Se acerca el ecuador del año y es momento de echar la vista atrás para ver qué es lo más interesante que nos va dejando el año. Mucha ópera prima o casi, mucho cineasta nuevo a seguir. Como siempre, teniendo en cuenta el estreno en España, aunque algunas las haya visto en los festivales del año pasado. Y, claro está, desde la más radical de mis subjetividades. Ahí va, del 12 al 1:
12 Creative Control
Ha pasado sin hacer ruido esta pequeña producción independiente. Una temática de ciencia ficción cercana y un formato de cine indie de autor, sobre relaciones e impulsos vitales. Un blanco y negro crudo salpicado con algunos juegos digitales de realidad aumentada y la imagen aséptica de las agencias de tecnología digital actuales. Una historia personal que al tiempo es un retrato de nuestros días y una reflexión sobre la percepción de la realidad. Una mezcla de géneros muy fresca. Como si Her la hubiera dirigido Noah Baumbach.
“Todo lo que nos contaron en los ochenta era verdad”.
Mi crítica de Creative Control
11 Silencio
No ha tenido la acogida de otras de Scorsese, no hay más que ver la crítica de Ricardo, pero Silencio tiene unos valores interesantes. Para empezar, ese poso de profundidad mística que tan bien se le da al director de Kundun y La última tentación de Cristo. Para continuar, el peso dramático del paisaje, el agua, la vegetación, la arena. Un reparto intenso y afinado. Y para terminar, una reflexión sobre la fe que va más allá de intereses puramente religiosos. Scorsese nos muestra una lucha de voluntades.
10 La mano invisible
Una metáfora de las relaciones laborales que implica a todos los actores sociales. Trabajadores, empresarios, consumidores. Un análisis inteligente y complejo sobre la situación actual, cargado de matices y que es toda una invitación para un coloquio posterior -formato idóneo para esta película. Una realización minimalista, al estilo del Dogville de Lars von Trier pero sin florituras. Pero sobre todo, una mirada afinada de Isaac Rosa, autor de la novela, a los problemas de nuestro tiempo en cuestiones laborales.
“El resultado es una especie de Dogville para reflexionar sobre varios aspectos laborales”.
Mi crítica de La mano invisible
9 La tortuga roja
Otra de alegorías, esta vez más abierta y evocadora. La vida, la madurez, la relación del ser humano con la naturaleza. Un montón de temas en una película de animación sin diálogos. Una de esas obras que sin llegar a entenderla por completo, ni falta que hace, te deja un poso profundo, especial. Y sobre todo, una preciosidad que te hace volar la imaginación, fruto de la unión de un equipo europeo con el mítico estudio Ghibli. Escribí sobre ella en la época pre-contraplano aquí.
8 Personal Shopper
Denostada por parte de la crítica, esta es para mí una película a reivindicar. Olivier Assayas es uno de los cineastas más interesantes del momento y parte de su valor, más allá de su talento para crear ambientes y su sensibilidad, es que hace lo que le da la gana. Así de simple. Si quiere contar una historia sobre una personal shopper que en sus ratos libres es medium, no se priva de hacerla. Y con semejante disparate propio de una premisa de serie de Disney Channel, nos habla del duelo y de buscarse a una misma. Convierte el contexto en elemento dramático. Juega con el fetiche prohibido. Puro Assayas.
“El contexto físico como representación del estado interior del personaje”.
Mi crítica de Personal Shopper
7 Split
Con La visita Shyamalan ya había dado indicios de que lo de Airbender y After Earth solo había sido un bache en su interesantísima carrera. Pero aún aquella era una pequeña singularidad. Con Split Shyamalan ya vuelve a lo grande, por lo que representa como película y por lo que representa como la mejor promoción posible para lo que vendrá. Vedla, mejor. El caso es que tiene una tensión oscura -últimamente Shyamalan se ha vuelto más duro- en un crescendo que se acopla a un gradual cambio de género. Con un James McAvoy inmenso, desatado. Pero ojo a esa actriz emergente que es Anya Taylor-Joy, que ya había despuntado en La bruja. Esa mirada en manos de Shyamalan es oro.
“…con uno u otro personaje, consigue resultar siempre terriblemente inquietante”.
