Ricardo FernándezReseña de Acide, de Just Philippot
En Acide, Just Philippot nos sumerge en un apocalíptico escenario donde la amenaza proviene del cielo, una amenaza de la que es prácticamente imposible escapar como bien sabemos los donostiarras: la lluvia. En esta segunda película del director, tras la magnífica La nube, la lluvia se vuelve ácida y se convierte en un enemigo mortal creando una atmósfera de miedo y suspenso que se mantiene a lo largo de todo el metraje.
Los primeros minutos de la película, basada en un corto previo de Philippot, parecen cine social y realista, mostrando una huelga y una lucha de trabajadores. Pronto su temática gira hacia la problemática del cambio climático y se ve salpicada de temas éticos como el trato a los animales. Un podría pensar que Philppot, como en La nube, ha construido una película cargada de capas y lecturas sociales; pero no Acide apenas ofrece nada de eso y se centra en su aspecto de thriller de desastres directo y muy efectivo. Ni más ni menos.Trepidante, intenso y sin descanso.
A pesar de tener un presupuesto limitado, Philippot demuestra una gran habilidad para maximizar sus recursos y lograr su objetivo. La tensión que genera es palpable, y cada escena de horror revela una faceta diferente de las lluvias ácidas que asolan Francia. Que el enemigo sea la lluvia es muy efectivo para dar una sensación de peligro omnipresente, de destino inevitable, de pesadilla continua. Es una amenaza realmente terrible porque no hay refugio efectivo, cualquier techo termina por derrumbarse, cualquier filtración termina por ser mortal. Un villano imbatible.
El personaje de la hija (Patience Munchenbach), es el otro elemento terrorífico de la película. Refleja la dureza de la adolescencia -sobre todo de aguantarla- y su comportamiento, que a menudo entra en conflicto con el de su padre (un gran Guillaume Canet) añade una capa adicional de tensión a la película. A veces se puede llegar a desear que le pille un chaparrón para que, definitivamente, aprenda.
Aunque con Acide Philippot da un paso atrás respecto a La nube en cuanto a la ambición en la escritura; da un paso adelante en dirección y demuestra su indiscutible habilidad para generar suspense y terror. Además toma la acertada decisión de, ya que no va a desarrollar más subtramas, terminar la película a los 90 minutos, sin tiempo a que la fórmula se agote. Con esto quiero decir que no es un mal guion, simplemente es menos ambicioso. Philippot es un director que con solo dos trabajos ya se coloca como un referente en el género.
