- ¿Qué es el cine? «la manera más pura de ver una película«.
- «Netflix quiere ir a los festivales por el prestigio».
- «Las salas de cine son nuestros conciertos«.
- Cine americano: «no soy sospechoso de no amar el cine americano«.
La Elías Querejeta Zine Eskola de Tabakalera está atrayendo nombres muy interesantes de la industria cinematográfica actual al Centro Internacional de Arte Contemporáneo donostiarra. Los últimos en venir han sido nada más y nada menos que Thierry Frémaux, director del Festival de Cannes, y Vincent Maraval, uno de los máximos responsables de Wild Bunch. Es decir, dos de las personas que más conocimiento y más legitimadas están para hablar del estado del cine en la actualidad. Hemos dedicado en El Contraplano una serie de artículos en torno al conflicto entre el cine tradicional y las nuevas plataformas de internet. Con Vincent Maraval ya tuvimos oportunidad de hablar, por lo que en este caso nos interesaba especialmente hacerle algunas preguntas a Thierry Frémaux, director del Festival de Cannes, el que él mismo ha definido como el evento cinematográfico más importante del mundo.
El impacto del VOD – Los productores y distribuidores
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Es el año de Roma que aunque no fue concebida como una película de televisión fue producida por Netflix, la plataforma de V.O.D. más importante del mundo. Thierry Frémaux en rueda de prensa previa a esta pasada edición del Festival de Cannes dijo públicamente que sentía que no estuviera Roma a competición en Cannes. La razón por la que ésta no fue presentada en el festival francés (sino en la Mostra de Venezia) fue el veto de Cannes y la industria de cine francesa a cualquier película de Netflix, tras no haber llegado a ningún acuerdo sobre la ventana en la exhibición en Francia (en la actualidad una película de Netflix estrenada en salas de cine convencionales debería esperar tres años para poder formar parte del catálogo on-line de Netflix).
¿Qué es el cine?
Bajo esta premisa, y siendo un tema de plena actualidad, preguntamos a Thierry Frémaux sobre lo que nos dijo Vincent Maraval meses atrás sobre la excepción cultural francesa y la ventana de exhibición: Partían de una buena idea, pero se han convertido en algo que premia la pereza y el inmovilismo, impide la entrada de lo nuevo y está envejeciendo el púbico de las salas. Sobre ello Thierry Frémaux nos ha dicho que para él las salas son todavía «la manera más pura de ver una película«, pero que el mundo está cambiando, y dicho cambio sólo ha hecho más que empezar. Nos comenta que «en Cannes tenemos discusiones no sólo por la cronología de los medios de exhibición, también sobre el estado intelectual de una obra de cine. Hace 40 años era fácil: película de cine, película de televisión que ni siquiera se le llamaba película, se le llamaba telefilm. Ahora es mucho más complicado. Cuando vi ‘Roma’ de Alfonso Cuarón, en noviembre de 2017, eso era una película de Alfonso Cuarón y después él la vendió a Netflix y ahora es una película Netflix; pero su acto de creación es el mismo que el de ‘Y tu mamá también’ o ‘Gravity’«. Advierte además que «la discusión sobre la idea de que las películas que están en una plataforma no son películas, entendiendo por películas a las películas de cine, es una discusión muy delicada, muy difícil. Es muy complicado y no hay ninguna verdad absoluta«. Pone como ejemplo a Martin Scorsesse y el rodaje de The Irishman. «No está haciendo un telefilm, está rodando su sueño. Para el que nunca pudo conseguir el dinero salvo ahora que tiene el dinero de Netflix. Y es una película de Martin Scorsesse con Joe Pesci, De Niro y por primera vez con Al Pacino. Así que el interés, la curiosidad, la expectativa, es que es la nueva película de Martin Scorsesse«. Segun Thierry hay que poner el acento en «lo que son películas de cine oficial en sala de cine o las que son más producto de televisión, porque está financiados por la televisión para ser un producto perfecto para el público ‘mainstream’. Pero a veces hay productos financiados por la televisión, incluso algunas series, que tienen más cine, más acto de creación de cine, que en películas que entendemos como “oficiales” de cine«.
