Festival de cine de San Sebastián

Tras la eliminación de la competencia de Zeroville por su estreno en Rusia antes del Zinemaldia, hoy solo hemos visto dos candidatas a la Concha de Oro. Una, The Audition, ofrece la repetición de todos los clichés y elementos que puedas esperar de ella; la otra, A Dark, Dark Man es una mezcla imposible de géneros y sorpresas.

Iñaki habla de Retrato de una mujer en llamas, La trinchera infinita, Hasta siempre hijo mío, LaundromatThe audition.

The Audition

Anna (Nina Hoss) es, la protagonista de The Audition, una perfeccionista y exigente profesora de violín que no sabe lo que quiere y que en su búsqueda de la perfección tiende a rechazar las cosas buenas que le rodean.  Ina Weisse es una popular actriz de televisión alemana que dio el salto a la dirección en 2008 con The Architect y que ahora acaba de presentar The Audition, su segundo largo como directora, en el que no parece saber lo que quiere y en su intento de recorrer varios caminos termina extraviada en tierra de nadie.

The audition gira totalmente en torno a Anna y sus relaciones, con su marido, con su amante, con su hijo, con sus compañeros de trabajo, con su nuevo alumno y, la que debiera explicar todo, con su severo padre. Partiendo de esta última se atisba que se pueden conectar y explicar todas las demás relaciones fallidas y/o enfermizas, que la película quiere ser un profundo estudio de personaje pero no existe tal profundidad. En realidad al personaje se le ven las costuras muy pronto y todas las historias lo único que hacen es dispersar el interés narrativo sin logran dibujar mejor al personaje. El momento cumbre, aquel en el que todas convergen y deberían resolverse es tan torpe y frío que suponiéndose dramático resulta terriblemente frío y forzado.

En cuanto a la dirección se puede decir que todo está en su sitio. Juega con el ritmo de montaje al ritmo de la música acelerando cuando Anna le pide acelerar al alumno, introduciendo elegantes planos de detalle, algún juego de sombras para reflejar la oscuridad de la protagonista… todo lo que hay que hacer, pero como Anna le dice a su alumno «no son más que meras repeticiones mecánicas, no tiene alma».

La pianista de Haneke parece un referente claro para esta película, aunque juegue en otra división, quizá en otro deporte, y las dos comparten una característica: una gran actriz protagonista. Nina Hoss está soberbia y un pequeño gesto de su rostro ofrece mucha más información que una de las líneas argumentales enteras de la película. Si algo merece la pena de The Audition es ella.

A Dark-Dark man

A Dark, Dark Man es un thriller… o algo parecido. Porque resulta difícil describir una película que mientras la veía me ha hecho recordar a Bong Jong Hoo en sus partes de thriller rural, a Bruno Dumont en su uso del humor absurdo, a Nuri Bilge Ceylan en su relación con el paisaje y a Corneliu Porumbouiu en su retrato con humor de la corrupción. Referentes notables todos ellos -aunque yo no sea especial fan de Dumont– pero que resultan complicados de mezclar.

La película está dirigida por Adilkhan Yerzhanov y gira en torno a la «investigación» del asesinato de un niño en un pequeño pueblo de Kazajistán. Entrecomillo la palabra investigación porque en realidad Bekzat (Daniyar Alshinov), el policía encargado del caso, lo que quiere es cumplir el expediente y cerrar el caso cuanto antes porque los agentes de la policía local ya han decidido cargarle el delito, falsificando pruebas, a Pukuar (Teoman Khos), el tonto del pueblo. El problema es que aparece Ariana (Dinara Baktybaeva), una periodista que fuerza para que el caso se investigue con seriedad.

Así contado puede parecer algo muy sólido y una premisa de thriller policíaco puro, pero Yerzhanov sorprende continuamente con cambios de tono y un uso del absurdo y la caricatura para reflejar el absurdo de las instituciones kazajas. Números musicales imposibles, adultos comportándose como niños pequeños, gags de slapstick que se alternan con explosiones de violencia, duras conversaciones propias del cine negro o planos bellísimos que reflejan la dureza del entorno. Una mezcla que no siempre funciona, pero que sorprende y mantiene el interés.

Poco a poco el humor se va diluyendo, sin llegar a desaparecer completamente el absurdo y se encamina hacia un duro e inevitable final. Es probable que para llegar ahí el camino podría haber sido más corto y la película lo hubiera agradecido, pero desde luego no ha sido un viaje aburrido, quizá desconcertante, eso si.

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