Hemos escuchado muchas veces que a Hollywood cada vez le cuesta más recuperar el dinero de sus grandes producciones y de cómo hay que tener cada vez más en cuenta el mercado internacional, y en concreto el chino, para que resulten rentables. Podría pensarse que esto se debe al desinterés del público y al descenso de los espectadores pero creo que la explicación es mucho más simple: las películas cada vez son más caras. Hace poco lo comentaba en Twitter: De las 72 pelis más caras de la historia, ajustando la inflación, solo 3 son anteriores a 1997.

En el contexto de la pandemia estamos viendo cómo las películas se retrasan porque no se atreven a estrenar. Acaban de anunciar que la última película de Bond, No time to die, se va a 2021 lo que ha provocado que Regal, la segunda cadena de cines de USA y primera de UK, anuncie el cierre de sus salas hasta el año que vieneNolan fue valiente con Tenet y, aunque a nivel mundial ha funcionado más o menos bien, en USA ha pinchado porque hay demasiados cines cerrados. Los más de 300 M$ que ha recaudado en todo el mundo no son suficientes para compensar los 200M$ que costó.

Como creo que uno de los principales problemas es el coste de las películas, he decidido hacer un poco de minería de datos e intentar abordar esta cuestión más al detalle en cifras. Veréis que no es que hayan aumentado un poco los presupuestos, es que son muchísimo más caras.

Espectadores en EEUU

En primer lugar, vayamos a la cuestión de si están bajando los espectadores. La respuesta es: sí y no. De esto ya habló mi compañero Ricardo al inicio de la serie sobre el VOD, en un resumen del estado actual del cine.  Para más detalles os recomiendo echarle un vistazo pero yo aquí solo voy a quedarme con un par de datos sobre el mercado doméstico americano. Efectivamente, está bajando el número de espectadores per cápita, lo cual indica que cada vez un menor porcentaje de la población se interesa por ir a las salas. El descenso es considerable aunque sobre todo preocupante por su tendencia imparable hacia abajo. Sin embargo, el aumento constante de la población en EEUU hace que hoy en día haya más espectadores que en los años 80. Más allá de la preocupación que debe suscitar en la industria este descenso de interés, lo cierto es que el mercado doméstico -no hablo del potencial sino de los que efectivamente van al cine- ahora mismo es mayor y por tanto, las películas deberían tener más fácil ser rentables que en los años 80. En los ingresos no está el problema. El problema está en el gasto.

 

 

¿Cuánto cuestan las películas de éxito?

Para responder a esta pregunta he decidido trabajar con el siguiente criterio: tomar las diez películas más taquilleras de cada año desde 1980 y calcular su coste medio. Como me interesan especialmente el coste de los blockbusters y no tanto el coste medio de toda la producción cinematográfica, que sería algo demasiado problemático de determinar debido a la larga cola de películas pequeñas, he tomado este criterio del TOP 10 de taquilla como referencia. Lo datos proceden de the-numbers.com, con alguna falta de datos, principalmente en los registros más antiguos, que pueden hacer la media algo menos afinada. De todas formas, el aumento es palpable:

La línea roja tiene corregida la inflación para poder comparar dólares de todas las épocas, pero la variación se nota igualmente. El aumento es muy grande. Estamos hablando de 5 veces más caras. Estas películas necesitan muchos más espectadores para ser rentables. Lo estamos viendo muy claro con la pandemia, un momento en que los grandes estudios no se están atreviendo a estrenar sus mayores producciones pues necesitan un retorno que ahora no pueden obtener. Obviamente esta es una circunstancia especial, pero incluso en la vieja normalidad, debían tener mucho cuidado con el riesgo. Películas que deben llegar a todo el mundo -y por lo tanto, no molestar a nadie- y que repiten fórmulas con las que funcionan sobre seguro. También, como decía antes, deben gustar en todo el planeta, con guiños constantes a China -y algo de autocensura-  para recuperar lo invertido. En este sentido podemos observar en el siguiente gráfico cómo ha bajado el peso relativo de los ingresos del mercado doméstico sobre el total. No es tan llamativo como el otro aumento, pero sí que se ve un cambio.