Inspirando a Cuarón para hacer Roma
Asimismo, y aunque a su pesar según dijo en su día, no tuvo a Roma en competición en Cannes, Thierry nos confiesa sentirse muy cerca del proyecto y del propio Cuarón. «Una noche de mezcal en Morelia, una noche el año siguiente de ‘Gravity’ yo le dije “tienes que volver a tu país, tienes que hacer una película mexicana. Porque hoy no sabemos quien eres, después de ‘Hijos de los hombres’, ‘Harry Potter’ y ‘Gravity'», que son tres buenas películas por cierto. Porque comparado con sus otros amigos Guillermo del Toro e Iñarritu, él estaba fuera, sólo. Y volvió para hacer esa magnífica obra. Y él empieza a pensar en esa película tras hablar conmigo porque somos amigos, pero también porque sabe que tengo una mirada global, mundial. Y para mi la identidad de artista de Cuarón era confusa. Las sobremesas son agradables pero también importantes, son lugares estratégicos«. Las de Thierry, intuímos, que lo son especialmente.
Netflix en busca del prestigio
Siguiendo con la problemática de Netflix, afirma que “en casi todos los países hay la misma separación entre las películas de grandes presupuestos, financiadas por las televisiones, pensadas para el público más mainstream, sin una gran ambición formal, y por otro lado el cine de autor que cada vez se está volviendo más radical. Películas que por su presupuesto son más pequeñas, y pequeñas no es algo peyorativo. En medio hay todavía cineastas que tienen proyectos que no quieren verse reducidos al circuito alternativo, y esas son las películas más difíciles de producir. También son las películas de los festivales y las que están siendo producidas por las plataformas. Porque las plataformas tienen necesidad de producir, pero también del prestigio. Por eso, como en el fútbol, están fichando el talento, están fichando cineastas. Y la gente de Netflix son gente muy brillante, que conoce bien el cine y que está comprando y produciendo películas que no se exhiben en salas de cine”. En ese sentido, Thierry entiende que “los cines también tienen que hacerse preguntas. Los exhibidores, los distribuidores, los productores. En Francia hay un sistema de financiación muy poderoso y muy prestigioso, y también cómodo en el que las cadenas de televisión deben financiar películas. Así que es la televisión la que decide. Yo he conocido productores cuando empezaba que tuvieron que vender su casa para producir sus películas. Hoy los festivales y los programadores lo tenemos más complicado porque, volviendo a Netflix, ‘Roma’ por ejemplo no se podrá programar dentro de diez años en ninguna filmoteca porque pertenece a Netflix y el modelo económico de Netflix es que todo le pertenece a Netflix». Afirma, resignado, que le gustaría una caja de DVD o un BluRay de Roma “con extras, con explicaciones, con el trabajo científico que hoy en día hacen los editores de vídeo, más, a veces, que las filmotecas”.
Afirma Thierry que cree que “Netflix no hace películas para festivales. Netflix quiere ir a los festivales por el prestigio, y ese prestigio lo quieren para hacer publicidad de las plataformas. Lo de este otoño, el estreno simultáneo de Roma, es un ensayo muy interesante pero no es una salida tradicional. Es un intento de seducir a Hollywood y a los que votan a los Oscar para decirles que estamos dentro de la familia, podemos participar en los Oscar.”
Las salas de cine y el evento social
Vincent Maraval apunta que una de las principales razones del auge de Netflix se debe al desfallecimiento de las salas de cine. “Las salas de cine están más preocupadas por la venta de caramelos y demás”, y se pregunta porqué las salas no centran sus esfuerzos en ofrecer películas interesantes. Además, acusa a las salas no haber participado directamente en la lucha contra la piratería y el desapego de las nuevas generaciones con el cine. Dice ver que las plataformas están llegando a ese público que las salas cree tienen olvidado.
Por su parte, Thierry Frémaux se proclama más optimista con las salas. “Han pasado una época difícil pero hoy las salas aguantan, por lo menos las más importantes”.
El impacto del VOD: Estado actual del cine
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Desde una perspectiva de la creación, Thierry dice que “algo se rompió en el pacto que había entre la producción, las salas, la prensa y los espectadores. Ese era un pacto poético, un pacto de ficción, un pacto narrativo. Íbamos al cine para ver historias que no podíamos ver en otros sitios. Godard lo dijo, el cine muestra lo que no se ve en otro sitio. Y nosotros seguimos pensando que ese es el rol del cine. Pero ese pacto se ha roto. Las series han cogido parte de ese espacio y también las plataformas. Yo no veo series porque me falta mucho cine por ver. Un trabajo de todos los días, como el que hacemos en Lyon, es difícil, pero es noble. La Gioconda se puede ver todos los días, o el Gernika, en el museo del Prado, nosotros podemos proyectar todos los días ‘Persona’, o ‘Los Siete Samurais’, o ‘Ciudadano Kane’ en unas extraordinarias copias restauradas. Para ver las películas como realmente se concibieron”.
Continúa diciendo que cree que “las salas deben readaptarse. Peter Schroeder hablaba hace poco en una entrevista del “nuevo Hollywood” de los años 70 y decía que ahí estaban los autores: Scorsese, De Palma, Coppola, Bogdanovich, pero también estaba el público que tenía un buen nivel y era muy exigente. Iban a ver ‘Annie Hall’ de Woody Allen y lo disfrutaban en masa. El público tenía interés, ganado por la educación y la cultura. El público joven de hoy en día es difícil, pero tenemos que ser conscientes de que en el fondo el público sigue intacto. Hay que trabajarlo. Lo que se hace en San Sebastián durante el Festival es extraordinario, lo que hacemos en Lyon durante el Festival Lumiere es extraordinario. Para mi no es verdad que el público no tenga interés. Pero hace falta que se lo enseñemos. Cuando enseñamos lo mejor de la creación contemporánea, como durante el Festival de San Sebastián o el de Cannes, el público está ahí. Cuando mostramos lo mejor de la creación cinematográfica de la historia como en el Festival Lumiere o en Bolonia, el público está ahí. Pero es cierto que hay que hacer un trabajo y que hay un nuevo mundo que llega y hay que aprender cómo funciona”.
Sobre cómo saber adaptarse a los cambios, Thierry afirma que “la música ha combatido la piratería con los conciertos. Las salas de cine son nuestros conciertos. Ver una película en una sala de cine, con gente, hace que merezca la pena trasladarse. Citando otra vez a Godard “el cine crea memoria, la televisión olvido”. Ir al cine es una cosa muy particular. No es lo mismo ver Roma en el cine que verlo en casa donde te levantas para coger un chocolate o una cerveza de la cocina. Creo que las salas tienen un futuro muy fuerte, pero hay que trabajar las películas y los propios lugares con una cierta honestidad. Creo que las salas de cine van a tener un papel importante en la reordenación de la sociedad urbana, que tiene en cuenta la ecología, la nuevas convenciones sociales, la reapertura de bares, de salas de conciertos. El cine ha ganado, está por todos los sitios. Las mejores series de televisión son cine”.
Cannes y el cine americano
Centrándonos en la programación del Festival de Cannes, nos parece interesante plantearle a Thierry la cuestión de que se ha observado un aumento notorio de películas americanas en Venecia en detrimento de Cannes y si esa tendencia le preocupa. Nos comenta que entiende que la misión de Cannes es la universalidad del cine. «Nuestro trabajo es el de trabajar sobre el cine mundial. Yo crecí amando el cine norteamericano. En los años 70 y 80 amar el cine era amar el cine norteamericano. Por eso no soy sospechoso de no amar el cine americano«. Apunta, que «venir a Cannes es muy caro, y es un evento muy importante. Si estás en Cannes con una película norteamericana de un gran estudio, que se presenta en mayo en Cannes, pero luego se estrena en octubre en salas es mucho tiempo. Si las críticas no son muy buenas la película está muerta«. Como ejemplo pone Jurassic Park, de Bayona. «Yo la quería en Cannes, pero Universal no la quería en Cannes. Cannes es difícil para los blockbusters. Star Wars era más fácil porque salía inmediatamente después de Cannes, pero Bayona había un par de semanas y eso puede ser demasiado si hay un rumor de que no es buena«. Sin embargo, y como muestra efectiva de que sigue habiendo cine norteamericano programado en Cannes nos menciona Spike Lee, con BlacKKKlansman, que «se estrenó en julio. Así que estaba muy cerca. No podía ir a Venecia porque estrenaba antes y como estaba cerca podía tomar el riesgo, porque siempre es un riesgo la recepción, venir a Cannes«.
