1971
Steven Spielberg, con 24 años rodaba Duel, el diablo sobre ruedas, una historia extraña, casi muda. El enfrentamiento entre un hombre y un camión fantasmagórico. Revolucionaba el montaje, redefiniendo algunos aspectos del lenguaje cinematográfico, apoyándose en Ford (sobre todo en la secuencia de persecución de La diligencia) para sentar algunas bases del cine moderno y de lo que sería su propia carrera. Ahí es nada. Fue nominada (no ganó) a un Globo de oro a mejor película para la televisión.

2018
Steven Spielberg, con 71 años rueda Ready Player One, una película que tiene bien presente el mundo de los videojuegos, la vida en Internet, los youtubers, y la conciliación entre el mundo físico y el virtual, con una película que es homenaje a la cultura de los 80 y 90 que por modestia no quiere reivindicar como su legado (la novela, al contrario que la película, está llena de referencias al cine de Spielberg).

 

He querido dar estas dos pinceladas de la carrera de Spielberg en su inicio y en lo último que ha estrenado, para intentar derribar algunas simplificaciones que estoy leyendo estos días en redes. A ver si lo consigo. Pero antes centremos un poco el tema para quien no se haya enterado. Spielberg está por la labor de cambiar las normas de candidatura de los Oscars en la próxima reunión de la Academia en abril. Su planteamiento exacto no lo conocemos y habrá que esperar a ver qué dice en la reunión, pero parece que uno de las ideas principales sería que para que una película sea nominada debería tener al menos 4 semanas de estreno en salas en exclusiva (sin distribución online). Esta condición habría dejado fuera a Roma que solo ha estado en esas condiciones tres semanas. Esto se une a unas declaraciones del año pasado en las que aseguraba que una película sin distribución en cines es un telefilm y por lo tanto debe optar a un Emmy y no a un Oscar. La polémica está servida.

Las redes arden y uno se encuentra tuits tajantes como este de Gregorio Belinchón:

¿Spielberg pide que se prohíba el acceso a los Oscars a las pelis de las plataformas? Más bien lo que pide es que acepten cumplir unos requisitos. Como digo, veremos con detalle cuáles son cuando se planteen de forma oficial, pero de momento, la petición de las cuatro semanas, en el reciente caso de Roma, simplemente habría supuesto que Netflix esperara una semana más antes de estrenar la película en su plataforma, y así cumplir los nuevos requisitos. No me parece nada descabellado ni que suponga un trastorno para nadie. En cuanto a la próxima apuesta de Netflix para los Oscars, The Irishman, es el propio Scorsese el que está pidiendo que su película tenga una distribución en cines mayor de las 3 semanas que ha tenido Roma. Ni siquiera estamos hablando de la ventana de 90 días.

Por otra parte, se le está echando en cara a Spielberg que considere telefilm a una película porque esté pensada para su distribución doméstica (cuando lo cierto es que esa sería un poco la definición de telefilm) alegando que una película no es mejor o peor en función de su distribución. Y esto me deja un poco loco porque se lo estamos explicando al director de Duel. Spielberg no está poniendo en duda la calidad de las películas, él mismo sabe por experiencia propia lo buena que puede ser una película para la televisión, ya lo demostró hace medio siglo. El se dio a conocer con una película excelente y tuvo que contentarse con nominaciones para la televisión. Y no se quejó. Además tuvo la suerte de que la película llegase a tener recorrido en salas, de lo buena que era. Lo que él está planteando es definir bien los límites de las normas del juego, y de hecho, actualizarlas a la realidad de nuestros días. Que una película cumpla los requisitos para participar en los Oscars -que no es más que un “concurso” con reglas concretas- no la hace peor o mejor, la hace apta o no apta.

