Quedar con Jose Luis Rebordinos para hablar de cine y del Zinemaldia siempre es un placer. También una prueba de fondo. Es un torrente de ideas y de entusiasmo que no se cansa nunca de exponer y razonar sus ideas. Nosotros le preguntamos por la situación del Festival, por el proyecto que tienen él y su equipo, por las críticas… Hablamos tanto y de tantas cosas que hemos dividido la entrevista en dos partes. No puedo dejar de adelantar que lo mejor, la gran exclusiva, viene al final de la segunda entrevista. Sólo adelantaré una cosa: os lo dijimos.
A veces veo dos sectores opinando sobre el Zinemaldia. Uno que peca de chauvinista diciendo que es tan grande como los más grandes y otro que peca de catastrofista y lo pinta como un Festival sin apenas importancia. ¿Cómo es el Festival?
Somos el más pequeño de los grandes Festivales y eso me gusta porque quiero ser pequeño. Nosotros no podemos aspirar a ser más grandes por la propia ciudad, por la infraestructuras, por presupuesto, por muchas cosas; pero tenemos un tamaño muy bueno que nos permite seguir teniendo un punto muy humano que es el que hace que mucha gente venga, se sienta encantada y luego quiera volver. Los festivales mucho más grandes, por mucho que quieran, es imposible que sean más humanos. Son máquinas muy importantes, pero que pierden una parte de esa humanidad. Hoy por hoy, cualquier invitado que venga al Zinemaldi puede tener cinco minutos conmigo, en diferentes opciones, y me parece importante mantener ese nivel.
¿Cuáles son esos Festivales grandes?
Entre los Festivales competitivos el más importante sin duda es Cannes. Yo creo que el siguiente, claramente, es Berlín y luego está Venecia. San Sebastián está por ahí, justo detrás. Hay algunos años que en algunas cosas nos vamos acercando, como en el tema industria, y otras en que nos cuesta más, como el de prensa internacional.
¿Cómo se sobrevive en esa liga siendo más pequeños?
Vamos trabajando en eso. Venecia es más grande que San Sebastián, sin lugar a dudas, pero hay que conseguir que haya películas a las que les sea más interesante venir a San Sebastián. A otras les irá mejor ir a Venecia, genial, no hay problema. Puede haber películas para todos, lo importante es tener una personalidad propia. Hay que trabajar para que a la industria le interese estar en San Sebastián, que a la prensa internacional le interese estar en San Sebastián y que a cierto tipo de películas, a cierto tipo de apuestas y proyectos, estar en San Sebastián les aporte mucho. Por eso es importante, y está funcionando muy bien, la combinación Toronto/San Sebastián. Nos permite aportar un gran mercado como el de Toronto para la premier mundial y luego nuestro Festival, con más prestigio y también con su industria y su prensa internacional, para la premier Europea.
Ese competir con los grandes también os expone a mayores críticas
En general se nos trata con bien, con mucho cariño. Hay un nivel de exigencia que no es malo, pero a veces me gustaría que se nos tratara no peor que a otros festivales, incluso que a otros festivales españoles. Igual cuando eres más grande se te trata con más dureza, puede ser. Siempre pongo el mismo ejemplo: en San Sebastián si empiezas siete minutos tarde en el Kursaal hay pataleos. Ya sé que en hay que empezar a la hora, pero es que en otros festivales es habitual que haya películas que empiecen media hora e incluso una hora tarde, y no leo ni una noticia sobre eso. Por eso digo que a veces se nos trata con más dureza.
Supongo que vosotros mismos os haréis autocrítica.
Sí, claro, nosotros hacemos mucha autocrítica. Somos un festival que casi todo el mundo dice que está muy bien organizado, pero sabemos que no siempre es verdad. Muchas veces porque no tenemos medios. Si tenemos 24 coches, necesitaríamos 30, si tenemos 24 chóferes, necesitaríamos el doble, necesitaríamos un 40% más de personas en relaciones públicas, necesitaríamos más personal especializado que no tenemos porque a veces no lo hay y a veces no podemos pagarlo… Siempre hay cosas que no funcionan como querríamos. A veces porque no podemos, a veces porque tomamos decisiones erróneas.
