El secreto de Marrowbone

Justo antes de escribir estas lineas he podido escuchar en Tele 5 que Marrowbone había sido recibida con grandes aplausos en San Sebastián. No voy a negar que eso sea cierto, no estuve en el pase del Kursaal, pero recomiendo a todos que cuando escuchen ese tipo de comentarios en esa cadena recuerden que ellos producen esa película y tienen que hacer todo lo posible para generar esa sensación de «dicen que esta muy bien». No dudo que haya gente que diga que está muy bien; pero también somos muchos los que decimos que está muy mal. De hecho me atrevería a decir que la inmensa mayoría del pase de prensa previo al pase de gala no aprueba esta película.

Una película que copia de tal manera a varias películas de terror que cuesta mucho encontrar algo original en ella. Yo no fui capaz de hacerlo. Si a Amenabar y Bayona ya se les acusa de copiar a otros directores, imaginad cuando les copias a ellos; pero además tienes menos talento como director (y Sergio G. Sánchez tiene menos). Los primeros cinco minutos, con un libro de dibujos, una roca bajo un árbol y unos niños con una madre enferma nosiciern pensar que estábamos antes una nueva versión de Un monstruo viene a verme. A partir de ahí siguió el catálogo de referencias, muchas de ellas producidas por la propia Tele 5. Algunas de ellas tan fallidas y tan ridículas que la película se acerca a convertirse en una nueva entrega de Scary Movie. Pensad en cualquier película de terror de los últimos años y estará, y no sigo por ahí para no hacer spoilers. Como anécdota os diré que Iñaki se fue a los 25 minutos y adivino el final.

El secreto de marrowbone

El pase al que yo asistí fue una auténtica fiesta. Uno de esos pases en que el intento fallido empieza a provocar risitas, que se convierten en carcajadas y comentarios en voz alta. Hay quién se queja por la falta de respeto y lo entiendo, pero a mi eso me hizo el visionado mucho más ameno.

The disaster artist

Sobre eso mismo, sobre las intenciones fallidas que terminan por provocar carcajadas, trata The disaster artist, la película de James Franco. Cuenta la historia del rodaje de la que es considerada «la peor película de todos los tiempos», un engendro titulado The Room. La dirigió, escribió e interpretó, por decir algo, un tal Tommy Wiseau del que apenas se sabe nada, ni de su vida ni de como consiguió el dinero para rodar esta película. Ojo, estamos hablando de unos 6 millones de dolares gasto que no se nota en ni uno sólo de los planos de la película.

The disaster artist se basa en el libro sobre el rodaje de The room que escribió Greg Sestero, amigo de Wiseau y coprotagonista de aquella bazofia.  James Franco se reserva el papel de Wiseau y su hermano Dave interpreta a Sestero. Puede parecer que James sobreactúa, pero si se ha visto The room (o se espera a la parte final de esta película en la que ponen varias escenas de la original) entonces se puede ver que la interpretación de James Franco no sólo está ajustada a la realidad, sino que es sobresaliente. Su manera de hablar y de moverse es clavada al auténtico Tom Wiseau.

disaster-artist

Es inevitable la comparación con Ed Wood, por su planteamiento, pero no es justo. Aquella tenía más poesía, más ambición -y más talento-, esta tiene mayor  vocación de comedia, y la cumple a la perfección con un guión lleno de ritmo que explota la comicidad y «carisma» (o lo que sea eso) de su personaje. Además relatan dos momentos distintos. En la época de Ed Wood, el verdadero, aún no existía esta actitud de enfrentarse a este tipo de cine desde el humor. Es a partir de entonces cuando el público aprende a disfrutar, de una manera algo cruel, de estas películas fallidas desde la carcajada. Por eso la película de Tim Burton acababa con el protagonista saliendo de la sala antes de escuchar la reacción (pitos y abucheos) y en The disaser artist vemos a Tom Wiseau entre aplausos y risas. El cine como experiencia colectiva, disfrutar de las películas en comunidad, contagiándonos las risas unos a otros, o quizá las angustias y las penas, compartiendo el miedo y asustándonos del bote del espectador de la butaca de al lado. Eso también lo reivindica The disaster artist.

El videoblog de Iñaki de hoy es todo un homenaje: