ALGUNAS BESTIAS de Jorque Riquelme
Algunas bestias se abre con un plano cenital de una isla a la que llega la familia protagonista. Como si alguien observara desde las alturas a ese grupo de personas compuesto por los abuelos, la madre, el padre y sus dos hijos. Desde la distancia, pero viéndolo todo. El film es el resultado de esa observación desde lo que empieza como una isla paradisiaca y luminosa y finaliza en un infierno familiar casi tenebroso.
Todos hemos estado en alguna reunión familiar que empieza de forma alegre y bienintencionada y que finaliza como el rosario de la aurora. En este caso, el motivo del viaje familiar es la presentación a los abuelos del proyecto de su hija y su marido de montar un hotel con encanto en un paraje paradisiaco para que les ayuden a financiarlo.
Pero como es esperable en toda reunión familiar cinematográfica, las cosas se tuercen. Poco a poco van aflorando las viejas rencillas, los reproches cruzados más o menos leves y el mar de fondo familiar en un crescendo agravado por la situación de encierro de los personajes. Las relaciones de poder entre las distintas generaciones y las tensiones que generan asoman. La brecha generacional convertida en diferencia de clases sociales. Y la película se va volviendo más oscura. La fotografía, el sonido o la puesta en escena pasan de un tono luminoso y ligero a uno más tenebroso e incluso terrorífico. El bosque que parecía un lugar de esparcimiento se convierte en un lugar amenazante, inseguro y hasta vetado.
Pero como en toda familia que se precie, el peligro está dentro. No está ahí fuera. Y llega la secuencia de la polémica. Pocos reproches se le pueden hacer a la forma en la que está interpretada y rodada. La cámara de Riquelme se mantiene fija y alejada y sólo un actor con la capacidad y el talento de Alfredo Castro es capaz de hacer digerible la atrocidad que presenta. Lo que es más cuestionable si era necesario llegar a tanto para transmitir el mensaje de la película al espectador.
THE GIANT de David Raboy
El miedo a abandonar la adolescencia, el instituto y a los amigos de toda la vida y el comienzo de la vida adulta y la asunción de responsabilidades propias de la misma es el no demasiado original tema que aborda el estadounidense David Raboy en su ópera prima.
En The Giant, Charlotte descubre en su día de graduación que su antiguo novio ha regresado a la pequeña ciudad de Georgia en la que residen tras varios meses desaparecido. Precisamente esa noche una chica de su edad aparece muerta. Eso detonará sus miedos y sospechas y le hará recordar hechos del pasado que creía superados.
Mediante una fotografía casi permanentemente en penumbra o directamente en la oscuridad y el sonido y la banda sonora Raboy crea una atmósfera propia del cine de terror psicológico, en la que se mezclan realidad y pesadilla, presente y pasado, a la que también contribuyen unos diálogos susurrados y pausados, aunque no acabe de estar claro la razón que los motiva.
Lamentablemente, una vez atrapado el espectador en esta atmósfera, la narración de The Giant se atasca, se vuelve repetitiva y el resultado es una película que acaba ensimismada en su propia atmósfera.
BEYOND THE HORIZON de Delphine Lehericey
La directora de PuppyLove con la que concursó en esta misma sección en 2013, vuelve a esta sección con esta historia del paso de la infancia a la madurez de un adolescente mientras todo su entorno y las referencias que había tenido hasta ese momento se desmoronan. La película está protagonizada por Luc Bruchez, Laetitia Casta y Thibaut Evrard.
Es el verano de 1976. Hace muchísimo calor y la sequía ha empezado a hacer estragos en los campos y en los animales. Y también en las personas. El protagonista es Gus, un adolescente de 13 años, hijo de una familia de granjeros que lucha a la desesperada por mantener su criadero de pollos y sus campos, que a la vez que descubre el primer amor, la revelación de ciertos secretos en su entorno provocarán cambios radicales en su vida.
Lehericey saca provecho de los paisajes, transmite la desesperación de sus personajes derivadas del calor y de la sequía que pueden hacer que desaparezca su medio de vida, pero al núcleo de la película, a la propia evolución de la infancia a la madurez del protagonista le falta personalidad y originalidad para que Beyond the Horizon destaque respecto del resto de películas de temática similar que se realizan cada año.
NEMATOMA de Ignas Jonynas
The Gambler, la película anterior de Ignas Jonynas también concursó en la edición de 2013 de esta sección y el año pasado, Nematoma ganó el premio Glocal in Progress, el premio a la producción de películas habladas en idiomas no hegemónicos. En este caso, en lituano y en ucraniano.
En Nematoma, Jonas finge ser ciego para intentar ganarse la vida bailando en un talent-show. A su vez, Vytas sale de prisión tras cumplir condena por un crimen del que él no se siente el único culpable. A medida que avanza la película los caminos de ambos se irán acercando en un recorrido de búsqueda de la verdad, explotación de la mentira, venganza y crítica leve a los medios de comunicación.
Jonynas compone unos planos estéticamente muy cuidados y saca partido de las localizaciones, pero su narrativa es desordenada, confusa y arbitraria a lo que no contribuye una historia rocambolesca y en la que en más de una ocasión cuesta encajar dentro de una mínima lógica la forma de actuar de los personajes y las opciones de puesta en escena del director.
SISTER de Svetla Tsotsorkova
Monika Naydenova y Svetlana Tsotsorkova, la niña y la madre de ‘Thirst’ con la que Svetla Tsotsorkova compitió en 2015 en esta misma sección, repiten a las órdenes de su directora en este drama en torno a la mentira y su capacidad para arreglarnos la vida o para complicárnosla de las maneras más insospechadas.
La película arranca con un primer plano Rayna, contando con su rostro angelical una historia para ayudar la venta de las figuras de barro que vende en su tienda al borde de la carretera. Rápidamente y mediante un montaje tan sencillo como efectivo, el espectador descubrirá que sus historias son mentira, una simple técnica de marketing, y de que de la misma forma que su familia da forma a las figuras de barro que venden, Rayna da forma a la historia de su vida de acuerdo con la conveniencia de cada momento.
Pero tras este arranque ágil y sorprendente, la película transita por terrenos formales más familiares cuando la tendencia a la mentira intrascendente deja de ser inocente e inocua, acaba complicando la vida de su hermana mayor y tendrá que hacer todo lo posible para salir del entuerto descubriendo por el camino alguna que otra verdad inesperada.
Sister es como un cuento para adultos. Tiene sus princesas más o menos malas, su madre/madrastra, su ogro de fondo bondadoso, su malo malísimo, pero como nos decían nuestras abuelas la verdad siempre sale a flote.