Las cosas que sabes cómo hacerlas y no puedes llegar siempre generan un puntito de frustración. Eso es duro, porque cuando te equivocas, pues dices “vamos a arreglarlo”, pero en esas no puedes, eres consciente de que podría funcionar mejor, pero no llegas.
Las armas y los trucos del Festival
Y sin ser demasiado indiscreto, ¿qué errores asumís vosotros?
En selección hemos tomado decisiones erróneas, seguro, como todos los festivales. Películas que no quisimos tener y el tiempo nos ha demostrado que deberían haber estado, y películas que trajimos y no deberían haber estado. No tengo ninguna duda de que hemos cometido errores en selección y podría hacer una gran lista. Ojo, también hemos tenido aciertos, hemos apostado por películas que nadie más había apostado. Yo recuerdo Intocable que nadie la quería y casi nos miraban raro cuando dijimos que la queríamos para clausura. Pero, en general creo que el equipo de producción es muy profesional, en producción, en marketing… y creo que por eso el Festival funciona muy bien en líneas generales.
Hablando de selección, el año pasado se criticó que hubiera demasiadas películas.
El Festival ha aumentado las películas y yo quiero bajar ese número. El año pasado tuvimos 230 películas y a mi me gustaría no pasar de 200, como mucho 210. Pero precisamente en las gordas, en las de Sección Oficial, no es donde quiero bajar. Y esas son las que generaron más críticas el año pasado. Críticas que, realmente, no acabé de entender.
Sí que puedo entender que alguien me dijera “no estáis programando bien”, porque probablemente no lo hicimos y hubiera zonas del Festival donde no programamos bien. Entre otras cosas porque vamos creciendo y las cosas pasan muy rápido y necesitamos un tiempo para asimilarlas.
¿Por qué no quieres recortar de ahí?
El esquema ahora es muy bueno, con una Sección Oficial que creo que hemos conseguido sea bastante variada, con películas que no todas gustan a todos, pero sí son variadas. Como hacen todos los Festivales, Cannes puede tener a Loznitsa y a Cronenberg, que en principio no tienen nada que ver, o nosotros a Bonello y Oliver Stone, pero está bien que tengamos el mejor cine que podamos tener de diferentes estilos. Luego está Perlas, con grandes títulos del año, que es una sección muy para el público. Tenemos Horizontes Latinos que es el panorama del cine latinomericano. Tenemos Nuevos Directores que es la segunda sección del Festival con premiers europeas e incluso mundiales. Tenemos Zabaltegi, que es cine un poco diferente y que juega con los géneros.
Con este esquema un espectador, o un crítico, puede escoger el tipo de películas que quiere ver. Es un esquema muy práctico, que nos funciona y que nos exige tener un número alto de películas importantes. Por eso tenemos Sección Oficial a concurso, fuera de concurso y proyecciones especiales, que nos permiten dar a películas el marchamo de Sección Oficial y no tener que programarlas en el Kursaal. Eso nos ha permitido, por ejemplo, traer Your name (Tú nombre), la película de Makoto Shinkai, que nunca, nunca, hubieran aceptado algo que no fuera sección oficial porque era una película súper solicitada. Nosotros les convencimos que aunque no fuera en el Kursaal, iba a ser un pase especial en el Victoria Eugenia dentro de Sección Oficial. Pues bien, fue un exitazo en su pase durante el Festival y hoy en día es una de las películas más exitosas del mundo el año pasado. Se ha vendido a un montón de países, es la segunda película más taquillera de toda la historia de Japón, por encima de estrenos americanos, y lleva seis meses en pantalla. Tener Your name el año pasado que fue un puntazo. Internacionalmente ha marcado que San Sebastián tuviera esa película. No sólo eso, este esquema también nos permitió poder tener Bigas por Bigas, una película muy especial que creo que tenía que estar en San Sebastián.