 

Apostando al primer fin de semana

Otro de los cambios notables en los últimos 40 años es el comportamiento de las películas en el tiempo. Si calculamos, sobre las 10 películas más taquilleras, cuál es el porcentaje de su recaudación que hace cada película la primera semana, veremos que este ha ido aumentando notablemente hasta hoy. Es decir, cada vez más las películas tienen que pegar fuerte el primer fin de semana. La proporción ha pasado de rondar el 5% en los 80 a un 11% en los últimos años. 

Las películas tienen las patas más cortas y, por lo tanto, importa cada vez más la publicidad previa y menos el boca a boca. No importa tanto si la película gusta sino la expectativa que se haya podido generar. No importa para la recaudación de la película, claro, otra cosa es el deterioro de imagen para el cine en general y la desgana creciente en los espectadores. A corto plazo funciona, a largo plazo me temo que puede ser parte importante del problema.

La rentabilidad

A los estudios se les llena la boca anunciando cada poco tiempo la película más taquillera de la historia. En parte, por la inflación, claro, pero incluso así tenemos muchas de las películas más taquilleras en los últimos años. De la misma manera que he empezado diciendo que la mayoría de las películas más caras se han estrenado desde 1997, también es cierto que de las 10 más taquilleras de la historia (ajustando la inflación) cuatro se han estrenado desde 1997. Tampoco es de extrañar teniendo en cuenta el aumento de la población y la importancia de los nuevos mercados. Ahora bien, a pesar de estas cifras tan altas, lo que sin duda se ha resentido es la rentabilidad. Las películas son tan caras que necesitan resultados cada vez más altos para tener buena rentabilidad.

 

Este es uno de los gráficos más más contundentes. Mientras en los 80 las películas más taquilleras multiplicaban su presupuesto por 10, en los últimos años no llegan ni a triplicar. Si os preguntáis qué pasó en 1980 para que el gráfico esté disparado  en ese año, os cuento que entre las 10 películas más taquilleras hubo tres bien baratitas: Mad Max, Viernes 13 y Aterriza como puedas. Esto explica tanto sus secuelas directas como todas las pelis postapocalípticas, slasher y parodias de películas que vimos en los siguientes años. Hoy en día sí que hay productoras pequeñas que están consiguiendo altas rentabilidades con bajos presupuestos, como Blumhouse o A24 pero en términos absolutos de taquilla es imposible que se acerquen a los grandes pelotazos.

Mad max costó 350.000 $. Recuadó 100 M$. Un ejemplo extremo.

Por más que las películas ahora se muevan cifras millonarias, el negocio es mucho menos rentable. Voy a utilizar una pequeña comparación, puntual, pero que es muy significativa. Entre las diez películas más taquilleras de la historia (una vez ajustada la inflación), tenemos en cuarto lugar a la primera entrega de La guerra de las galaxias. En décimo lugar está El despertar de la fuerza, la primera de las entregas de Disney. La primera costó 11 M$ (equivale a 47 M$ de hoy), lo que hoy sería una producción mediana. Y, por cierto, es historia del cine, pero esto ya es otro tema. La nueva costó 306 M$ (335 M$ de hoy). 6,5 veces más. Misma saga, historia muy similar, pues casi está calcada  y un coste más de seis veces mayor. 

Las salas se han adaptado a este sistema de super-taquillazos que copan muchas salas a la vez y desplazan al resto. Si estas desaparecen -es lo que está pasando en la pandemia- los cines lo pasan mal. Dos observaciones a este respecto. Estas películas con recaudaciones tan altas hace 30 años ni siquiera existían, ni eran necesarias para que funcionara una industria que generaba muchas más películas de taquilla media. Y por otro lado, la mayoría de estas películas supertaquilleras pertenecen al mismo estudio: Disney. En 2019, ha llegado a tener hasta más del 40% de la taquilla americana.  Dada la dependencia de las salas que comentaba antes, si no cambia el sistema -y esto probablemente supone volver a las regulaciones antimonopolios- estamos en mano de las decisiones de los accionistas de Disney. De momento no está claro que la aventura de estrenar Mulan en Disney + haya salido muy bien, ni siquiera en el contexto de la pandemia, pero si mañana les salen las cuentas, el golpe para las salas será tremendo. Y “mañana” puede no ser una manera de hablar.

Más nos vale que vayamos diversificando.

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14/11/2019 - Ricardo Fernández

Seguimos con nuestra serie de artículos sobre el estado de la industria del cine en nuestra serie #NuevoHollywoodDigital. En este artículo hablamos de los peligros de Disney. Leer más