Mi crítica de Split
6 Lady MacBeth
Esta ópera prima fue la revelación de la sección oficial del Zinemaldi. Le dimos el Flipesci. Es una historia de época que se debate entre cierta sobriedad y un alma apasionada. Es sucia, desde todos los puntos de vista. Es violenta, sobre todo interiormente. Es provocadora. Es sexo, barro, odio y muerte. William Oldroyd, director que ya tengo apuntadísimo, ha rodado una de las mejores películas del año.
5 Train to Busan
Cuando uno cree que un género está agotado vienen los coreanos y lo refrescan. Y no hay género más agotado que el de los zombies, que desde que se han vuelto mainstream pueblan las series y películas de forma descafeinada. La ventaja de los coreanos es que no se han olvidado de contar historias, y no se han olvidado tampoco de rodar al servicio de las emociones. Juega más con la aventura con tintes de drama que con el terror, aunque tensión no le falta. Un alegato sobre no dejar a nadie atrás en los momentos de crisis que se complementa con otra película del mismo director, ambientada en el mismo universo pero en animación, Seul Station.
Se llevó el sustito de oro de Flipesci en la pasada Semana de Terror donostiarra.
4 Moonlight
Por suerte, Warren Beatty se equivocó y el Oscar fue para una de las películas más interesantes del año. Y solo es el segundo largometraje de Barry Jenkins. Otro director al que te tendremos que seguir de cerca. Es una película repleta de sensaciones y emociones. Casi se puede tocar la piel de los personajes. Un drama sensible, tratado con cariño y crudeza a partes iguales. Interpretaciones emocionantes, largas secuencias bien sostenidas. Toda una grata sorpresa.
“Barry Jenkins utiliza la fotografía y la iluminación para crear una atmósfera hipnótica que cambia en cada capítulo y que consigue destacar a los personajes, con sus claroscuros, sobre el entorno”.
Crítica de Ricardo
3 Manchester frente al mar
Kenneth Lonergan no sabe prescindir de su peculiar sentido del humor. De alguna manera consigue que uno de los mayores dramones del año te haga reír. Porque la película es trágica sin miramientos, te puede estropear un día bueno. Sin embargo, te ríes. De las pequeñas situaciones cotidianas absurdas que se producen también en mitad de los peores momentos. Nada grotesco, solo detalles. Y Lonergan no deja tiempo para cambiar el chip. Como en la vida, el llanto y la risa no esperan. Seguramente tiene las dos secuencias más demoledoras del año. Una de ellas con unos enormes Casey Affleck y Michelle Williams, sin excesos, sin barroquismo. Pero demoledor. A mi compañero Ricardo no le gustó tanto.
2 Crudo
Este año va de óperas primas y de cineastas a seguir. En este caso, la parisina Julia Ducournau, que ha dirigido un terror carnívoro con toques feministas. Crudo es una película con lecturas muy interesantes sobre cómo la sociedad pretende uniformizar y categorizar a sus miembros, especialmente en el final de la adolescencia. La directora utiliza elementos relacionados con las diferencias de género y les da la vuelta para ponerlos en entredicho de forma clara. Más allá del contenido, la película tiene la fuerza de la sangre en la boca, cierto estilo indie europeo y un tono extraño que no termina de ser terror pero que inquieta, quién sabe si porque nos habla de los horrores de un proceso interno que todos hemos vivido.
“Crudo es una película sobre mujeres que dan miedo porque imponen su propias normas y su propio modo de entender la vida”.
Mi crítica de Crudo
1 Déjame Salir
Es casi oficialmente la película de terror del año. Desde luego, la revelación de Jordan Peele como director. Otra ópera prima refrescante. Hasta ahora era un actor, sobre todo de televisión, y que ahora en cartelera, coincide su trabajo como director con su voz para Capitán Calzoncillos. Muy loco. Es una película que trata desde los microrracismos hasta la figura más psicológica de la esclavitud. Es extraña, en forma y fondo. Una historia inquietante que juega con lo más escondido en nuestra mente, desde simbología sutil hasta sustos aplastantes. Visualmente se mueve entre el terror indie y el fantástico más deslumbrante, según lo que toque en cada momento. Es una obra difícil de clasificar, lo que la hace especialmente interesante.
“Desde lo fantástico da con las claves: el interés propio y la alienación absoluta del esclavo”.
Mi crítica de Déjame Salir