Una muestra organizada por estudiantes de Comisariado de EQZE

ExÓrbita es un evento cinematográfico organizado por trece estudiantes de la Elías Querejeta Zine Eskola, que tendrá lugar del 19 al 22 de abril en diferentes espacios de Tabakalera. Aseguran que el evento, también titulado Cine, cuerpos y espacios liminales, aborda temas como la fluidez de las identidades contemporáneas, el movimiento de los cuerpos, la danza y la ritualidad dentro del espacio cinematográfico. La programación incluye proyecciones de películas, instalaciones audiovisuales y performances de danza.

El concepto de liminalidad, según la Wikipedia, hace referencia a no estar en un sitio ni en otro, es decir, estar en un umbral entre una cosa que se ha ido y otra que está por llegar. La liminalidad se encuentra en situaciones como la enfermedad, la adolescencia, el duermevela o la locura transitoria, así como en los viajes, ya sean por placer o por necesidad. ExÓrbita quiere explorar la idea de la liminalidad en relación con el cine, las identidades fluidas y la interacción entre el cuerpo y el espacio a través de películas como Goodbye, Dragon Inn de Tsai Ming-liang que aborda la desaparición de un antiguo cine y la melancolía que esto provoca, situándose en un espacio liminal entre el pasado y el presente. Inevitable extrapolarlo a la vida real, a las salas de cine que se debaten entre su glorioso pasado y su temida desaparición. Otra propuesta será Fiestas de Mary Jiménez, quien estará presente en la proyección, un trabajo que explora la ritualidad y la celebración, mostrando cómo la danza y la música pueden llevar a las personas a estados liminales de trance y conexión. Además de esos títulos también se podrán ver Obscuro barroco (2017) de Evangelia Kranioti, Supernatural (2022) de Jorge Jácome, el cortometraje Liminals (2017) de Jeremy Shaw, Ghost (1984) de Takashi Itô, Les Maîtres fous (1955) de Jean Rouch, Aribada (2022) de Natalia Escobar y Simon(e) Jaikiriuma Paetau, Fantasma, animal (2020) de Clemente Castor y Machine Porn from the Dark Ages: The Light Show (2022) de Whitney Conti, estudiante de la EQZE.

Como decíamos, no solo hay cine en exÓrbita. Diferentes disciplinas se unen y entrelazan en otras propuestas como la instalación audiovisual Tierra en trance del colectivo mexicano Los Ingrávidos, que tendrá lugar en el espacio Nave 2 del Tabakalera y una performance de danza a cargo de la compañía local qbonitocolectivo en la Sala Z, que se convertirá en un espacio de fusión entre el cine y la danza. Estas propuestas artísticas buscan provocar en los espectadores experiencias liminales, ofreciéndoles la posibilidad de habitar espacios y cuerpos de manera diferente.

La entrevista

Hemos hablado con Matías Fajn, miembro del grupo de estudiantes de comisariado, sobre exÓrbita. Lo primero que hace es nombrarnos al resto de compañeros y compañeras de Comisariado que han participado junto a él en la organización de la muestra –Alejo Duclós, Deva Pereda, Inés Vázquez, Javier Leiva, Lorena García Espino, Lucía Dellacha, Marc Torres, Mireia Montané, Nadia Olivera, Paul Bonnarme, Pol Crosas y Sara Domínguez López– demostrando que la sensación de grupo, comunidad y trabajo en equipo que vimos en la entrevista a la primera promoción de la EQZE sigue intacta.

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¿Cómo fue el proceso de selección y análisis de las películas para que encajaran en la temática de «Cine, cuerpos y espacios liminales»?

El proceso de armado del programa de exÓrbita empezó con debates en torno a lo que nos interesaba como grupo, es decir, aquellos aspectos que compartíamos y que nos parecía importante tratar en la muestra. De esas discusiones, de las películas que aportábamos y de las ideas que aparecían, surgieron primero los temas principales que queríamos abordar: el cuerpo, el trance, el ritual, el espacio. Sobre esa base temática, volvimos a proponer otras películas. Fue, por lo menos al comienzo, un ida y vuelta: de las películas a los temas, y de nuevo a las películas. En ese momento, Gonzalo de Pedro, que fue quien coordinó y acompañó al grupo durante todo el armado de la propuesta, nos sugirió la película Liminals de Jeremy Shaw. Es un film que, de alguna manera, invita al espectador al trance a través del ritual de una secta. Cuando la vimos, coincidimos unánimemente en que había algo en ella que respondía a muchas de las cosas que habíamos estado discutiendo. Entonces, a partir de ese primer consenso algunas posibilidades del programa empezaron lentamente a ordenarse.

