A principios de años se anunció que Edurne Ormazabal (Tolosa, 1963) iba a ser la nueva directora general de Tabakalera, un cargo en el organigrama que hasta entonces no existía. Con una trayectoria muy ligada a los medios de comunicación, Edurne Ormazabal es conocida por el gran público por ser el rostro de muchas galas del Zinemaldia. En El Contraplano teníamos muchas ganas de hablar con ella y, aunque nos ha costado, por fin pudimos preguntarle sobre los objetivos de Tabakalera, sobre la internacionalización del centro, sobre la comunicación y sobre la situación de los trabajadores de Ubik.

 

Lo primero, querríamos saber cuál es tu labor aquí, en un puesto que hasta ahora no existía.

Eso quizá lo deberían contestar la instituciones que decidieron que hacía falta una dirección general. Mi cometido en realidad es lo que se ha explicado públicamente: dotar de una coherencia a todo el proyecto de Tabakalera. Por distintas razones y en distintos momentos hay varias instituciones que han desembocado en el edificio Tabakalera y en el proyecto Tabakalera. Pasados tres años desde que echo a andar se decidió que hacía falta una figura que de alguna manera trabajara ese el plano de dotar de coherencia y que hubiera un proyecto común para todas las instituciones que estamos aquí. Al margen de que, evidentemente, cada institución siga contando con su visión y sus objetivos principales.

¿A qué te refieres con coherencia?

Me refiero a que tiene que haber una serie de objetivos comunes que debemos perseguir entre todos. Por ejemplo, un objetivo evidente en el ámbito cinematográfico es el de generar nuevos públicos para el cine. Bueno, pues el Festival desde su quehacer, la Filmoteca desde el suyo, la propia Tabakalera, entre todos tenemos que pensar en conjunto, a parte de generar una programación que como sabéis hemos llamado pantalla pública compartida, qué otras iniciativas podemos promover cada uno desde su institución, en qué proyectos podemos colaborar para conseguir ese objetivo. Pueden ser como digo proyectos concretos o una filosofía común que de alguna manera dirija el quehacer de cada institución y de todas en conjunto.

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¿Cómo vais a llevar a cabo esa idea?

Pues trabajando en común. Para mi estas cosas solo se abordan desde el diálogo y desde el trabajo en común. Como sabéis, y como hemos publicado, hemos creado un comité de directores y a partir de ahí estamos generando distintos subcomités que van abordando disciplinas o áreas de trabajo concretas. La creación, el cine… y en el ámbito de esos comités se empiezan a trabajar o bien proyectos que ya estaban en, que se desarrollan o amplían, o bien se trabajan otros nuevos. Estamos todavía empezando.

¿Te ha sorprendido algo en tu llegada? ¿Te has encontrado con debilidades que no esperabas?

Si te empiezo a contar debilidades… No se si les llamaría debilidades, pero en un proyecto de esta dimensión hay muchísimas cosas a corregir. No es que me sorprendiera, pero lo que sí noté desde el principio es que por parte de todas las instituciones hay muchas ganas y una voluntad de verdad participar en la construcción de ese proyecto común. No me he encontrado con ningún recelo, ninguna postura de decir «yo bastante tengo ahora con lo que estoy haciendo» o «en el ámbito en el que yo trabajo no veo que pueda aportar». No ha habido ninguna actitud en ese sentido. Más bien al contrario, estamos todos a favor de obra. La dificultad es que en este tipo de instituciones públicas todo, todo, todo, va muy despacio. Eso a veces es un poco desesperante y cuesta asimilarlo. Cuando he leído tweets, artículos o entrevistas vuestras con quejas, yo entiendo que percibido desde fuera penséis»¿cómo no ven esto?»; pero yo que siempre he trabajado en el ámbito de lo público sé que todo es muy lento. Cuesta mucho. Hay que hacer concursos, licitar, respetar ciertos plazos legales y todo cuesta bastante tiempo. Hay que esperar para que se visualicen las cosas; pero bueno es la administración pública y las instituciones públicas que son así.

