La fórmula Cullum funciona
Fue un buen concierto. No perfecto. No especialmente sorprendente. Pero bueno. Porque Cullum, incluso cuando repite fórmula, sabe cómo hacer que funcione. Y eso, en una noche en la que no todas las piezas encajaron del todo, no está nada mal. Porque al final, lo que cuenta es que la gente salió contenta. De pie. Bailando. Con una sonrisa. Y en eso, Jamie Cullum sigue siendo un fuera de serie.