Comienza la última edición de la Berlinale dirigida por Dieter Kosslick y hace unas semanas, tras la visita de Thierry Frémaux y Vincent Maraval a la Elias Quereja Zine Eskola de Tabakalera, pudimos hablar con el próximo director del Festival de Berlín: Carlo Chatrian. El que hasta ahora ha sido director artístico de las últimas 7 ediciones del Festival de Locarno, afronta un nuevo horizonte al frente del Festival de Berlín. Cargo que todavía no ejerce, por lo que nos pide expresamente no hablar de ello. Nos preguntamos cuál será el papel de Carlo en Berlín y sus objetivos, y es por ello que nos interesa especialmente hablar con él, para intentar aproximarnos a su visión del panorama cinematográfico actual e intentar averiguar cuál es el Berlín que imagina y quiere conseguir.
Solías decir que como director creativo del Festival de Locarno uno de tus principales objetivos era reafirmar la identidad de Locarno. En este sentido, esa identidad ¿cómo la concibes? O lo que es lo mismo, ¿qué es la identidad de un festival?
Es una buena pregunta, porque la identidad de un Festival no es algo estático, está en constante movimiento. Pero si algo algo puedo afirmar es que Locarno a lo largo de toda su historia fue siempre un lugar de descubrimiento.
En los años cuarenta el neorrealismo, después el cine de las repúblicas del Este. Ha sido especialmente útil que Suiza siempre haya estado en un territorio neutro y le era más fácil conseguir material diferente. En años más recientes llegó a Locarno el que se entendía como nuevo cine americano, con las primeras películas de Spike Lee y de Jarmusch. Para mi el descubrimiento más importante del festival fue Kiarostami y el cine chino. Ahora el concepto del cine regional, del cine de la frontera geográfica, tiene un sentido un poco distinto. Hoy los descubrimientos se conciben de manera distinta, sin recurrir a un lugar lejano y exótico.
La identidad de Locarno por otro lado siempre ha tenido un diálogo entre el cine del futuro, el cine del presente y el cine del pasado, con la retrospectiva o los homenajes, por ejemplo. Y es una cualidad de la identidad de un festival que me parece muy importante hoy, porque hoy tenemos un problema con la memoria por culpa de esto (coge su teléfono móvil con ímpetu). Parece que la memoria no es importante y en el proceso de construir una identidad es extremadamente importante puesto que es la base sobre la que empezar a escribir.
Precisamente en consonancia con esa vocación de descubrimiento de Locarno, se podría decir que forma parte de su identidad hacer una apuesta por propuestas arriesgadas y vanguardistas. Esta identidad del Festival, ¿forma parte de ti como director artístico o del propio Festival? Es decir, ¿cuánto hay de ti en esa apuesta vanguardista de la identidad de Locarno?
Es algo de los dos, mitad y mitad. Es una apuesta personal, pero además es algo que ya era consustancial al propio Festival de Locarno.
Además, con Locarno pasa algo curioso. Desde una perspectiva del público cinéfilo internacional es un festival que tiene una propuesta cinematográfica más arriesgada. Es un público muy cinéfilo y es un auténtico placer ver cómo Locarno, que es una pequeña localidad de unos 10.000 habitantes, se convierte durante el Festival en una comunidad de cine de 160.000 personas, que es algo que sólo puede ocurrir en una localidad pequeña, puesto que esa transformación no es posible en una gran ciudad donde hay otros desafíos.
Por otro lado, en Suiza el festival es conocido por la Plaza Grande que es un lugar muy popular, donde se han estrenado películas como Ocean’s Eleven.
¿Has tenido miedo de la etiqueta Locarno?
Esto es algo que Frèmaux suele decir, que la selección de cada edición de un festival se hace en relación a la que se hizo la edición anterior, porque siempre hay un deseo de cambiar, sorprender. Por eso creo que si he tenido un criterio de selección en Locarno es que las películas no se parezcan. Después los críticos, los periodistas, tienen todo el derecho a decir que hay una etiqueta Locarno, pero para mi lo que realmente subyace es que las películas puedan contar con poder ser exhibidas en el Festival.
Precisamente has mencionado el emplazamiento de la Plaza Grande del Festival de Locarno como uno de los puntos neurálgicos y más populares del festival, ¿crees que es importante el papel de las salas, del visionado colectivo de las películas?