Entiendo que es una forma de aguantar en la liga de los grandes.
Bueno, somos pequeñitos, tenemos que buscar formas para luchar, nos tenemos que inventar trucos para tener más películas, porque en el Kursaal ya no caben más y esto nos permite tener un abanico mayor, estar en el mundo con más posibilidades. Además, yo creo que en un festival de cine no se puede llegar a todo, y eso no es grave. Lo bueno es que puedas elegir. Para mí el problema es ir a un festival y decir “cuatro de la tarde, quiero ir al cine y no hay nada que quiera ver”.
Yo donde no quiero renunciar es en las nuevas, en las proyecciones especiales, que creo que es donde está sobre todo la discusión gorda. Esas proyecciones especiales nos permiten tener un tipo de películas que no nos entrarían en las 22 de Oficial. Lo que hemos creado es un arma para poder trabajar. Es mejor tener que elegir a que no tengas posibilidad de ver una película. Si hay tres y tengo que elegir dos, vamos bien.
Pero los periodistas se quejan desde un punto de vista profesional, tienen que cubrir todas las películas y no llegan.
Hubo cosas que se programaron mal, para empezar. Cosas que son claramente mejorables; pero ojo, igual están poniendo en nuestro lado un problema que es de los medios de comunicación. Igual es que hace falta más de una persona para cubrir un Festival, o la Sección Oficial. Del mismo modo que hay gente que hace Perlas, igual tiene que haber alguien que cubra las Proyecciones especiales, no lo sé. La pregunta es “¿cómo se cubre Cannes?”, “¿cómo se cubre Berlín?”, porque uno solo no las cubre. Si no llegan a todo igual es que el medio de comunicación tiene que tener más gente y dividirlo de otra manera.
Reorganización de programación y acreditaciones
¿Y estáis estudiando otras posibilidades facilitar el trabajo de la prensa?
Estamos estudiando todo, para ayudar no sólo a la prensa, también a la industria. Incluso me preocupan más lo pases de industria que los de prensa. Si queremos que sigan viniendo tenemos que darle la oportunidad de ver las películas con las que están trabajando en condiciones.
Otro aspecto en el que estamos trabajando es el de las acreditaciones. Tenemos muchos tipos de acreditaciones, quizá demasiados y estamos estudiando como reorganizarlo con más sentido. No puede ser que el pase del Principal uno de los mejores compradores entre después de, y lo digo con todo el respeto del mundo, el último tuitero porque es prensa. No puede ser, eso no puede ser. Eso valía hace seis años, ahora no. Ahora ese primero de industria tendrá que entrar con el primero de prensa y estamos estudiando cómo hacerlo. También queremos tener mayor control y saber quién va a cada proyección de los acreditados… Si queremos competir en la liga de los grandes festivales tenemos que cuidar esas cosas.
No será sencillo implementar tantos cambios.
Todas esas cosas cuesta mucho esfuerzo hacerlas bien. Y dinero. Hay que ver cómo se puede hacer y cuánto cuesta. Que igual tenemos una idea maravillosa y no se puede pagar. Entonces hay que ver hasta dónde podemos llegar e ir avanzando hacia el objetivo que queremos. A veces hay cosas que necesitan tiempo para cambiar y en esos procesos intermedios hay cosas que serán mejores o peores, pero mi obsesión es tener claro dónde queremos llegar y que todos los pasos se den en esa dirección.
Por lo que nos cuentas es dificilísimo programar el Festival.
Es muy difícil, son más de 700 proyecciones en nueve días y es un follón de narices que eso sea coherente. A pesar de lo que estamos trabajando, a pesar del programa informático, es probable que este año no funcione todo lo bien que nos gustaría porque habrá pruebas, errores, cosas que saldrán bien, cosas que saldrán mal… pero en dos o tres años lo tendremos, estoy seguro. Nos dará una programación que será muy difícil discutir que no sea la más racional.
