In Fabric era una de nuestras películas más esperadas de la sección oficial del Festival de San Sebastián, por ser de uno de los directores más interesantes del momento, Peter Strickland. Ya escribí sobre el cine de Peter Strickland. La película, que ya hemos visto, nos ha gustado y tenemos una original crítica de Sandra Rozas en la que habla de las particularidades del vestido, como hilo conductor de su crítica. Pero no teníamos suficiente. Por la mañana me pasé por la rueda de prensa y por la tarde, junto con Ricardo Fernández, nos acercamos al María Cristina donde habíamos conseguido, con mucho empeño, un rato a solas con él. Aquí hablaré principalmente de nuestra conversación aunque también incluiré algunas de sus respuestas de la rueda de prensa que, por ser más generales y ya respondidas, obviamos en nuestro rato exclusivo.

Strickland está tranquilo, paladeando una copa de champán. Como si no llebvara ya un buen rato respondiendo preguntas de todo tipo. Se nota que le gusta hablar de su trabajo. Se muestra amable y paciente. Es observador, se ha quedado con mi cara y debe ser, obviamente, de la rueda de prensa de la mañana. Entramos al tema sin preámbulos que no tenemos mucho tiempo.

¿Quién es Peter Strickland?

17/08/2018 - Iñaki Ortiz Gascón

In Fabric, la última película de Peter Strickland, ha sido seleccionada en la sección oficial del Zinemaldia y es un gran tanto para el festival. Puede que aún no sea un nombre ampliamente conocido pero ya ha sido definido por The Guardian como uno de los cineastas británicos claves de su generación. Todas sus películas […] Leer más

La estética

Le preguntamos por los colores y por el uso característico del contraste entre el rojo y el verde. Nos explica que, por supuesto, es algo planificado. El rojo es imprescindible para el vestido que tiene que evocar la sangre menstrual con la que está pintado. Así lo expresa con seguridad. Para él es muy importante cómo los fluidos acaban en la ropa. En general, no solo en la película. Se refiere por ejemplo al sudor, y más allá de eso al semen y a la citada sangre menstrual. Por otra parte, se han usado fondo verdes para contrastar, como por ejemplo, en el escenario del banco. Es un acercamiento a los colores intuitivo, nos dice.

Le preguntamos por la importancia del vestido. Del patrón, del género, de las particularidades del vestido, en definitiva. Nos cuenta que para él era una cuestión puramente estética. Quería un tipo de vestido que pudiera ondular en el aire, con una forma y un tejido que le permitiera ese efecto. Concretamente, quería dar la imagen de una medusa cuando está flotando en el aire. Nos explica que el tejido es el chiffon. Strickland le da mucha importancia a esto. Ya había contado en la rueda que su película era muy táctil, que le interesaba no solo el aspecto de la tela sino cómo suena. Por supuesto, hay mucho fetichismo en todo eso, “me encanta trabajar con objetos”. El contacto humano con la ropa es esencial para él. También el hecho de que una prenda pueda pasar de unos a otros. Por esta razón, la película tiene un carácter extrañamente episódico, porque para él era importante construir la idea de cadena de personas. “Me encanta la idea de la naturaleza cíclica de la ropa”. Incluso pensó en buscar un nexo de unión entre los personajes (él le va a arreglar la lavadora a ella) pero al final le pareció “demasiado lógico y fatalista” y lo eliminó.

La ambientación

Ya se ha hablado mucho de sus referencias retro. Por supuesto los referentes típicos del giallo. Argento, Baba, Martino… Aunque por encima de ellos reivindica -como ya lo hacía en su película anterior, The Duke of Burgundy– a Jess Franco. Más allá del tiempo de las referencias, queremos aclarar cuál es la época en la que está ambientada la película, si es una concreta que no siempre es así con Strickland. Su respuesta es sorprendentemente precisa: está ambientada en 1993. ¿Por qué exactamente 1993? Porque entiende que es el momento en que empezó a entrar Internet en las casas. De esa manera, se empiezan a perder los anuncios de citas en el periódico -que aparecen en la película. Esos anuncios le gustan especialmente porque solo tienen palabras, no hay foto. Le resulta más sugerente. En todo caso, aunque la ambientación de la trama sea en los 90, los referentes son de los años 70. Strickland nos señala esa ambiegüedad de décadas y nos explica que los grandes almacenes tienen un aspecto intemporal. Eso es algo que le gusta de ese tipo de tiendas. En ese sentido, nos pone un ejemplo que ha visto en San Sebastián. Una tienda de sombreros que le ha encantado porque parece de los años 50. Suponemos que se refiere a Ponsol.

Otro aspecto que nos interesa de la ambientación, en este caso, del tono, es que es mucho más realista que en sus anteriores películas, que aunque quizá no tuvieran elementos puramente fantásticos, tenían su propio universo. Lo primero que nos dice es que considera que las anteriores también eran de género fantástico. Y en esta, aunque sí que dice haber añadido algo de artificialidad y teatro, también hay vida real, escenarios más reales.

Banda sonora

Hablamos de la banda sonora que ha compuesto Cavern of Anti Matter (grupo de Tim Gane, de Stereolab). Le decimos que el estilo no es exactamente el del grupo. Está de acuerdo, pero no es que él les pidiera algo específico para que cambiaran, fue una decisión mutua. Decidieron trabajar mucho la textura y el tempo. Gane incluyó instrumentos como el clave y la celesta, a la que el director da especial importancia. También nos habla del ruido. En algunos momentos de la película hay ruido pero en realidad “es Gane con su sintetizador”. Strickland se declara un fan absoluto de Gane: “crecí con Stereolab en los 90”. Considera que Gane tiene conocimientos enciclopédicos.

Lo físico y lo virtual: Netflix

Por supuesto, hablamos de Netflix. Ya en la rueda de prensa, el director había dicho que su película no era solo una crítica a la sociedad de consumo sino también una celebración. Le encanta comprar en tiendas físicas y que haya un humano atendiendo. Prefiere que una persona le recomiende un DVD a que lo haga un algoritmo. Así que le preguntamos por cómo encaja el cine en VOD en todo eso.

Le parece que tiene un aspecto positivo, para la gente que vive en pueblos o para los jóvenes que no pueden permitirse el precio de las entradas de cine. Para las familias que tienen que pagar una canguro para salir al cine. Lo importante es que no domine al otro modelo, que es lo que ha pasado con la compra online que ha perjudicado mucho a la compra tradicional. “El problema es que cierren la salas”.  “Yo pensaba que el futuro era tener más opciones, no menos”.