Estamos llegando ya al final de nuestra serie sobre el impacto de las plataformas de cine en internet, el VOD. La llegada de gigantes como Netflix, Amazon Video o, en España, Movistar+ está cambiando el panorama cinematográfico tanto en la forma de ver películas como en la de hacerlas. En este artículo preguntaremos sobre su punto de vista a Jaime Rosales, director de películas como La soledadTiro en la cabeza o Hermosa juventud.

Estos días estamos hablando mucho sobre el impacto del VOD en el cine y tu punto de vista, como creador y productor alejado de los estándares más comerciales, nos parece muy interesante.

Mi actividad se circunscribe a la fabricación de películas. La creación artística y sus dificultades centran la totalidad de mis preocupaciones. La manera de comerciar con las películas tiene incidencia en la manera de fabricarlas pero no se puede decir que esa incidencia sea determinante. Se pueden fabricar películas de muchas maneras y se pueden distribuir también de muchas. Son dos aspectos bastante independientes.

Una de mis mayores preocupaciones actuales es la desaparición del celuloide. Cada vez es más difícil encontrar negativo, cámaras en condiciones y laboratorios con las instalaciones para tratarlo adecuadamente. Nadie habla de ese problema. La naturaleza de las imágenes se ve tremendamente afectada por la tecnología detrás de su fabricación.

La manera óptima de fabricar una película es en celuloide. La manera óptima de ver una película es en una sala de cine. Existen películas para ver en sala y películas para ver en soportes derivados como el DVD, la televisión o el VOD. Una misma película puede ser vista en un primer visionado en la sala de cine para luego ser vuelta a ver en un soporte derivado.

¿Pueden convivir cines y el VOD?

Sí, pueden convivir. De la misma manera que ha convivido el cine con la televisión, con el video o con el DVD. Son plataformas de difusión diferentes absolutamente compatibles.

Foto: Gari Garaialde

¿Te gusta más el modelo de Netflix o el de Amazon y Filmin que si respetan las ventanas?

Cada una de estas compañías ha operado siguiendo un modelo de negocio. Un modelo pionero creado por los responsables detrás de esas compañías. No puedo afirmar que un modelo de negocio sea mejor que otro.

Voy a poner un ejemplo: Edipo Rey de Sofocles. Lo ideal es ver la obra producida por una gran compañía en un teatro público de categoría. Bajo esas circunstancias la experiencia teatral alcanza cotas altas. Pero también puede ser interpretada por un grupo estudiantil en un teatro de barrio y emocionar mucho. Otro ejemplo. En la industria textil existen diferentes modelos de negocio. Está Zara, está el Corte Inglés, están las tiendas de proximidad, la venta por internet, etc. A veces compro en Zara en el Corte Inglés o por Internet. Cuantas más plataformas, mejor.

A mí lo que me importa, en verdad, son las películas. Las películas las pueden hacer cineastas, con una mirada, o no-cineastas, con una técnica. Lo natural para los cineastas es hacer las películas desde los estudios o productoras independientes que entienden y respetan las miradas y sus procesos creativos. Una vez fabricadas es indistinto a qué plataformas vayan. Es como si me preguntasen si prefiero estar en un cine del extrarradio o dentro del núcleo urbano. Lo que importa es la película. Cuando voy al cine elijo primero la película, luego el día y horario y en último lugar, la sala de cine. Una película de Scorsese es una película de Scorsese en cine, en video, en televisión o en VOD.

¿El peso de estos gigantes, que aglutinan todos los aspectos de la industria (producen, distribuyen, exhiben), es demasiado fuerte?

La dinámica natural de toda actividad económica tiende a la concentración. El éxito lleva a la conquista de cuotas de mercado. Estudié ciencias empresariales y sé que esto ocurre en todos los sectores. Es bueno que el éxito suponga ganancias de cuota de mercado. El límite lo marca el dominio monopolístico. No es bueno que el éxito produzca monopolios. Uno de los cometidos de los Estados es tutelar los mercados para evitar oligopolios o monopolios. Regular cuando hay desajustes. Los gigantes no son buenos aunque tampoco lo es una atomización excesiva como ocurre en economías subdesarrolladas. En el futbol hay equipos que adquieren mucho tamaño, con enormes estadios y grandes jugadores. Pero debe prevalecer un cierto equilibrio de fuerzas. Si hubiese un solo mega equipo que ganase siempre a todos por goleadas, la competición se desvirtuaría. La industria cinematográfica no está dominada oligopolísticamente. Internet es otra cosa. Está dominado por cinco o seis compañías. Eso es un gran problema. Ese nivel de concentración no se había visto desde que se desmanteló la Standard Oil de Rockefeller.

¿Cuál crees que es el sistema ideal de convivencia del VOD y las salas?

De nuevo mi respuesta se ampara en teorías de economía y sociología general. La convivencia en un sistema es ideal cuando todos aportan al sistema y cuando el sistema acoge adecuadamente a todos. Como he dicho antes, hay películas para verlas en sala y hay películas para verlas en VOD. Un sistema ideal no debería excluir a nadie.

¿Están los cines boicoteando a Netflix o es Netflix quién boicotea a los cines?

La palabra boicot no me parece adecuada. Es un abuso de lenguaje muy propio de nuestra época. Un boicot es algo muy específico. Un modelo de negocio basado en ventajas competitivas no es un boicot. El fútbol no boicotea al cine por el hecho de que un partido pueda programarse a la misma hora que una película. Todo comercio se basa en que un comerciante propone algo al comprador mejor o distinto al de su competidor. Netflix tiene perfecto derecho a producir algo y mostrarlo en exclusividad. Un cine puede rechazar algo que no le parezca suficientemente exclusivo por estar en Netflix de forma gratuita al mismo tiempo que en su sala. En ningún caso se puede hablar de boicot. Son maneras antagónicas de utilizar la exclusividad.