Además chocamos con lo que decíamos antes, las propias posibilidades de la ciudad.
Siempre me quejo de que nos faltan salas. También es verdad que podríamos programar de otra manera, que tenemos salas pequeñas del Príncipe en las que no se programa, por ejemplo. Lo estamos estudiando. Lo que está claro es que a nosotros nos hubiera venido genial un multicine más, nos hubiera venido bien la Bretxa, la Bretxa nuevo, porque lo que había no cumplía los mínimos de exigencia profesional.
¿Cuál es la solución?
Estamos intentando programar de una manera sensata, que haya tiempo entre sesión y sesión, que si tenemos que quitar algunas sesiones las quitemos para que todo sea más normal. Esto nos va a suponer perder número de espectadores y perder recaudación. Igual es el momento de hacerlo. No nos muramos de éxito. Vamos a intentar que siga la locura de las salas llenas, pero hasta donde podamos.
Si fuésemos un festival que en vez de 190.000 espectadores tuviésemos 100.000 el Zinemaldia sería facilísimo de organizar. Todos ibais a vivir como reyes esa semana; pero no tendríamos la recaudación que tenemos ahora, no tendríamos el impacto que tiene ver las salas llenas de gente entusiasta y no tendríamos el motor de una ciudad detrás que se implica como se implica. Así que no todo es blanco o negro; pero todo el tema de programación va a ser importante en los próximos dos o tres años, porque si no lo hacemos bien es que nos vamos al carajo. El Festival sigue creciendo y si nosotros jugamos a crecer, crecemos. Hemos demostrado que sabemos hacer que venga más público, llevamos seis años haciéndolo, pero ahora no toca. Ahora toca que el público que venga lo haga en mejores condiciones.
No habrá retrospectiva temática
¿Dónde va a estar el recorte de películas entonces?
Zabaltegi tiene que tener menos películas, que el año pasado fue una locura. También Perlas. Tenemos que calmar nuestro instinto cinéfilo loco porque haríamos 32 Perlas y haríamos 32 Zabaltegis. Nos enamoramos de un montón de pelis y tenemos que ser fríos a la hora de escoger. Hay que elegir. ¿Qué alguna se queda fuera? No pasa nada, hay más Festivales. No pasa nada porque una película vaya a Valladolid o a Sevilla.
¿No hay competencia?
Se crean polémicas que no las hay. “Aquarius la ha tenido Valladolid”, pues que bien, qué suerte que puedan tener Aquarius ellos también. Yo ni quiero tenerlo todo, ni puedo tenerlo todo. Ahora está Malaga, que creo que está trabajando muy bien y está tomando decisiones adecuadas como la de incorporar el cine latinoamericano. Pues todas las preguntas que me hagan estos días serán sobre la competencia. ¡Si no hay ninguna competencia! Hay películas para todos. Hay películas para Málaga y hay películas para San Sebastián. Si fuera que los festivales estuviesen seguidos, entonces si que sería un problema, seguro; pero este juego de nueve meses nos viene muy bien. Me viene bien que saquen alguna película que nosotros no podemos sacar. Es un falso enfrentamiento entre dos festivales cuyos directores y equipos se llevan muy bien además.
¿Y las retrospectivas?
Creo que tenemos que replanteárnoslas. Este año queríamos hacer Joseph Losey que son treintaypico películas y no va a haber retrospectiva temática. Esta no es una decisión para siempre, no quiere decir que no vaya a haber más; pero hay que replanteárselo. Igual ahora las retrospectivas temáticas tienen que hacerlas Filmoteca o Tabakalera durante el año. Además ahora con internet hay más acceso a las películas. De acuerdo en que no es la mejor forma de verlas, pero hubo una época en la que las retrospectivas eran la única manera de ver ciertas cosas a las que ahora tenemos acceso, aunque no sea en proyección.
