Reseña de Camila saldrá esta noche
El coming of age, ese género que refleja el paso de la adolescencia a la madurez, es uno de los más habituales en los festivales los últimos años (Las niñas, Verano del 85, Las mil y una, Play, Retrato de una mujer en llamas, Rocks…). Camila saldrá esta noche es una de las que viene a cubrir la cuota de este año en el Zinemaldia (otra sería As In Heaven) y lo hace con muy buena nota. Inés María Barrionuevo la dirige mostrando un gran avance respecto a aquella Julia y el zorro que pudimos ver en San Sebastián en la sección New Directors de 2018. Ahora, en Camila saldrá esta noche, juega con todos los elementos del género -cambio de amistades, enfrentamiento con los padres y profesores, despertar de la sexualidad- pero los aborda con naturalidad y frescura para reflejar bien el cambio generacional que estamos viviendo en estos tiempos.
Camila es una joven involucrada en acciones activistas que tiene que mudarse a Buenos Aires con su madre y su hermana porque su abuela está muy enferma. Abandona su colegio público y las amistades con las que acostumbraba a participar en manifestaciones y actos reivindicativos para ingresar en una escuela bastante elitista en la que lo primero que le dicen es que no puede llevar el pañuelo verde (símbolo de la marea verde argentina que luchaba por legalizar el aborto). Toda esta presentación del personaje, de su carácter, de su entorno, la hace Barrionuevo de una manera muy fluida, muy rápida, con apenas tres pinceladas. Solo la muy brillante escena inicial en la que Camila y sus amigos se cuelan en un museo, ya contiene información sobre mucho de lo que vamos a ver en la película.
Frente al relato habitual de una juventud indolente, más preocupada por el teléfono móvil que por su futuro, inculta, victimista y hedonista, Barrionuevo refleja otra cara, la de una juventud activa y activista, orgullosa de lo que es y, sobre todo, que tiene claro lo que no quiere ser. Una cara real y mucho más habitual de lo que nos quieren hacer pensar aunque, por otro lado, que la generación anterior critique a la siguiente es ley de vida. Con una cámara muy cercana y logrando una gran fisicidad, vemos a los protagonistas lucir orgullosos sus cuerpos, bailar su música, seducirse, usar tinder, pelear y explorar nuevos terrenos. Sin barreras de género, normalizando estructuras que chocan con lo establecido y enfrentándose a quienes no lo entienden. No siempre de manera acertada ni justa, también es verdad. Para que esto resulte creíble es necesario un buen trabajo actoral y en eso la película no falla en absoluto. Nina Dziembrowski, la actriz que interpreta a Camila, sostiene la película de manera más que suficiente acompañada por un reparto impecable, tanto los jóvenes como los adultos.
La juventud que nos muestra Barrionuevo es muy política -aunque no necesariamente representada por lo que conocemos- y en la película salen muchos temas. Desde el heteropatriarcado y el derecho al aborto a la falsa neutralidad de la iglesia, pasando por el colonialismo o la diferencia entre clases. No se analizan a fondo, no se trata de eso, sino de mostrar cuáles son las preocupaciones y los temas que separan a esos jóvenes del sistema establecido.
La película tiene una ligera caída en su último tramo, se muestra algo morosa para cerrar; pero lo compensa con un par de escenas para el recuerdo. Una maravillosa conversación madre hija tras otra maravillosa conversación de la madre con el responsable de una funeraria y un final reivindicativo y activista.