Sí, creo que forma parte de la identidad de cualquier festival, pero a su vez creo que cada festival tiene sus particularidades porque tienen un público distinto.
Me gusta muchísimo la mezcla de distintos tipos de público y yo trabajé para crear una mezcla más fuerte. Cuando se programaba una película muy popular a la noche al mismo tiempo proyectaba una propuesta de un autor no tan conocido, para que esa mezcla se acentuara aún más. Esto es algo que creo se puede hacer en un festival como Locarno, porque por un lado es un festival cinéfilo, pero por otro lado la atmósfera es bastante relajada. Un poco como pasa aquí también, en el Festival de San Sebastián.
Thierry Frémaux: «El cine ha ganado, está por todos los sitios».
19/12/2018 - Sandra Rozas¿Qué es el cine? «la manera más pura de ver una película«. «Netflix quiere ir a los festivales por el prestigio». «Las salas de cine son nuestros conciertos«. Cine americano: «no soy sospechoso de no amar el cine americano«. La Elías Querejeta Zine Eskola de Tabakalera está atrayendo nombres muy interesantes de la industria cinematográfica […] Leer más
Frémaux nos comentaba que creía que el público de ayer no era el público de hoy. Que el público antes estaba más acostumbrado a ver propuestas más arriesgadas en el cine y que hoy en día ese cine es minoritario. Por otro lado comentaba que había que hacer un esfuerzo para acercar ese cine a las nuevas generaciones. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
Es una cuestión compleja. Por un lado creo que hoy mucha gente se olvida que en los años 60 y 80, cuando un festival tenía éxito, estos festivales eran mucho más pequeños de lo que lo son hoy en día. Por otro lado, la cantidad de películas que se hacen hoy es enorme, lo cual aporta una mayor diversidad al panorama cinematográfico actual.
Por otro lado, en los años 80 el cine experimental o el cine documental no estaba incluido en la programación, sin embargo hoy cualquiera de los grandes festivales programan ese tipo de cine y eso es muy importante. Al mismo tiempo eso implica exigir un esfuerzo mayor al público.
Para mi hoy hay una división muy grande, no tanto en el público, sino entre lo que un espectador está dispuesto a aceptar dentro de un festival y lo que ese mismo espectador no está dispuesto a aceptar en la sala de cine. En un festival como los de Locarno y San Sebastián se puede estrenar una película de seis horas y hay 1.000 personas que la ven. Pero en una sala de cine eso no es posible.
Que el público cambie con el paso de los años es normal, y aunque en el cambio siempre se pierde algo, también se ganan otras.
En cuanto a esa dualidad entre lo que pasa en un festival de cine y lo que pasa en una sala de cine, Vincent Maraval nos comentaba que creía que las Salas no habían sabido adaptarse a las nuevas circunstancias del panorama actual, ¿estás de acuerdo?
Creo que hay una generación de exhibidores de cine que está demasiado acostumbrada a unas dinámicas de programación casi automatizadas, en las que casi no se concebía ninguna labor de curaduría. Hoy el papel de los exhibidores y de los programadores es muy importante y exige más esfuerzo.
Creo de verdad que hay una nueva generación de programadores que van a evolucionar la manera en la que se estrena una película, pero al mismo tiempo la vida hoy no es la vida de hace veinte años. Siempre estamos conectados y nuestra relación con el tiempo es muy loca y esto es algo que impacta en todos los ámbitos de nuestra vida. Y en este sentido la solución es compleja. La sala de cine no puede tener eventos siempre, porque se convertiría en otra cosa, un museo de cine o una galería. Hoy la gente quiere siempre algo nuevo, puede ver la película en su móvil, en su casa… Pero al final no la ve porque se acaba decantando por otra cosa. Hoy siempre está la posibilidad de conseguir algo más y eso para el sistema de las salas es un problema.
Precisamente Frèmaux decía que “el cine ha ganado, está en todos los sitios”, pero al mismo tiempo Vincent Maraval decía que sí, que hay más oferta, pero eso implica que hay más de todo, más cine bueno pero también más cine malo.
La cantidad nunca va de la mano de la calidad. Eso no es intrínsecamente malo, simplemente es la realidad. Cuando un estilo se convierte en popular se pierde algo siempre. Los festivales ahora son el lugar donde se debería hacer ese filtro entre el material bueno y el malo. La cantidad de películas que se producen cada año es enorme y por ejemplo en Locarno se reciben cada año unas 4.000 películas y entre otras ellas se seleccionan 200.