Ready Player One

Rápidamente, gran parte de las redes -y cuando digo las redes también me refiero a las publicaciones de todo tipo- han querido simplificar el escenario reduciendo a Spielberg a un señor de avanzada edad desconectado de la realidad de nuestros días y que se aferra a sistemas del pasado. Es un planteamiento tentador y que de forma directa o indirecta es fomentado por la (costosa) publicidad de Netflix que busca relacionar Netflix con futuro. El problema es que no encaja demasiado en el perfil del viejo rey Midas de Hollywood. Y aquí traigo a colación la segunda premisa de este texto. Su última película, Ready Player One es una muestra clara de que el septuagenario está bastante conectado con los hábitos de consumo de los más jóvenes en 2019.

Cuando escribí la crítica sobre la interesante Ready Player One, quise ver una referencia a Netflix y a su director general, Reed Hastings como el villano, Nolan Sorrento. La chispa me saltó en una escena en la que Sorrento quiere caerle bien al protagonista y para ello utiliza referencias a la cultura pop que en realidad le están chivando sus asesores por el pinganillo. Me hizo pensar en algunas promociones de Netflix que se basan en referencias pop y cultura friki. Yo no sé si Spielberg apuntaba de forma tan directa -visto lo último que ha pasado, cada vez lo pienso más- pero sí creo que él se siente como el genio informático de la película, Halliday.

Hay quién ve a George Lucas y su relación con Star Wars. En cuanto a la novela original, que no he leído, según se dice podría hablar más de la relación entre Steve Wozniak y Steve Jobs. En todos los casos, la tensión entre el creador y el vendedor. Es notable el desagrado que demuestra Spielberg hacia ese tipo de hombres de negocios sin amor por el cine. En este y en otros aspectos es una película muy interesante sobre la situación de la industria del entretenimiento. Puede que una de las más personales de Spielberg en los últimos años, aunque parta de un planteamiento aparentemente más frívolo que otros, pues habla de lo que mejor conoce y de lo que más ama.

La guinda de la película es la moraleja final: está genial todo lo que nos ofrece Internet y las nuevas tecnologías pero no nos olvidemos de lo bueno que hay más allá de la pantalla del ordenador. Busquemos la manera de combinar lo mejor de cada mundo, no hay por qué perder nada a cambio. Una idea de progreso que va en la línea de lo que viene planteando de forma clara en los últimos meses: está genial el cine online y las producciones para la televisión, pero no nos carguemos la experiencia en salas.

Ready Player One: reconciliación intergeneracional

02/04/2018 - Iñaki Ortiz Gascón

7.5 Corría el año 2015. Dos niños conectan una vieja máquina recreativa en un bar retro de cultura pop de los 80: El pistolero salvaje. No saben cómo funciona. Un desconocido se acerca; vivió los 80 y se considera un verdadero experto. Les da una exhibición de disparos certeros. Uno de los niños exclama decepcionado “Anda, […] Leer más

Intereses de unos y de otros

Tampoco vamos ahora a simplificar a un relato con un Spielberg romántico que lucha desinteresadamente contras Netflix por el bien del cine; de la misma manera que no comulgo con el relato de Netflix como adalid del progreso, peleando con generosidad para cambiar el modelo. Ni lo uno ni lo otro. Spileberg es uno de los mejores cineastas de todos los tiempos y también es un hombre de negocios. Estaba implicado en la producción de Green Book a través de Dreamworks y Amblin. Parece ser que Peter Farrelly, el director, buscaba la distribución de Universal y apeló a Spielberg quien, según cuentan quedó encantado con la película y decidió participar. Obviamente, Spielberg tenía intereses directos sobre el Oscar para Green Book y en gran parte es responsable de su triunfo. En el otro lado del ring, Netflix estaba empeñado en conseguir ese Oscar para Roma costase lo que costase, pues sería un triunfo arrollador de la idea que más está queriendo transmitir: sus producciones, sus originals no son simples telefilms, pueden ser obras prestigiosas merecedoras del mayor reconocimiento de la industria, el Oscar. Para ello, según Vulture, Netflix se ha dejado entre 40 y 60 millones de dólares en publicidad. Estamos hablando de una película que solo ha costado 15 millones y que ha recaudado en cines 4,1 millones (datos de Wikipedia). Una campaña publicitaria de Netflix de vértigo.