Concretamente, ¿qué os lleva a elegir Goodbye, Dragon Inn o Fiestas?

Fiestas de Mary Jimenez apareció como una gran propuesta a incluir en el programa: además de entablar un diálogo interesante con temas que habían surgido, nos hizo mucha ilusión poder proyectar esa película en Donostia y con la presencia de su directora. Su elección fue, también, unánime. Algo similar sucedió con Goodbye, Dragon Inn; la forma en que la película aborda el cuerpo, el espacio, muchos de los aspectos que queríamos tratar, nos llevó a incluirla. Aunque los motivos de selección de cada película variaron, a medida que discutíamos y encontrábamos los títulos, el programa fue armándose paso a paso.

Trabajar en un colectivo grande de trece estudiantes puede ser complicado y desafiante.

Sabíamos el desafío que significaba el proyecto, y también fuimos descubriendo nuevos retos a medida que avanzábamos. Sin duda, un grupo de trece estudiantes de distintos países, de distintas edades, con distintas experiencias, implica también muchas veces distintas miradas y opiniones. Pero, justamente, creo que entendimos que en esa diversidad estaba, y está, la riqueza del programa. Es decir, una vez que coincidimos en los aspectos que nos atravesaban a todos y a todas y que estuvimos de acuerdo en que fueran esos los ejes de la propuesta, cada estudiante fue proponiendo desde su lugar. Desde ahí se fueron dando los consensos y, en última instancia, lo que es finalmente exÓrbita. El rol de Gonzalo, en ese sentido, también fue fundamental para destrabar algunos momentos de estancamiento y dinamizar ciertas decisiones.

¿Cuál fue el mayor desafío al que os enfrentasteis durante la organización de exÓrbita y cómo lo superasteis?

Creo que hubo un desafío que el grupo entero se puso desde el inicio, que atraviesa gran parte del armado de la muestra y que veremos su resultado una vez que el programa se desarrolle. Cuando recorrimos el espacio de Tabakalera, pensamos que había que hacer una buena propuesta para la sala de cine pero, al mismo tiempo, ampliar y aprovechar otros sectores del edificio involucrando la idea de cine expandido, fuera de la sala. Es por eso que exÓrbita propone sesiones en Zine 1 [la sala de cine que usa el público en las proyecciones normalmente], pero además una videoinstalación del Colectivo Los Ingrávidos titulada Tierra en Trance, y una sesión de cortometrajes con una performance del grupo de danza qbonito colectivo también en otro espacio de Tabakalera. Esto no sólo implicó pensar una convivencia orgánica dentro del programa, sino al mismo tiempo organizar la disposición espacial, los requisitos técnicos, la dinámica particular de cada sesión con sus especificidades. Incluso la propuesta de cierre de la muestra es una performance, Machine Porn de Whitney Conti, que sucederá dentro de la sala de cine y tiene una logística particular. De alguna manera, el gran desafío fue discutir y pensar no sólo la programación sino, también, los espacios de exhibición de cada sesión, y cómo organizarse para que eso funcione. En ese sentido, estamos muy conformes y felices, y confiamos en que cada experiencia de exÓrbita se va a disfrutar de la mejor manera en su espacio correspondiente.

¿A qué tipo de público está dirigido el ciclo exÓrbita y cómo esperáis que los espectadores se relacionen con las temáticas presentadas?

La propuesta de exÓrbita se empieza a construir desde nuestra propia experiencia en la sala de Tabakalera. Cuando comenzamos a idear el programa, ya habíamos pasado varias semanas asistiendo a las diferentes proyecciones. Por eso, la muestra se pensó no sólo considerando la programación posible y las dinámicas que podían proponerse, sino también los públicos potenciales. En ese sentido, la idea principal fue proponer algo que generara interés en el espectador habitual de Tabakalera, pero también ampliar la invitación y la convocatoria a otras personas que, por distintas razones, no suelen asistir a esta sala. Como dije antes, la heterogeneidad del grupo era un desafío y, al mismo tiempo, aquello que podía enriquecer al programa. Creemos que la diversidad de la programación también se podrá hacer evidente la gente que asista: la muestra invita a personas con diferentes intereses, a un público más cinéfilo y a otro más ocasional de la sala de cine. Incluso, pensamos que habrá algunas funciones donde esa diversidad conviva y otras donde predomine un espectador específico. Ahí también tenemos un desafío, que tiene que ver con hacer llegar de la mejor forma la invitación a cada persona que podría interesarse en la programación.