Yo no soy pesimista, porque cada año hay un puñado de películas que me sorprenden. Pero al mismo tiempo es verdad que la calidad del conjunto del cine que se produce hoy no es especialmente destacable.
Contraplano: Las mejores películas de 2018
27/12/2018 - El ContraplanoLas listas de mejores películas de 2018 de Iñaki y Ricardo coinciden en muchos títulos, pero difieren en otros. ¿Con quién estás de acuerdo tú? Leer más
Parece ser una opinión dominante en la industria del cine el hecho de que se augura un futuro de las películas más populares en las salas de cine y el de las películas más vanguardistas en cauces de exhibición minoritarios, pero parece que hay en medio una laguna para aquellas películas de autor, de género, y que precisamente las están empezando a cubrir plataformas como Netflix, haciendo posible su financiación.
Ahora todo el mundo habla de Netflix como si fuera la solución o el diablo. Para mi estamos viviendo una época muy fascinante y Netflix es parte de esa época, pero no sé si dentro de cinco años Netfix va a existir o si va a haber muchas más plataformas tipo Netflix y transformar definitivamente la forma en la que el público se aproxime a las películas. Porque el objetivo del algoritmo de Netflix por el cual te recomiendan películas es crear público para esas películas concretas y creo que es bastante peligroso. Pero no es algo exclusivo de Netflix, sino que es común a todas las nuevas plataformas.
Es verdad que ahora en la sala de cine sólo tienen cabida o las pequeñas producciones o las grandes. Pero lo cierto es que sin el cine mediano se convertirían en dos artes distintas, dos lugares distintos. No sé si será así el futuro, pero si es así es un escenario que me da miedo, porque es posible que de aquí a 15 años la gente sólo vaya al cine para ver algunas grandes producciones populares, y las otras sólo tengan una exhibición casi de museo. Yo espero que el cine mediano, incluido no sólo el cine de autor sino también el cine de género, encuentre una manera de existir en un futuro.
Soy bastante agnóstico sobre Netflix. Es cierto que ahora está tomando una posición que hasta ese momento estaba vacía, pero si las salas hacen porque vuelvan a ser un lugar donde a la gente le guste ir en su tiempo libre yo creo que el impacto de Netflix finalmente será positivo, pero hoy no tengo una respuesta exacta todavía.
¿Qué crees que es más enemigo del cine, las plataformas de V.O.D. o la cantidad de oferta cultural y de ocio que hay con carácter general?
Yo soy de la generación de la televisión, nací con ella, por lo que al hablar de cine en mi cabeza pienso en dos acepciones. Si hablamos de películas, el cine para mi es la televisión, pero si hablamos del ritual de ir al cine ahí pienso en la sala de cine. En ese segundo sentido ir al cine es como ir al teatro o a un concierto. La diferencia es que un melómano o un gran fan de la ópera va al teatro 10-12 veces al año, pero la industria del cine tal cual la hemos concebido hasta ahora necesita un público que vaya tres veces por ser semana para ser viable. Por eso creo que el V.O.D. no es el enemigo, es algo que debe coexistir con la sala de cine.
Yo me convertí en cinéfilo viendo películas en la pequeña pantalla y después descubrí que en la gran pantalla se ven más cosas. El VHS fue mi puerta de entrada y creo que mi idea de cinefilia es muy distinta de la que tiene una generación anterior a la mía, incluida mi manera de relacionarme con las películas. En ese sentido, siento que el V.O.D. no es el enemigo, puesto que el público siempre va a estar compartimentado. Por ejemplo, en la música, siempre va a haber gente a la que sólo le guste la música heavy metal o el punk y no escuche nada más, lo mismo pasa con el cine.
En este sentido, ¿crees que los grandes estudios tienen que hacer autocrítica en cuanto a su oposición a esas nuevas vías de producir y exhibir cine?
Creo que esos son los dinosaurios y cuanto más pase el tiempo más adoptarán esa posición a la defensiva y más se enquistará. La forma en la que están configurados esos estudios necesita ese público masivo para existir y hoy en día no lo hay y lo habrá cada vez menos, porque creo que es un ciclo que se acaba. Hoy sólo las películas de superhéroes hacen grandes cifras pero en cualquier caso es un ámbito muy limitado y es un monopolio de Marvel. Para ellos es una industria, con miles de personas que trabajan para ellos, si no recaudan esas grandes cifras porque no han conseguido llevar a un gran volumen de espectadores a las salas de cine ese negocio tal cual lo han concebido hasta ahora deja de ser viable.