Foto: Montse Castillo

¿Qué está aportando el VOD a la industria del cine?

La industria del cine enmarca a los fabricantes de películas, a los medios que hablan de ellas, a los comerciantes de películas y al público. EL VOD afecta a los comerciantes y al público. El VOD viene a satisfacer una demanda creciente de gran cantidad de imágenes de manera inmediata. Está muy dentro del signo de nuestro tiempo. Yo soy un tipo de espectador con hábitos del siglo XX. Me gusta ver películas en salas de cine. No me gusta ver series de televisión. Me aburren las series. Todas, sin excepción. Me aburren porque me parecen una experiencia rebajada de lo que puede ser el cine. Me gusta que las películas sean densas plástica y dramáticamente, no me gusta que sean ligeras. El cine me lo tomo muy en serio. Como cineasta y como espectador. Es una manera de tomar contacto con la vida muy potente. El VOD no me aporta mucho, pero a otros espectadores, está claro que sí.

El problema está en que la pereza imperante del ser humano le empuja hacia el consumo de ese tipo de productos. Pero eso es como quejarse de que hoy en día se lea más a Stephen King que a Ortega y Gasset.

¿El auge del VOD, con Netflix y Amazon a la cabeza, está creando una burbuja de producciones? ¿Se está pagando por encima del mercado?

Esa es una pregunta más para productores. Las burbujas suelen producirse cuando hay unos agentes dentro de un mercado que lanzan los precios al alza de manera artificial. Ya sea porque se conjuran unos cuantos operadores para levantar los precios constantemente (es lo que está ocurriendo en el mercado del arte) o porque se produce una guerra comercial entre operadores que se lanzan a adquirir a precios excesivos (es lo que está ocurriendo en el mercado del futbol). En la industria del cine, de haber algo de eso, sería el segundo caso (como en el futbol) pero tampoco lo acabo de ver así. No hay burbuja en el cine.

¿Se ruedan demasiadas películas? ¿Hay sitio para todas?

Se ruedan muchas películas. Aunque, de nuevo, la palabra “demasiadas” es inadecuada. ¿Hay demasiados bancos? ¿Hay demasiadas farmacias? ¿Hay demasiadas peluquerías? ¿Demasiados móviles? ¿Ordenadores? ¿Coches? La lista es infinita. Vivimos en un mundo de la hiper-abundancia. Hay demasiado de todo. No es específico de la industria cinematográfica. En España se publican 90.000 libros al año. Eso es 300 al día. Y los libros es algo bueno. Por otro lado, lo indiscutible es que hay demasiados humanos en el planeta. Y eso es algo malo. Malo para el planeta y malo para los hombres. Pero es muy difícil resolver ese problema, pues nadie quiere morirse.

 ¿Internet -tanto la piratería como el VOD- es la causante del descenso de asistencia a las salas o más bien el VOD es la respuesta a un desinterés del público por ir al cine? ¿Deberían los cines y la industria hacer más autocrítica?

No tengo claro que la asistencia haya caído de manera sostenida. No acabo de encontrar datos fiables e ilustrativos. Mi impresión es que el número de espectadores varía de año en año con caídas y subidas. Según qué periodo se acote la lectura puede ser diferente, pero de ninguna manera puede sacarse la conclusión de que hay desinterés por parte del público. Dicho esto, hay que hacer constantemente autocrítica. Yo la practico siempre. La autocrítica es esencial para mejorar, como la autocomplacencia es el mejor aliado del fracaso. Se hacen muchas películas pero son pocas las que realmente sacian la curiosidad y el interés del espectador. Esa es la autocrítica que hay que hacer. La gente va al cine porque el cine es algo fascinante. Pero los creadores debemos esforzarnos siempre para darle al público mejores películas.

Foto: Montse Castillo

Las producciones que van directamente a VOD, sin paso por salas, ¿deberían optar a premios y festivales de cine?

El criterio para seleccionar y premiar una película debe ser la calidad fílmica. Entiendo por calidad fílmica, la capacidad para emocionar, para desvelar misterios ocultos, para crear imágenes y sonidos densos y duraderos. La vocación del VOD es la inmediatez y la ligereza. A priori, son cualidades que se oponen a la densidad y a la transcendencia. Pero no creo en las reglas fijas de exclusión como tampoco creo en las cuotas.

Como autor, ¿sacrificarías la exhibición en sala frente a la posibilidad de que tu obra llegase a más gente? Si así fuera, ¿rodarías distinto sabiendo que se va a ver en televisiones y no en pantallas?

Como autor lo único que no puedo sacrificar es mi mirada. Hago una película porque necesito expresar algo mediante el medio cinematográfico pues es el que mejor domino. He tenido la suerte de que mis películas se han proyectado en cines y se han emitido en televisión lo que les ha permitido encontrarse con espectadores. Nadie me ha pedido que sacrifique nada ni que ruede de una manera distinta a como he sentido que tenía que rodar. He trabajado con productores, distribuidores, exhibidores de sala y operadores de video y televisión que han sabido respetar mi mirada y mi manera de hacer cine. Me siento muy afortunado y agradecido. Hago el cine que siento. No podría hacer cine que no siento.

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