Publicada el 28 de diciembre

En 2022 el Zinemaldia cumple 70 años. Una edición especial que quiere convertir el certamen donostiarra en una fiesta. Una fiesta llena de sorpresas. Hablamos con José Luis Rebordinos para que nos cuente algunas de ellas.

La 70 edición va a ser una edición especial en un momento muy especial, ¿tenéis pensada alguna cosa especial?

En el Zinemaldia siempre estamos muy pendientes de lo que nos rodea y nos hemos dado cuenta de que ahora mismo lo más importante es atraer a la gente al cine después del miedo adquirido durante la pandemia. Por eso el año que viene vamos a proyectar pases doblados. No creemos que sea la mejor manera de ver el cine, pero si eso sirve para que la gente vuelva a las salas, bienvenido sea. En la 70 edición habrá películas dobladas en el Zinemaldia, porque es una edición especial y queremos que haya mucha gente en nuestro cumpleaños.

Seréis conscientes de que esa decisión va a levantar polémica.

Aquí nos critican por cosas que en otros festivales no. En Cannes ponen películas que no se entienden aunque estén en francés pero la gente no se queja. Ni cuando son de canadienses hablando en un francés muy raro, ni cuando aunque se entienda el idioma el argumento es tan confuso que no sabes de qué están hablando. Sabemos que aquí hay gente, empezando por vosotros, que cuando hacemos un cambio protestan; pero creemos que explicándolo bien todo el mundo entenderá nuestra idea.

Ya no solo hablas del idioma, también de los argumentos; pero en el Zinemaldia también se proyectan películas complejas y que no son accesibles para todos los públicos.

También queremos trabajar en eso. Nuestra apuesta por Zabaltegi-Tabakalera es firme. Seguimos creyendo en ese tipo de películas al margen de lo establecido que arriesgan, que prueban cosas nuevas y que son importantes en muchos aspectos aunque luego aquí la crítica más convencional las ponga a parir. Yo suelo desayunar con una docena de periódicos de todas las partes del mundo y muchas veces las películas que menos gustan aquí son las que más gustan en otros países. Igual, volviendo a lo de antes, porque como están en inglés o francés ellos si las entienden sin tener que leer. A pesar de esto si que queremos probar cosas nuevas y marcar nuestra propia personalidad frente a otros festivales. Si Cannes o Locarno apuestan por películas arriesgadas de esas que gustan a la crítica pero no al público, Venecia apuesta por las grandes producciones americanas pero con sello de autor y gente guapa, nosotros queremos sacar una sección de películas accesible, fáciles, para todos los públicos. Esta sección se proyectará mayoritariamente doblada. Aunque se va a llamar Errazategi, jugando con Erraza en euskera, durante un tiempo pensamos en llamarla Bisutería, como una manera de hablar de esas otras perlas que están al alcance de todo el mundo y no solo de unos pocos. El resto de secciones van a seguir siendo iguales. Va a seguir habiendo películas de esas que tienes que buscar en internet que quieren decir, pero añadiremos esta sección. Ya decía antes que nuestro objetivo es llevar gente al cine.

El festival tiene que ser una muestra de todo el cine que se hace a lo largo del año. Tener muchas opciones donde escoger y no solo limitarnos a una visión del cine, como hacen otros festivales. Tiene que ser una fiesta, y queremos invitar a todo el mundo.

Rebordinos no entiende…

¿Crees que la crítica se ha separado del público?

Yo tengo muchos amigos críticos a los que quiero y respeto muchísimo; pero echo de menos una crítica más sosegada, más reflexiva y que busque menos el tweet fácil. Al final las redes sociales han polarizado también el debate cinematográfico. Empezando por mi que, prácticamente, para lo único que utilizo las redes sociales es para retuitear a gente que habla bien de las películas que ponemos en el Festival.

También hay que decir que a la crítica le gustan muchas veces esas películas que no se entienden fácil y no ayudan a los lectores. En lugar de explicar de qué trata la película para facilitar las cosas al espectador, parece que se esfuerzan en escribir cosas aún más raras que la película. Menos mal que luego ponen puntuación o estrellas para que sepamos si les ha gustado o no porque no se entiende nada de lo que dicen. Pues no, a mi me encanta leer, igual me gusta más que el cine; pero si quiero leer poesía cojo un libro, no una crítica de cine.

¿No hay escasez de salas como para pensar en poner una sección más?

El Zinemaldia tiene que trabajar para explotar al máximo los recursos de los que dispone. Vamos a trabajar junto con la empresa que se encarga de la venta de entradas para desarrollar un sistema de inteligencia artificial que nos permita hacer una programación para que con el mismo número de salas podamos programar más películas. Tenemos plena confianza en ellos.

¿Hay alguna novedad más prevista?

Las habrá; pero a día de hoy, 28 de diciembre, no podemos anunciar más.

Como decíamos, publicada el 28 de diciembre