Festival de Cine de San Sebastián

La sección oficial no termina de despegar y empieza a encasillarse en una sensación de tibiedad e indiferencia que esperemos remonte en el sprint final. Por suerte el Zinemaldia no solo es la sección oficial y hoy en New Directors hemos podido ver Las letras de Jordi de Maider Fernández y, en el videoblog, Iñaki os habla de Monos, de Alejandro Landes, que ha visto en Horizontes Latinos.

Las letras de Jordi: El comienzo de una hermosa amistad

24/09/2019 - Ricardo Fernández

Maider Fernández debuta en la dirección de largometrajes con 'Las letras de Jordi' Leer más

Y llovieron pájaros

Y llovieron pájaros, la segunda película de Louise Archambault, es la adaptación de la  novela homónima de Jocelyne Saucier sobre tres ancianos ermitaños que han elegido irse a vivir a un bosque alejados de la civilización. Su único contacto con el exterior es el joven gerente de un hotel al que no va casi nadie que les suministra víveres. La aparicion de una fotógrafa preparando un reportaje sobre unos grandes incendios que ocurrieron en el lugar décadas atrás y una anciana que regresa al pueblo alterará sus tranquilas vidas.

El problema de la película de Louise Archambaut es que empieza a contar varias historias y finalmente no cuenta ninguna. Comienza con la investigación de los incendios y la figura de un misterioso Ted Boychuck, pero constantemente va desplazando interés narrativo hacia las relaciones entre la anciana y uno de los ermitaños, entre la fotógrafa y el gerente, el pasado de los personajes… y no termina de profundizar en ninguna de ellas. A veces da la sensación de que ni siquiera a la directora le interesa alguna de las tramas.

Aún así, hay buenos momentos aislados, los más destacables una sentida interpretación musical, una curiosa y tierna escena de sexo y una emotiva despedida. Poca cosa para una película de Sección Oficial.

Thalasso

Guillaume Nicloux vuelve a dirigir a Michel Houllebecq cinco años después de El secuestro de Michel Houllebecq en una película que además cuenta con Gerard Depardieu y que podría considerarse continuación de aquella aunque no sea necesario haberla visto para poder ver esta película. No es necesario porque tampoco es que el argumento de esta, ni de aquella, sea demasiado importante, solo es una excusa para que Houllebecq y Depardieu se autointerpreten y digan cosas, medio en broma medio en serio, sobre la deriva de la sociedad. 

Al principio tiene su gracia, Houllebecq y Depardieu descolocados en un entorno donde no les dejan beber, ni fumar y les obligan a llevar una vida sana. Ese “al principio” dura 15 minutos. A partir de ahí es simplemente una sucesión de conversaciones supuestamente provocadoras (al nivel de “los políticos son como gallinas que cruzan la carretera cuando pasa un coche, los políticos son mierda”) que, todo hay que decir, arrancaron más de una carcajada en mi sesión. Es la perfecta definición de una boutade. Hay quien defiende que la película es un intento de mostrar la degeneración de la elite cultural europea, yo no lo tengo tan claro. El debate sobre hasta que punto se ríen o se lo creen tampoco me parece interesante y, en cualquier caso, con una sola película –El secuestro de Michel Houllebecq– era suficiente. Un chiste alargado pierde su gracia.

Pacificado

Pacificado es una película dirigida por Paxton Winters y producida por Darren Aronofsky. De Paxton Winters no conocía nada de nada más allá de lo que pude encontrar por internet: este es su segundo largo como director y el primero lo dirigió en 2003. Tan poco bagaje y la producción de alguien tan interesante como Aronofsky ponían a esta película en el radar de posibles descubrimientos de esta edición. Una vez vista se queda en una película correcta con ciertos destellos de buen hacer.

Pacificado es una película de favelas, que casi es un género en si mismo. Por supuesto no es Ciudad de Dios o Tropa de Elite, dos películas claves en este “género”; pero no pedimos tanto. Ambientada en 2016, justo al acabar los Juegos Olímpicos, cuando el gobierno había impuesto su poder frente a las guerrillas que controlaban esos barrios. O eso decían porque eso había que mostrar al mundo que tenía todos su ojos en puestos en Rio de Janeiro.

Paxton Winters cuenta la típica historia de redención y determinismo del barrio en torno a un antiguo jefe -criminal, pero justo- que acaba de salir de la cárcel y que vuelve al barrio, redimido, con ganas de llevar una vida legal pero al que no le dejan hacerlo porque el barrio empuja siempre hacia la perdición. El mismo empuje siente su hija de 13 años, a la que nunca había visto hasta ahora y está al cuidado de una madre irresponsable y drogadicta. Mientras el barrio está dirigido por un gangster macarra, cruel y desalmado. La favela es reflejada por Winters en muchas ocasiones con planos aéreos que muestras la ciudad debajo y entre las luces y colores de las chabolas disparos o fuegos artificiales, difícil distinguirlos en un país que mezcla con naturalidad guerrillas y fiesta.

Hay varios momentos que muestran la magnitud y la dificultad física de escapar de la favela, con vallas, puentes, construcciones y, sobre todo, unas interminables escaleras que protagonizan la mejor escena de la película. Luego está la atmósfera, Winters va cocinando la llegada del clímax, haciendo crecer la tensión y en el momento en que tiene que resolverlo lo hace de manera torpe y acelerada para hacer concluir a la película con anticlímax que traiciona el tono e incluso el espíritu de la película.

PATRICK

La primera media hora de Patrick es turbia e inquietante. Vemos a un chaval joven al que intuimos un interior oscuro. Le vemos por París a la noche intentando ligar de una forma poco sana, pelearse, mentir al que parece su novio o amante, intentar mantener una conversación con otro hombre por teléfono que le deja muy afectado. Sabemos que algo no va bien, pero no sabemos qué. En cuanto sabemos por dónde van los tiros, en un sorprendente giro, la película se detiene.

Gonçalo Waddington con su debut ha mostrado los mismos problemas que muchas de las películas de esta sección oficial. Un interesante punto de partida, algunas ideas bien resueltas, pero un desarrollo poco estimulante y normalmente desaprovechado. Son películas que pueden gustar más o menos pero que, en términos generales, no despiertan opiniones encendidas ni a favor ni en contra. La indiferencia es lo peor que le puede pasar a una sección oficial.

Patrick, además, es dentro de esas películas, una de las más fallidas. Le salva ese comienzo interesante que prometía una película con fuerza. En el momento en el que la película abandona París y viaja a Portugal cambia también de personalidad y se llena de escenas innecesarias, momentos alargados, situaciones que no aportan nada y una serie de personajes desarrollados y resueltos con un solo y gordo trazo. Hay varios temas interesantes esbozados en esta película, sin duda, pero poco más.

El videoblog