¿Han mejorado la relación entre las instituciones desde tu llegada?

Bueno, no soy capaz de decirlo porque no tengo comparativa previa. Pero te aseguro que ahora es muy fluida. Yo tenía una ventaja y es que conocía personalmente prácticamente a todos los responsables de cada institución e, incluso, con algunos de ellos mantenía una relación personal de amistad. Esas cosas siempre ayudan.

¿Que la relación y las comunicaciones se podrían mejorar? seguramente sí. El comité que más rápido se puso en marcha fue el de comunicación, que es el que nos hacía más falta, y ahora ha empezado a ponerse otro en el que nos reunimos una vez al mes todos los directores y tratamos los temas con total tranquilidad. Las reuniones son distendidas, nos solemos ir a comer luego y a parte de lo que tengamos que hacer, cada uno compartimos también penas y problemas. Eso es constructivo, también hacen falta esos momentos de distensión y de relajarse. También hay que decir que no siempre estamos de acuerdo en todo.

¿Mejorar la comunicación era lo más urgente?

Yo creo que es uno de los retos que tenemos en Tabakalera.

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¿Tenéis alguna medida concreta?

Licitamos hace tiempo un plan de comunicación por parte de una agencia de comunicación, porque realmente necesitamos esa ayuda. Ahora mismo estamos trabajando con Dimensión, la agencia que ganó el concurso, la nueva estrategia de comunicación global de Tabakalera y un montón de temas que derivan de ese plan de comunicación. A nivel de posicionamiento de la propia marca de Tabakalera, de comunicación a todos lo niveles, de presencia en redes, comunicación de la programación, convivencia de marcas… hay muchas cosas que hay que empezar a trabajar.

¿La prioridad es la comunicación o los contenidos?

Es como elegir entre el aita o la ama. Considero que hay que hacer las dos cosas bien. Hay que hacer muy buenos contenidos y hay que comunicarlos. Las dos cosas son claves. Yo vengo, como ya sabéis, del mundo de la comunicación y me he dedicado toda la vida a eso. Creo que efectivamente en muy importante. Cuando hablo de comunicar es en su sentido más amplio. Comunicarse es también relacionarse no solo con los que van a ser tu público sino con aquellos que no lo van a ser. Hay mucha gente que probablemente no esté especialmente interesada en un centro internacional de cultura contemporánea porque tienen otros intereses; pero también es importante que esas personas tengan una imagen de Tabakalera que le satisfaga como ciudadano de este país que paga sus impuestos.

¿Y quiénes son vuestro público potencial? ¿Cuál es vuestro nicho de mercado?

Quiero pensar que en una ciudad pequeñita como es la nuestra, de 180.000 habitantes y en un país, Euskadi, que tampoco es muy grande, nuestra voluntad tiene que ser llegar a todos los públicos e intentar hacer diferentes ofertas. Algunas dirigidas a públicos evidentemente más especializados, no quiero decir minoritarios, que están más interesados o más cultivados en algunas áreas, y otras ofertas que puedan llegar a públicos más amplios y que vayan enganchando a esos públicos para otras propuestas menos evidentes.

En esto comparto la idea que Rebor ha solido comentar en más de una ocasión de la generación de Tabakalera. De esos chavales, de los que hay gente habla con cierto menosprecio, que juegan en el patio de Tabakalera. Por de pronto esos chavales tienen en su recorrido vital que un centro de cultura es una hábitat suyo normalizado. No se van a sentir con prejuicios para acudir a uno aquí o en otro sitio. Nuestro deber es ir enganchando a esos públicos más jóvenes, probablemente más fáciles que otros de mayor edad, en otro tipo de propuestas que les lancemos desde aquí. Siempre es más fácil hacerlo con alguien que ha traspasado las puertas de Tabakalera. Que vengan efectivamente a Harry Potter y si en Harry Potter les mostramos un tráiler de los de toda la vida de otras propuestas, pues igual alguno se anima… Estoy marcando un camino demasiado fácil y las cosas no pasan así; pero creo que el mensaje se entiende. Es ir construyendo ese acceso a propuestas que permitan que esa persona tenga una relación con la cultura muy natural, muy cotidiana. Más fácil que lo que, por ejemplo, mi generación lo tuvo.