En vuestra opinión, ¿cómo encaja el evento exÓrbita en el panorama cultural de San Sebastián? ¿Creéis que hay un público interesado en este tipo de eventos en la ciudad?

exÓrbita es un evento construido por trece personas que, desde hace siete meses, vivimos en Donostia. Por lo tanto, en este tiempo fuimos incorporando algo del panorama cultural de la ciudad. Por un lado, como dije antes, conocíamos la propuesta cinematográfica de Tabakalera y, también, el público que suele asistir a la sala. Por otro lado, fuimos sabiendo de diferentes experiencias y actividades en otros espacios, como cineclubes, festivales de cine o ciclos. Además, estuvimos presentes en diversas propuestas culturales, muchas veces no vinculadas directamente a lo cinematográfico, pero con un público afín a nuestros intereses. De alguna manera, conociendo todo esto, fuimos entendiendo de qué manera queríamos que exÓrbita se ubicara dentro del ámbito cultural de San Sebastián. En un sentido, confiamos en proponer algo al público habitual de Tabakalera que le interese y que, sin embargo, se diferenciara de lo que se suele ver allí. Y al mismo tiempo, pensamos en ampliar nuestro programa a otros públicos, justamente sabiendo que hay potenciales espectadores a los que se les dificulta encontrar actividades de este tipo, y que podrían acercarse con mucho interés.

¿Qué papel desempeñó la EQZE en la organización del evento y cómo influyó en el desarrollo del proyecto?

En el primer encuentro que tuvimos para pensar la muestra, Carlos Muguiro, director de la EQZE, nos instó a ser ambiciosos y a arriesgar más allá del resultado, a apostar y confiar en algo que quisiéramos hacer. Desde ese momento inicial, estuvimos acompañados y apoyados por la escuela, en cada instancia que atravesamos a lo largo del proceso que significió armar exÓrbita. Y, justamente, cada etapa del proyecto implicó e implica un nuevo aprendizaje.

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¿Qué aprendizaje sacáis de la organización de exÓrbita?

Cuando la motivación está presente y los objetivos están claros, es más fácil ver la formación que se da mientras se avanza con este tipo de iniciativas. Hay, creo, un aprendizaje personal de cada una de las personas que integramos el itinerario de Comisariado en la EQZE, que tiene que ver con nuestras experiencias previas y con nuestras expectativas puestas en esta muestra. Pero, también, hubo y hay un aprendizaje colectivo: aunque es difícil reducirlo a una sola cosa, pienso que tiene que ver con haber encontrado las mejores dinámicas para resolver, teniendo en cuenta tanto nuestras ideas como al público destinatario del programa.

¿Qué esperáis que los espectadores se lleven de la experiencia exÓrbita?

Sin duda, nuestra principal apuesta está en un programa que, al mismo tiempo que mantiene su organicidad, propone en cada sesión una experiencia distinta y particular. No creemos que le suceda lo mismo a quien asista a la función de Aribada y Obscuro Barroco, que a quien participe en la proyección de cortometrajes y la performance del colectivo de danza, que a quien vea Fantasma, Animal y Supernatural. De todas maneras, en cada sesión está presente la idea del cine como experiencia corporal, sensorial. No sabría decir si eso es una contribución a una discusión sobre determinados temas. En realidad, partimos desde determinadas temáticas porque pensamos que están presentes hoy en día, porque nos interesan. En la muestra de cine, lo que priorizamos es la experiencia y el disfrute. Sólo a partir de esas sensaciones pensamos que pueden emerger discusiones, o más bien opiniones y reflexiones, en torno a determinados temas.

¿Tenéis planes de organizar eventos similares en el futuro o de expandir exÓrbita a otros lugares y contextos?

La sola idea de poder ampliar exÓrbita y proyectarla a futuro nos parece algo muy positivo, una victoria. No podemos pensar en eso todavía, creo, porque serán estos cuatro días del programa en marcha los que nos van a permitir hacer evaluaciones, análisis y, en última instancia, proyecciones. Lo bueno es que, al tener en claro qué aspectos queremos atender a la hora de hacer el balance, las conclusiones a las que lleguemos van a ser, pienso, bastante precisas en torno a nuestros intereses y objetivos. Justamente, en esa claridad que nos permita ver lo que funcione y lo que haya que corregir van a surgir los planes a futuro. Mencionaba este ida y vuelta que fue armar la programación, ir de las películas a los temas y de nuevo a las películas; ahora, creo que iremos del programa al evento, al público, a la experiencia, y después de nuevo al programa. Como estudiantes de Comisariado, estamos seguros de que haremos nuevos eventos más adelante, aunque todavía no sepamos si serán una continuidad de éste o algo nuevo. exÓrbita será, de alguna manera, un punto de partida central para pensar y organizar las actividades que realicemos en el futuro.

Programa de exÓrbita