El musical semiautobiográfico de Jonathan Larson acaba de estrenarse en Madrid este fin de semana. La reciente adaptación de Lin Manuel Miranda para Netflix le marca todo un precedente.

La historia se basa en un compositor neoyorquino en plena crisis existencial de los 30, Jon. Jon de Jonathan. La responsabilidad de homenajear a Larson recae en Daniel Diges, un actor que viene de representar a Charlie Price en Kinky Boots. Aunque exquisitamente cumpla con el rasgo ansioso del personaje, el actor parece asfixiarse en algunas escenas.

Jonathan Larson estrenó esta pieza como un monólogo de rock en solitario en 1990. El vídeo con banda en directo aún puede verse en YouTube. Es ésta la versión en la parece inspirarse esta particular adaptación. Con 14 figurantes en escena, 7 a un lado y 7 al otro, el show recrea un concierto con banda en directo al fondo del escenario. Simple en su escenografía, la pantalla con proyecciones de vídeo en el fondo parece sobrar. Las muchas proyecciones de la imagen de Stephen Sondheim carecieron del aplauso de los espectadores.

Y mencionar el detalle de que uno de los responsables del musical es Gabriel Olivares, uno de los directores de escena con más trayectoria en Madrid, con títulos como Burundanga, también director de El Reló Producciones y TeatroLAB Madrid, donde se imparte el famoso entrenamiento en Viewpoints. Creo que la idea de combinar a un maestro, Jonathan Larson, con otro maestro, Gabriel Olivares, crea un proyecto tan ambicioso, que el show no cumple con las expectativas creadas por el espectador.

El show podrá verse en el Gran Teatro CaixaBank Príncipe Pío de Madrid hasta el 2
de diciembre.