profundidad y observé que había historias muy parecidas esparcidas tanto aquí como en Latinoamérica. Viajé a París y a Buenos Aires. Estamos ante una novela de ficción pero que no dista de muchas de las historias con las que me topé. Algunas eran incluso más crudas, más desasosegantes.

Los personajes son ficticios pero casi todos parten de personas que me rodean. Pero no pienses que extraigo a esas personas de la realidad y las pongo a mi servicio. Es un proceso algo más complejo. Arranco con ellas, pero las perfilo y las maquillo mucho antes de que cobren vida en la ficción.

¿Te dedicas a escribir o escribes?

Me dedico a escribir. Me lo impongo aunque muchos días no lo desee. Igual que me esfuerzo por tener hábitos saludables o hacer ejercicio. Es algo que necesito para estar bien conmigo mismo. Si no lo hago la sensación de insatisfacción es constante. Después mientras escribo, estoy absorto, y al terminar, me siento excepcionalmente bien.

¿Y cuándo descubriste que tenías esa necesidad?

Escribir, escribo desde niño, pero no sé cuando descubrí que quería dedicarme a escribir. Fue una imagen que se fue haciendo cada vez más nítida y al final tuve que lanzarme a ello. Fue una convicción total. No tuve posibilidades de planteármelo. Tenía que ser así.

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Claire se pregunta durante la novela si debería leer mientras escribe ¿Tú? ¿Lees mientras escribes? ¿Si es así, qué has leído mientras escribías esta novela que sientas que te ha influido?

Sí, siempre leo, esté en proceso de escritura o de documentación o de vacaciones. Esta reflexión de Claire, la protagonista, fue algo que me obsesionó mientras escribía mi primera novela. Soy una persona con muy mala memoria y a la que se le pega todo. Desde acentos, formas de hablar, hasta formas de vestir. Lo hago sin darme cuenta. Tuve miedo de que lo que leía de alguna forma se traspasara a la escritura. Pero no ocurrió. Mientras escribía Los abismos he leído prácticamente de todo y muchos esos libros y esos autores han quedado reflejados en el libro. Eso también era algo que buscaba. Que lo que leyese quedara impregnado en la novela mientras la escribía y ver de que forma lo podía hacer todo cuadrar.

Una vez te escuché que te costaba dar por finalizada la escritura, que te pasarías toda la vida corrigiendo. ¿Estás satisfecho con esta novela o seguirías corrigiéndola si pudieses? 

Me pasaría la vida corrigiendo todo lo que escribo. Para mí la corrección es un proceso infinito que puede acabar desquiciándome. Hace poco un amigo escritor me dijo que en toda corrección hay un punto de no retorno. Es decir, que por mucho que corrijas la historia no va a cambiar en nada. Yo aún no lo he encontrado. Para mí cada coma, cada guión, cada adjetivo son parte de un conjunto que debe aspirar a la perfección. El problema es que nunca encontraré la perfección y por eso me pasaría la vida corrigiendo.

¿Crees que has corregido en esta novela cosas que no te gustaron de tu anterior novela?

No creo que haya corregido cosas de mi anterior novela para llevarlas a esta. Cada historia tiene su proceso y cuando empecé a escribir “Los abismos”, no partí de nada de “Anotaciones circulares”.

Es un libro protagonizado por tres mujeres, mostrando tres épocas desde un punto de vista femenino. ¿Cómo has trabajado eso?

Me he documentado mucho y he leído a muchas mujeres hablando de mujeres. También es cierto que a mí me criaron mujeres mayores, abuelas y tías abuelas, así que he mis recuerdos me han ayudado bastante. Lo más complicado ha sido crear el universo propio de la novela y situarme en su inicio, cincuenta años atrás, en un tiempo que yo no conocí.

En tus dos novelas y en tus columnas hay múltiples referencias musicales.El anterior libro lo presentaste con las canciones de AMA. En Expediciones Polares habéis publicado la biografía de Gaingsburg y el libro de Stuart Murdoch. También estás en el Dock Of The Bay… Parece que la música es importante para ti. ¿Influye la música en tu literatura? A veces, tu estilo de frases cortas, marcando un ritmo, me recuerda a las líneas de una canción. ¿Has tenido experiencia musical, como cantante, compositor o letrista? 

Sí, vivo rodeado de música desde hace muchos años, y lógicamente es algo inherente a lo que me rodea, tanto desde un punto de vista personal como profesional. Pero no, nunca he sido capaz de tocar más de tres acordes seguidos, canto muy mal y jamás recuerdo las letras de las canciones.

¿Te hubiese gustado?

Sí, me hubiese gustado, y me da mucha envidia.

Ya que estamos musicales. ¿Qué opinas del nobel a Dylan?

Es un debate extraño. Uno, porque los premios son algo muy arbitrario. Y dos, porque Dylan es un músico incontestable. Esto hace que en realidad el debate no sea si es justo o no darle uno de los premios más prestigiosos del mundo a Dylan, sino dónde se sitúan los límites de la literatura. Yo creo que la literatura está dentro de un campo de juego determinado. No es lo mismo escribir y que la obra sea un texto y nada más, que escribir para una melodía y que la obra final sea una canción. Creo que se trabajan en dos campos diferentes y que son obras y formas de crear diferentes. Así que no, no lo veo, y eso que a hay discos de Dylan que me entusiasman. De todas formas, es un debate que no me preocupa.

El equipo de Expediciones Polares

El equipo de Expediciones Polares

Conoces la profesión desde los dos lados, editor y escritor. ¿Conoces una faceta aporta algo a la otra?

Creo que el dedicarme a escribir hace que como editor trate con más empatía a los escritores. Por otro lado, no creo que ser editor afecte a mi labor como escritor. Divido mucho ambas tareas.

“Los abismos” es un homenaje fantástico a la literatura y al proceso creativo. Es un libro que desprende ilusión por escribir. ¿Esa ilusión sigue intacta después de conocer la parte empresarial del negocio?

Sí, claro que sigue intacta. No me dedico a escribir por dinero. Me dedico a escribir porque necesito hacerlo, porque si no lo hiciera, no sería feliz. Es así de sencillo. El problema es tener el tiempo para hacerlo. A mí me exige ser muy disciplinado, pero me siento afortunado por tenerlo. Estamos en una sociedad que no valora la creación cultural, porque valorarla supondría darle las herramientas para monetizarla, y eso no ocurre en el 90% de los casos en los que debería ocurrir. Creo que estamos desperdiciando talento y desalentando a las generaciones más jóvenes a que creen. Y eso supondrá que dentro de unos años seremos aún más pobres culturalmente, y por lo tanto menos libres y con menor capacidad crítica. Es desesperante.

¿Qué proyectos tienes ahora como escritor? ¿Y cómo editor?

Como escritor estoy terminando de documentar mi próxima novela. Espero ponerme a escribirla a partir de enero. Y como editores estamos cerrando ya la primavera que viene. Tenemos previsto publicar unos siete y ocho libros en 2017. Algunos de ellos van a ser auténticas preciosidades. De verdad.

¡Estaremos atentos!