¿Os planteáis un cambio de contenidos para atraer a esos públicos nuevos? Porque muchas de las propuestas son, por decirlo de alguna manera, muy áridas

Va a haber un cambio en la programación… yo no sé si diría cambio, porque parece muy contundente. No es un cambio, pero quizá si añadir un escalón de entrada. Creo que tenemos que facilitar ese enganche, construir esos puentes. ¿Cómo se hace eso? Pues bueno, en eso estamos. ¿Eso quiere decir bajar nuestro nivel de ambición con ciertas propuestas de contenido? No. No estoy refiriéndome a eso; pero igual si tenemos que pensar en unos escalones intermedios que permitan acceder a unas propuestas que necesitan un recorrido previo antes de ser aceptadas como naturales. Bueno ahí es muy importante también el papel del departamento de mediación, heskuntza, que está permanentemente pensando nuevas fórmulas para atraer nuevos públicos de una manera en la que podamos intermediar y podamos propiciarles herramientas para que disfruten de esos contenidos.

Edurne Ormazabal, directora general de Tabakalera

Antes hablabas de proyectar una imagen de Tabakalera de la que todos, usuarios o no, se sintieran orgullosos. ¿Qué imagen es esa?

A mi me gustaría transmitir la idea de un centro vivo, muy habitado, con gente muy diferente que está trabajando, que está creando, que se relaciona… el papel de Tabakalera como fábrica es muy importante y tenemos que trabajar en ese sentido. En el ámbito del arte contemporáneo, del cine, la escuela… me gustaría trasladar esa imagen de Tabakalera en la que hay mucha gente creando, participando, relacionándose, tomando un café… yo veo mucha gente que queda en Tabakalera para tener reuniones de trabajo. También hay un público que viene con una actitud quizá no tan activa, igual a ver sólo una peli… pero esa es la idea que me gustaría transmitir. Un centro vivo y en permanente evolución. Creo que tenemos que estar muy despiertos y muy atentos a ver qué cosas estan pasando y no perder el hilo. Estar siempre un poco a la vanguardia. Eso es lo que tenemos que intentar ser y comunicar.

Varias veces se ha hablado de la internacionalización de Tabakalera, ¿en qué consiste?

Se ha hecho ya un camino importante en esa línea. La imagen de Tabakalera como centro internacional va a venir, creo yo, de la internacionalización de las diversas disciplinas. Se me hace difícil imaginar una campaña en el exterior de Tabakalera. Yo creo que la internacionalización vendrá de la mano del Festival o de la mano de nuestras residencias, por ejemplo. De que en cada disciplina se generen redes de trabajo con centros interesantes y de relevancia de otros ámbitos que nos permitan a nosotros mostrar lo que nuestros creadores, nuestros artistas están haciendo. Permitirles salir al exterior y traer también a gente de otras nacionalidades para que convivan y se mezclen con los artistas de aquí. En el ámbito del cine, Rebordinos insiste en que la gente cuando viene, el propio director de Cannes, alucinan con el ecosistema cinematográfico que se ha creado en torno a Tabakalera y de las oportunidades que en torno a él se podían generar. Estos prescriptores, esta gente que viene a Tabakalera de distintos ámbitos y que realmente se queda sorprendida, más tarde hablará de nosotros por ahí. Hay un trabajo yo creo que se hace naturalmente, disciplina a disciplina, en que todos estos actores que conformamos Tabakalera aporta sus propias redes de relaciones internacionales. Algunos más que otros, claro. Y eso, al final, alimenta la imagen de todo Tabakalera también a nivel internacional.

¿Por qué es importante la internacionalización?