Quiero aprovechar para dejar claro que Roma me parece la mejor película de las nominadas este año y que Green Book me desagrada hasta en su mensaje. Pero no estamos hablando de calidad, estamos hablando de intereses.

Más allá de esta batalla concreta se está abriendo una guerra por la influencia en los Oscars que recuerda a las viejas pugnas entre Harvey Weinstein y Scott Rudin. Con Weinstein fuera de combate por las razones siniestras que todos conocemos, se abre la veda para comprar los próximos Oscars. Y así lo ha visto algún miembro de la Academia, que de forma anónima ha contado esto sobre Roma en el mismo artículo de Vulture: “La gente con la que he hablado me ha dicho que no iban a colocar a la película en el puesto nº 1 o nº 2 de sus papeletas porque querían mandar el mensaje de que no puedes comprar un Oscar a la Mejor Película. Tenían miedo del mensaje que iba a enviar a la industria”. Seguramente, y más allá de Green Book, Spielberg no está por la labor de que los Oscars se plieguen a una gran compañía como Netflix a golpe de talonario. Para empezar, porque él mismo es uno de los afectados, claro. La maquinaria de una gris corporación, como la de Ready Player One, consiguiendo un Oscar a base de músculo financiero. Así lo ha tenido que ver el viejo Spielberg que aún no ha perdido su punto de Peter Pan y de creador cargado de ilusión, como el de su película. Se las tendrán que ver con él.

Por cierto, Scott Ruddin, que no ha caído como Weinstein, sí ha trabajado de productor en películas de Netflix como Aniquilación o The Meyerowitz Stories, lo que de alguna manera puede indicar bando. En concreto, Aniquilación no ha tenido distribución en cines en España y el próximo 23 de marzo será la primera vez que podamos verla en pantalla grande, en Tabakalera, dentro del evento que organizamos desde El Contraplano junto con Filmoteca Vasca. Os recuerdo que es una mesa redonda de expertos sobre Internet y cine y después se proyecta la película. Está claro que es un tema de actualidad. A varios de los invitados ya les hemos entrevistado en relación a este tema, pero estoy deseando escuchar su opinión sobre este último enfrentamiento entre Spielberg y Netflix. Os dejo aquí más información sobre la composición de la mesa, horarios y demás.

Internet y Cine: organizamos una mesa redonda de expertos con Filmoteca Vasca

11/02/2019 - El Contraplano

El 23 de marzo El Contraplano y Filmoteca Vasca organizan una mesa redonda sobre el conflicto entre las plataformas de cine en internet y las salas de cine, sobre la influencia de Netflix y similares en la industria del cine. Aquí os contamos quienes formarán dicha mesa. Leer más

 

Netflix ha irrumpido en el juego y creo que lo razonable no es ni expulsarle ni aceptar que juegue saltándose las normas. Debe jugar con las mismas normas que los demás y si es necesario habrá que adaptar las normas entre todos los agentes de una manera racional, sin que ninguno de ellos tenga demasiada ventaja sobre los demás. De entrada soy bastante contrario a que una multinacional imponga las normas a golpe de capitalNetflix debería negociar con cines, con distribuidoras, y con la industria en general, al menos si quiere formar parte del juego. Quizá lo haga y podamos, como los protagonistas de Ready Player One, poder disfrutar de lo mejor de los dos mundos.

 

Quiero también destacar este artículo de Las horas perdidas sobre este tema que me ha servido mucho a la hora de agrupar fuentes y del que incluso he usado directamente alguna traducción. Tiene sus propias conclusiones interesantes, algunas con las que coincido y otras con las que no tanto. Os animo a que lo leáis también.