El impacto de Netflix y el VOD
26/04/2018 - El ContraplanoTras muchas entrevistas y muchas conversaciones, Iñaki y Ricardo no se ponen de acuerdo. Esto es lo que piensan sobre Netflix y el VOD. Leer más
En cuanto a la ventana para la exhibición, que en Francia es de 3 años y en España de 3 meses, ¿qué opinas?
(Se ríe) Creo que poner una ventana de 3 años está totalmente fuera de contexto en la época actual que vivimos.
Como decía antes, nuestra relación con el tiempo es lo que más ha cambiado en los últimos 10 años, y creo que propuestas como esa ya no tienen cabida hoy en día.
Desde la perspectiva de la creación cinematográfica, y dado que estamos en el año de Roma, producida por Netflix pero que es un claro ejemplo de película para ser vista en pantalla grande ¿cómo crees que afecta la irrupción del nuevo modelo de V.O.D. en los autores?
Creo que Roma es la película que va a abrir una brecha en la industria del cine. Precisamente porque su autor, Alfonso Cuarón, es un autor con prestigio y en ese sentido tiene una posición de fuerza, un poco al menos. Y la película al final se ha estrenado en algunas salas y puede ser un punto de inflexión. Creo que en 5 años puedo concebir la posibilidad de que una película se haya estrenado primero en Netflix y luego en un festival, porque la experiencia siempre va a ser distinta y el evento se puede crear igualmente.
El concepto del estreno mundial es algo que vamos a tener que revisionar y reflexionar mucho sobre el mismo en los próximos años, porque ya hay distintas versiones de una misma película y con el visionado en pantalla pequeña o en grande son distintas películas.
Pero al final el problema no es para autores como Cuarón, con prestigio previo, el miedo es cuando viene un autor más joven con su ópera prima, que la compra Netflix y tal cual está diseñado hoy Netflix no va a facilitar el hecho de que ese autor se conozca en el mundo, se va a perder dentro de su catálogo. Y ese es un concepto de autor muy distinto, corre el riesgo de que la voz de los autores se uniformice, y la voz de cada autor es lo que da la personalidad a cada una de las obras.
Por último, para la ciudad de San Sebastián es un lujo contar con un nuevo foco de formación cinematográfica como es la Elías Querejeta Zine Eskola ¿conocías el proyecto de Tabakalera y la Escuela antes de venir?
Sí, conocí a Carlos (Muguiro, director de la Elías Querejeta Zine Eskola) en el año 2007 (por su trayectoria como crítico de cine y cineasta, participando además en el Festival de Locarno) y en el 2016 vine al Festival de San Sebastián como miembro del jurado de un proyecto de residencias de cineastas y ya en ese momento Carlos me mostró el proyecto de lo que sería la Escuela, que en ese momento estaba en construcción.
¿Cuál es tu opinión sobre el Festival de San Sebastián?
Creo que es un festival que está muy bien. Tiene un público aficionado y una propuesta artística fuerte y bastante grande.
Lo que me parece sobre todo muy interesante es que el Festival de San Sebastián está sirviendo como vehículo para conectar diferentes agentes de la industria del cine, como la Escuela o la Filmoteca Vasca. Estos vínculos hacen posible que se pueda hacer un trabajo distinto durante todo el año, incluido consolidar un público que no es necesariamente sólo el público del festival.
Por otro lado creo que la presencia de distintas personas a lo largo del año permite que sea un lugar de encuentro y de laboratorio de ideas entre diferentes agentes de la industria. Puede dar un nuevo empuje al festival, incluso puede materializarse en una nueva línea de programación. No sé si es viable económicamente, porque es una apuesta que necesita un presupuesto abultado, pero si es viable es muy interesante, y lo digo desde mi perspectiva de director de festival de cine competitivo.
Rebordinos: «El Foro de Coproducción ha reflotado el Festival»
16/10/2018 - Ricardo FernándezSeguimos charlando con Rebordinos. Esta vez de dos de sus ojitos derechos: el Foro de Coproducción y la Escuela de Cine. Leer más