La imagen por la imagen no es el objetivo. Tiene que tener frutos evidentemente. ¿Cuáles son? que otros centros de primer orden quieran colaborar con nosotros, que cuando levantemos el teléfono porque queramos hacer un programa de comisariado con alguna institución relevante en un ámbito concreto, sepan de Tabakalera y podamos, cada vez más, crear relaciones más enriquecedoras y que aporten a los sectores locales otra visión enriquecedora. Al final es un intercambio. En un mundo que cada vez es más pequeño y en el que las relaciones con más sencillas, pero que si te colocas en un nivel de ambición hablas de tú a tú con instituciones realmente respetadas en cada sector. Eso, por ejemplo, lo ha conseguido el Festival de Cine.

Muchísimas exposiciones se han hecho con centros internacionales de relevancia. Por ejemplo, la exposición de Rosa Barba se hizo con HangarBicocca de Milán, que es una institución de arte contemporáneo súper potente. Hay un listado importante de instituciones con las que se ha ido colaborando, en programas de residencias, en coproducciones para determinadas exposiciones. En tres años se ha trabajado bastante y se ha marcado un camino que hay que ir profundizando.

Foto obtenida de la web de Tabakalera

Has hablado mucho de la importancia de las instituciones relacionadas con el cine. Entendemos que al ser unas estructuras importantes y con experiencia lo han tenido más fácil y por eso tienen mucho peso. ¿Os está costando más en otras disciplinas?

Es que lo del cine es una pasada, es de verdad una cosa muy potente la que se ha montado. En cambio en el arte contempóraneo es verdad que dentro de Tabakalera aparte de nosotros como CICC es solamente Kutxa quien trabaja ese ámbito, por lo tanto somos menos actores también. No me atrevo a decir que nos cuesta más, porque se ha apostado muy fuerte también en ese ámbito, con el programa de residencias, la línea de programas públicos que es súper ambiciosa, las propuestas expositivas… necesita su recorrido. Ahora lo que tenemos que hacer es incorporando nuevas disciplinas.

Nuevas disciplinas. Mucha gente se pregunta que consideráis cultura. Cabe desde el cine a la cocina, pasando por el arte contemporáneo y el coworking.

Qué pregunta más difícil… Bueno pues nosotros creemos en un concepto amplio, efectivamente, de la cultura. Si. Y creo que no hay que tener complejos en eso. En Euskadi la gastronomía está considerada como una de las Industrias Creativas y Culturales. Sabéis que hay una especie de clasificación y dentro de esa clasificación está la gastronomía. Creo que cada vez se está planteando más una visión de la cultura con las diferencias entre disciplinas cada vez más borrosas. Antes el vídeo, la televisión y el cine eran mundos completamente separados, ahora ya no. Como las artes plásticas, las artes performativas, el teatro, las artes escénicas, se generan muchos cruces. Y en la gastronomía también, por ejemplo. Es verdad que nosotros apostamos por una visión amplia y transversal de la cultura. A riesgo de que sea susceptible de debate y discusión.

¿Trabajáis en la creación además de en la exhibición?

Tenemos un programa de residencias en el Sortzaileen Gunea en el que todos los años salen una serie de propuestas de residencias. Son muchos artistas y comisarios que han venido desarrollando su proyecto aquí. La semana pasada hicimos una jornada de puertas abiertas en la que se pudieron conocer los proyectos que se están desarrollando ahora mismo. A parte de la propuesta expositiva se trabaja mucho la creación.

A parte de un programa de residencias hay una cesión de espacios, una serie de recursos como estudios de edición de vídeo, de fotografía, de edición de sonido, laboratorio de cultura digital, etc. que los artistas pueden utilizar. Se hace una cesión de espacios para el contexto local, para los artistas locales que los necesiten. En el programa de residencias hay varias modalidades para artistas locales, para artistas en colaboración, artistas internacionales, que van presentando sus proyectos de los que se hace una selección de los más interesantes. A lo largo de todo el año están alojados en el Hotel de Tabakalera con una media de duración en torno a dos o tres meses, para que desarrollen sus proyectos aquí. También es interesante cómo se crean relaciones entre ellos, aunque los proyectos inicialmente no tengan nada que ver; pero a veces ocurren los encuentros fortuitos. Eso en realidad es el corazón de Tabakalera. Ese carácter de Tabakalera como fábrica de creación sucede ahí.

