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Xavier Legrand nos sorprendió a todos con su primera película, Custodia compartida, donde tomaba un drama de separación y malos tratos y lo llevaba a los límites del género de terror. Teníamos ganas de ver su segunda película y la hemos tenido en la sección oficial del Festival de San Sebastián.

La película empieza muy bien, con un desfile de moda rodado de manera espectacular y con cierto aire inquietante. Con muy buena banda sonora. De ahí nos lleva al sufrimiento probablemente psicosomático del protagonista, a su estrés, a su difícil -o inexistente- relación con su padre que acaba de morir, a la extraña situación casi shakespeareana. Con una elipsis transatlántica muy elegante, nos lleva de un chófer francés a otro canadiense. Y así se va cociendo a fuego lento un drama de secretos familiares que promete explotar en las narices al protagonista y probablmente hacerlo en ese arquetipo del terror que es el sótano cerrado con llave. Algún regalito nos han dejado ahí, ya dede la sinopsis estábamos avisados.

Le cuesta llegar a la cuestión, es cierto, pero tenemos paciencia. En parte porque Legrand aún conserva el crédito de su ópera prima y sabemos cómo las puede gastar. Los prolegómenos del funeral y la burocracia del piso es aceptable siempre que tengamos la promesa de que algo gordo está a punto de suceder. Y llegamos. Y de repente todo se va al garete. El protagonista comienza a tomar toda una serie de decisiones disparatadas que le llevan a una situación ridícula. Y lo que era un drama contenido se convierte en comedia involuntaria. Y los referentes que podríamos manejar de secretos familiares se convierten en una especie de comedia negra noventera al estilo de Very Bad Things o Este muerto está muy vivo. En esa liga se mueve esta película pero sin quererlo, sin pretender resultar divertida por el patetismo de las andanzas del personaje.

Es cierto que no es obligatorio que los personajes tomen decisiones razonables, incluso es recomendable algo de caos para que sea más creíble. Pero lo que no se puede es cruzar la línea del ridículo. No, al menos, si tu intención es que después el espectador siga interesado o incluso tocado por el drama. Por otra parte, la premisa está totalmente desaprovechada. De todos los caminos por los que podría haber jugado Legrand, opta por el que dinamita todos los puentes, por el que no sirve para crear situaciones interesantes. Las malas decisiones no las toma solo el protagonista, las toma el guionista también. El guion lo firman Alexandre Postel (autor de la novela) y el propio Legrand. Mención especial para la ridícula manera en la que se descubre el pastel final durante el funeral. Y lo poco que importa ya, porque el personaje del amigo del padre está totalmente desaprovechado. Tampoco se le sabe dar un final en condiciones a la película. Un vez llegados a la premisa toda va cayendo por un precipicio.

Tendremos que esperar a la tercera película de Legrand para ver si lo de Custodia compartida fue suerte o lo de El sucesor ha sido un traspiés. Sigue habíendo un director con ideas y buen potencial. Pero si la próxima vez va a hacer una comedia, por favor, que sea voluntaria.

El sucesor

Media Flipesci:
4.2
Título original:
The Successor
Director:
Xavier Legrand
Actores:
Marc-André Grondin
Fecha de estreno:
22/03/2024