7.5

Bliss es un viaje de sexo, drogas y rock & roll. Heavy a todo volumen, antros nocturnos, luces de neón y vampirismo. Es una de esas películas que funcionan como un alucinógeno. Se la ha comparado con el cine de Gaspar Noé, con quien comparte el gusto por la droga, el neón y los ambientes nocturnos, aunque creo que formalmente van por caminos distintos. También se ha hablado de Mandy, película que es ya un referente del terror psicodélico, y algo de eso hay, en su arrolladora banda sonora y por su orgía de sangre, pero Mandy más allá de esto tiene otros niveles que Bliss no explora -además de que esté lejos de la exquisitez de Jóhann Jóhannsson. Por otro lado, la vampira podría ser la hija punk de los vampiros de Jarmusch.

Más allá de estos referentes más o menos evidentes, hay una estética que nos lleva directamente a los setenta y ochenta. Principalmente por el uso palpable de los 16mm, no solo evitando la hegemonía digital actual, sino optando por la más modesta opción de celuloide (aunque en concreto han usado Super 16, que tiene un aspecto más profesional que el 16mm básico). Esto hace que la película tenga una textura con mucho grano que nos lleva al cine de terror de bajo presupuesto de aquella época. A películas como Posesión infernal o La matanza de Texas, por poner dos ejemplos entre muchas más. A pesar de ser un millennial, Joe Begos, el director, se quiere parecer –según sus propias palabras– a las primeras películas de Scorsese. La calidez del formato, muy granulado, se ve acompañada de una fotografía que plasma Los Ángeles con la mirada de muchas de aquellas películas. Una invitación a un estilo retro que no cae en los homenajes de exceso nostálgico en el que están cayendo muchos títulos del género, con la pornostalgia de Stranger Things a la cabeza.

Bliss es ante todo una película sobre la adicción. En ese aspecto recuerda, por ejemplo a The Addiction de Abel Ferrara, otra película que relaciona vampirismo y drogas, y que también gusta a Begos. Aunque si tuviera que señalar una película que encaje por completo con la idea de esta, tendría que elegir una que es menos probable que el director haya visto: Arrebato de Iván Zulueta. Tanto en aquella como en esta, hay dos tipos de adicciones, además de la de la sangre. Por un lado están las drogas, pero por otro lado, y no menos importante, está el arte -en el caso de Arrebato era el cine, aquí es la pintura. Bliss nos muestra una creación obsesiva, una necesidad de plasmar su arte en el lienzo que no funciona si se pretende hacer desde la moderación y el interés económico. El arte de Dezzy solo funciona cuando se sumerge, drogas mediantes, en el exceso y la obsesión. Y una vez iniciado el proceso de creación no podrá escapar de él hasta que esté finalizado.

El punto fuerte de la película y lo que la convierte en una de las mejores del género de este año, va más allá de sus interesantes elecciones estilísticas o el tema tan jugoso que trata; lo que hace realmente buena a esta película es su capacidad de trasmitirte la intensidad del viaje, de las drogas y de la creación. Una película explosiva. Uno de esos generosos artistas que se drogan por ti.

Mandy: mística del ácido

28/10/2018 - Iñaki Ortiz Gascón

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Bliss

Media Flipesci:
7.5
Título original:
Director:
Joe Begos
Actores:
Dora Madison, Tru Collins, Rhys Wakefield, Jeremy Gardner, Graham Skipper, Chris McKenna, Rachel Avery
Fecha de estreno:
07/02/2020