Antes de ser directora general, ¿eras usuaria de Tabakalera?

Si.

¿Y como usuaria cuál era tu experiencia? ¿Qué cosas encontrabas mejorable?

Esa es pregunta trampa (rie). Mira, pues una de las cosas que vamos a mejorar, os lo prometo, que es esa sensación de que cuando entras al espacio cuesta un poco orientarse. Es verdad que la propia estructura del edificio no ayuda, con esas dos entradas a dos alturas diferentes, y es verdad que orientarse y encontrar lo que querías, sobre todo al principio, me provocaba la sensación de tener que pulular por aquí a ver si consigo situarme. Además, en un momento en que la ocupación de todo el el edificio no era completa estaban señalados algunos espacios cerrados, que también hay eventos que suceden y no están organizados por nuestra institución o por alguno de los socios sino en régimen de alquiler, y que la correcta gestión de todo eso tiene sus complicaciones y que a veces se puede mejorar. En eso estamos trabajando para que el año que viene, a principios, hagamos una pequeña transformación de planteamiento en la plaza principal y en la otra entrada con un nuevo Infopuntu, una nueva señalética y una nueva manera digital de mostrar la agenda mucho más eficaz.

¿Preguntáis a los usuarios? ¿Tenéis en cuentas su opinión?

Esa es una de las cosas que más me sorprendió. Se les hace cada año una encuesta, súper completa, a todos los inscritos en nuestra newsletter. Y el nivel de respuestas es alucinante. No me atrevo a deciros el porcentaje pero muy alto. La verdad es que la gente contesta con un nivel de satisfacción bastante amplio. También es verdad que la encuesta se hace sobre un sector que ha demostrado un interés por el centro tanto como para suscribirse a nuestra newsletter, por lo tanto no podemos extrapolarlo a una generalidad. Pero sí, sí que preguntamos y si que hacemos mucho caso también de todas las sugerencias y quejas que se dejan también en infopuntu.

¿Suelen dejar quejas?

Si, tampoco muchas. En Ubik por ejemplo, justo a la entrada hay un tablón donde la gente puede escribir sus propias sugerencias o ámbitos de mejora, o quejas… y se les hace un seguimiento súper estricto. El de la falta de orientación por ejemplo, es muy habitual.

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Ya que hablas de Ubik, ¿qué opinas del conflicto con los mediadores?

Hay que darle una solución y de verdad estamos trabajando en eso. Pero lo que no puedo hacer es propiciar un debate público en los medios sobre este tema porque no tiene ningún sentido. Esto se soluciona en el off y no en los medios. Cualquier cosa que yo pueda decir va a ser malinterpretada. Estamos de verdad trabajando en ello y hay que encontrar una solución.

Más allá del caso concreto de Ubik, queríamos hablar sobre la política de subcontratar

A ver, el modelo de la subcontratación, como sabéis, es común a todas las instituciones públicas. Hay muy pocas, salvo que su dimensión sea muy pequeña, que no combinen ambos modelos: una plantilla fija y determinados servicios subcontratados. Yo no creo que el modelo sea malo en sí mismo. La subcontratación no tiene por qué significar precariedad, no tiene por qué. De hecho aquí hay servicios que están subcontratados cuyos trabajadores están encantados. En una institución como esta, en permanente evolución y que se está replanteando continuamente, sería muy complicado contar sólo con plantilla fija.

Pero hablamos de unos puestos muy vertebrales para el funcionamiento de la institución

En Ubik hay plantilla fija, plantilla subcontratada de otras empresas y también están los mediadores. Entre todos forman el proyecto de Ubik y los mediadores son tan importantes como otros trabajadores de Ubik o de otros servicios de Tabakalera. Tan vertebrales como ellos hay muchísimos puestos en esta casa y eso se puede hacer. No veo ahí una contradicción. En términos generales, más allá del caso concreto de Ubik, es un modelo que bien hecho no tiene porque significar ni precariedad, ni un servicio peor prestado. Por eso tiene que arreglarse esta situación y estamos trabajando en que así sea.