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Como uno de los factores que entendemos que apunta han influido en esa tendencia es la lejanía de Cannes con la noche de los Oscars, «pero ¿por qué me voy a preocupar en Cannes, en mayo, de una noche de febrero en Los Angeles?«. Prosigue que «también está lo que pasó este año con Netflix y que para la prensa las películas favoritas empiezan en junio. Porque los Oscar significa clik en internet, como Cannes por otra parte. Pero este año hemos tenido películas en competición de Cannes de Líbano, Egipto, de Corea del Sur, de Japón… Venecia tenía películas americanas, pero no la de Kore Eda, ni a ‘Burning’ de Lee Chang- Dong, ni ‘Cafarnaúm’ de Labaki, ni a ‘Girl’… y mi trabajo es el de abrir las puertas a todo el cine mundial, no sólo a tres o cuatro películas para que la prensa hable de los Oscar. Aunque este año, además, la de Spike Lee también está para los Oscar.» Lo cual va en consonancia con lo que nos comenta a continuación: «Sufrimos por todos los comentarios negativos sobre nuestra relación con el cine americano o los grandes estudios, porque en realidad tenemos muy buenas relaciones«.
Además, Thierry entiende que «para hacer un análisis de un festival, de Cannes, de San Sebastián o de cualquier otro, hay que esperar por lo menos cinco años. Una tendencia no se marca en un año. Este año hemos tenido a Spike Lee por un buen contacto y la película de David Robert Mitchell (Under the silver lake); su tercera película, porque nuestro trabajo es también el de poner al director en un mapa mundial. Estas cosas son un juego de la prensa. Los Oscar, los Oscar, los Oscar… pero sólo es una noche que va bajando como están bajando cada vez más este tipo de cosas. Hitchcock nunca tuvo un Oscar y Howard Hawks tampoco. Bueno, Hitchcock tampoco tuvo nunca una Palma de Oro» [se ríe]. Además, Thierry se muestra expectante con la próxima aparición de más plataformas en los próximos meses cuál va a ser el mapa del panorama cinematográfico de entonces.
El Zinemaldia
Para finalizar, los Vincent Maraval y Thierry Frémaux hablan de cuál es su visión sobre el Festival de San Sebastián. Maraval apunta como el principal valor de mismo el público, el contacto del público con las películas que se proyectan durante el Zinemaldia como signo distintivo del mismo respecto a otros festivales. Tanto por la propia estructura física de los lugares donde se proyectan las películas, que facilitan ese calor físico del público con los equipos de las películas, como por la respuesta del público con las propuestas cinematográficas que se proyectan en el festival. Comenta que tiene la impresión de que es un público más joven, con más predisposición a ver cosas nuevas. De alguna manera entiende que en San Sebastián pueden tener el pulso de cuál es la bienvenida de la película en un público muy parecido a su público final en las salas, cosa que afirma es muy positiva. Al contrario que cree pasa en Venecia, que por la propia estructura del festival hace poco viable que cualquiera acceda a los pases (el coste ya sólo del transporte a las salas de cine es desorbitado), y ello hace que el público sea diferente al de San Sebastián y por lo tanto el pulso a tomar por parte de las distribuidoras.
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Thierry Frémaux afirma que la sección Un Certain Regard de Cannes es la más parecida en programación a la Sección Oficial de San Sebastián, por lo arriesgadas de sus propuestas. Además, nos comenta que le parece especialmente atractivo ver la composición de la sección Perlas del Zinemaldia, porque con ella se puede marcar las líneas generales de lo mejor que ha pasado por los festivales ese año. Reconoce, con cariño, sentirse receloso cuando San Sebastián no mete alguna película suya en concreto en dicha selección.
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