Tercera y última entrega del repaso a la sección de Nuev@s Director@s.

The Third Wife de Ash Mayfair

La ópera prima de esta directora vietnamita formada cinematográficamente en los Estados Unidos es en mi opinión la mejor película que se ha podido ver en la sección de Nuev@s Director@s de esta edición del Zinemaldi.

Inspirada en la familia de la propia directora, cuenta la historia de una joven de 14 años que en el Vietnam del siglo XIX se convierte en la tercera esposa de un rico hacendado bastante mayor que ella. Y si bien por el argumento puede recordar a La linterna roja de Zhang Yimou, la sensibilidad y el foco de Mayfair van por otros caminos.

The Third Wife es una película de gran belleza. De un esteticismo exquisito y delicado. Desde sus localizaciones en mitad de la naturaleza, a los decorados y el vestuario o al propio casting, compuesto prácticamente en su totalidad por mujeres. Pero debajo de esa belleza, poco a poco va aflorando el drama. La injusticia, la discriminación y la subordinación implacable al macho que sufrían las mujeres en aquella época y en aquella sociedad. De forma paulatina y sutil, salvo por alguna metáfora que resulta demasiado obvia, Mayfair va revelando la tormenta oculta por la camaradería entre las mujeres y la aparente armonía de la superficie. Y The Third Wife se convierte en una bella, sosegada, lúcida y poderosa reivindicación de la mujer.

La camarista de Lila Avilés

Otra ópera prima dirigida por una mujer y con un historia de mujeres. Esta vez la de Eve, una joven que se dedica a limpiar las habitaciones de un hotel lujoso de Ciudad de México.

La camarista logra transmitir la rutina de su protagonista, sin resultar monótona en ningún momento. Sin salir en ningún momento del propio edificio del hotel que se convierte en un personaje más de la película. Siguiendo continuamente a su protagonista en su deambular por las habitaciones, los pasillos y las distintas instancias del hotel. En sus encuentros con los ricos huéspedes del hotel cuya vida no es capaz ni de imaginar, bien de forma directa o bien a través de la relación evocada a través de los objetos que éstos dejan en sus habitaciones. Y en sus sacrificios para intentar conseguir sus deseos y sus ambiciones. Sacando un excelente partido a unos pocos elementos, La camarista es un retrato humano y sensible de su protagonista y de su dignidad y de sus ambiciones.

Cold November de Ismet Sijarina

También debuta en la dirección este director kosovar con esta historia de un archivista que debe luchar por su supervivencia y la de su familia en el Kosovo de principios de los 90, cuando el gobierno de Yugoslavia canceló su autonomía y puso a muchos de sus habitantes entre la espada y la pared.

El intento de Sijarina es ambicioso. Cold November combina el plano más íntimo a través del conflicto interno de su protagonista, con el familiar, el comunitario, el laboral y el político. Pero desgraciadamente el resultado es demasiado plano y simple.

Este film sobre el conflicto entre los ideales, los principios y la supervivencia económica, social y vital está lastrado por la continua verbalización de los pensamientos de sus personajes. Bien por falta de confianza en el espectador o en su propia capacidad narrativa, Sijarina se empeña en que sus diálogos expliquen continuamente lo que está ocurriendo a costa de la pérdida de la verosimilitud y el realismo de los mismos.

A Decent Man de Hadrian Marcu

Bogdan Dumitrache, el ganador de la Concha de Plata al mejor actor de la edición de 2017 por Pororoca, es el protagonista de esta película rumana sobre el triángulo amoroso formado por Petru, un ingeniero que trabaja en una empresa perforadora, su novia Laura, que está embarazada y con quien espera casarse, y Sonia, una compañera de trabajo que sufre un accidente que desencadenará el conflicto.

A Decent Man se centra en el conflicto de su protagonista. De un hombre que debe optar por una de las dos mujeres a las que de una u otra forma se siente obligado a apoyar, pero que por su propia torpeza es incapaz de gestionar de forma adecuada. A pesar de un planteamiento con potencial y sus buenas interpretaciones, A Decent Man resulta un film demasiado distante y anodino.

Breeze de Kun Yang

El título internacional de esta película, Breeze (brisa) define bastante bien lo que es el film: una brisa ligera, más o menos agradable, que como viene, se va, sin dejar huella.

Cuenta el regreso a su ciudad natal de un abuelo que reside en Beijing desde hace más de 30 años y que una vez jubilado se dedica a ayudar a cuidar de su nieto ante la imposibilidad de sus padres de dedicarle el tiempo necesario por su dedicación a sus carreras profesionales. Allí se dará cuenta que todo ha cambiado, que el tiempo pasa para todos y nada es como él esperaba.

Con un ritmo acelerado y atropellado, Breeze repasa los encuentros de su protagonista con su pasado, sin tiempo para la nostalgia o la melancolía y sin entrar en demasiadas profundidades y sin salirse de los tópicos sobre el paso del tiempo como factor que une y desune las vidas y a las personas, la necesidad de renunciar a ciertos aspectos personales en esta vida para conseguir labrarse una carrera profesional o la incomunicación en estos tiempos en los que sobran las herramientas para la interrelación personal.