Por ejemplo, el año pasado muchos decían que el ciclo temático estaba muy bien, pero para la ciudad y quizá fuera del Festival. Pues sí, quizá tenían razón. El año pasado es cierto que tenía un sentido, porque se hacía junto a DSS2016 y estaba el tema de la violencia, pero este tipo de ciclos temáticos ahora tienen que tener siempre un sentido muy claro. Cuando hicimos la de Fiebre helada, yo creo que tenía todo el sentido del mundo, porque había una eclosión brutal del cine nórdico. O cuando hicimos el de la animación europea, porque era un momento en el que empezaba a reivindicarse la animación europea, que fíjate dónde está ahora. Hagamos ciclos temáticos cuando realmente creamos en ellos, y no hacer por hacer como una especie de cajón desastre que puede funcionar muy bien de público porque tiene películas buenísimas y muy famosas pero ¿tiene sentido? Quitemos de ahí y pongamos más cosas nuevas, más cosas que están ahora, que creen debate, que planteen películas muy diferentes, porque a mi me interesa mucho que el Festival sea muy heterogéneo.
Lo que sí te digo es que todo lo que decís desde los espectadores o desde la prensa lo estudiamos. Del mismo modo que te digo que cuando yo digo que no estoy de acuerdo con la teoría de que hay demasiadas películas en Sección Oficial no quiere decir que no le hayamos dado mil vueltas o que haya personas en el equipo del Festival con diferentes opiniones.
Situación cinéfila de San Sebastián
Hablabas del motor que supone tener la ciudad implicada en el Festival
San Sebastián ha tenido bastante suerte en algunas cosas que no son fáciles. La primera de todas, tener una empresa privada, SADE, que obviamente busca el beneficio económico, pero que le gusta el cine. Ahora con Coro Odriozola, la actual gerente, y antes con Leopoldo Arsoaga. Gente que tiene una sensibilidad para el cine, que son cinéfilos. No sólo buscan el negocio económico, también son cinéfilos y eso se ha notado en que han tomado decisiones que les ha supuesto ganar menos dinero, incluso perder en algún apartado, pero que ha servido para crear afición, para generar un movimiento en la ciudad. Esa sensibilidad no es algo normal y su efecto se nota. Eso es algo que se lo debemos a la SADE, es así.
Por otro lado creo que Guipúzcoa ha tenido un movimiento cineclubista muy importante, en San Sebastián fíjate los años que lleva Kresala, en Rentería el que estuve yo y ahora Ozzinema, en Lasarte hubo cineclub, en Tolosa sigue habiendo, en Beasain… creo que eso ha ayudado a divulgar un cierto tipo de cine entre la gente.
Luego el Festival. Yo me he criado como cinéfilo con el Festival. Ahora hay un montón de cosas, pero mi educación cinéfila viene del cine comercial, y entonces no había VO ni cosas de esas, del Festival y de Kresala. Eso ha sido un caldo de cultivo magnífico.
También de las instituciones públicas.
Sí, cuando se crea el patronato de cultura en la ciudad hay una intuición de que ahí se puede hacer algo. Es entonces, cuando desde ahí se crean Nosferatu, la Semana de Terror, Derechos Humanos, etc, etc… Pero cuando yo era director de la unidad de cine hacíamos la reflexión de que aunque en ese apartado el nivel era buenísimo, había dos problemas: el primero que no éramos tan potentes a nivel de creación y el segundo, que a nivel ciudadano no había grupos que se organizaran para crear programaciones. Hubo algunas cosas como el Surfilm, que lo apoyábamos con producción, pero eran Sancho Rodríguez y su equipo los que lo llevaban y lo creaban. Sin embargo ahora está el Dock Of The Bay, que son ellos con el apoyo de Donostia Kultura, está el Bang Bang, estáis vosotros con El Contraplano y los Flipesci perturbando la ciudad con vuestros gustos raros y con una parte activa en redes sociales que es muy importante… Cada vez hay más cosas. Igual hasta hay un exceso, igual hay que racionalizar un poco todo lo que hay; pero a nivel de exhibición creo que en San Sebastián hay una mezcla muy buena entre lo público, lo privado y lo ciudadano.