Un año más, voy a hacer un repaso a mis bandas sonoras favoritas. Quizá no hay tanto nivel como el año pasado pero tenemos unas cuantas muy interesantes, encabezadas por uno de los musicales con mejores canciones en mucho tiempo. Seleccionadas siempre con el criterio de fecha de estreno en España, como los premios Flipesci. Pondré enlaces a las canciones Spotify en el texto y os dejo una lista abajo. 

El musical que le ha gustado a todo el mundo. Si bien no soy especialmente defensor de una película que me parece buena pero irregular, lo cierto es que la banda sonora de Justin Hurwitz es excelente. La introducción con Another Day of Sun es una bomba de alegría que, bien aprovechada con una escena vistosa, hace que empecemos la película a tope. Aunque después el nivel no puede mantenerse tan alto, lo cierto es que la mayoría de las canciones son apreciables. Especialmente fina es la canción del planetario -una pena que las imágenes no estén a la altura. Otras reseñables son la agradable City of Stars y el agridulce larguísimo tour de force del epílogo. Un musical que destaca por su música, no es mala cosa. Una banda sonora que se recordará, porque consigue exactamente lo que busca: pintarte una sonrisa.

Que el 2017 tenga un protagonista musical claro no quiere decir que no haya otras bandas sonoras muy destacables, por ejemplo lo que ha hecho para Lynne Ramsay el siempre interesante Jonny Greenwood, integrante de Radiohead. A Greenwood, como compositor de bandas sonoras, lo conocemos por sus excelentes trabajos con Paul Thomas Anderson y ya había trabajado con Ramsay en su anterior película, Tenemos que hablar de Kevin. Aquí su estilo se deja ver con unos sonidos llenos de detalles, afilados, cercanos a lo que suele hacer en Radiohead, con un cierto desasosiego que te mantiene alerta. Pero también hay esta vez una importancia inesperada de la música más puramente electrónica, que por el argumento de la película puede acercarla a Drive. Desgraciadamente, en el momento en que escribo esto, no hay disponibles muestras de la banda sonora, en ningún soporte, así que tendréis que conformaros de momento con este clip que muestra en su principio la parte «más Radiohead», y al final, la parte electrónica.  

Un día de estos, Daniel Pemberton se va a merecer un artículo propio. Me parece uno de los compositores recientes más interesantes, sobre todo por su flexibilidad -que también le puede costar una acusación de falta de estilo propio. Ya lo incluí entre las mejores bandas sonoras de 2016 con su acertada banda sonora de Steve Jobs. Aquí la premisa de la que parte ya es complicada. Está haciendo una película de épica fantástica medieval, que ya tiene unos códigos bastante marcados, pero también está poniéndole música a una película de Guy Ritchie, que es todavía más definido y ambas cosas no parecen demasiado compatibles. El mismo conflicto creativo al que se enfrenta la película. Así, Pemberton compone piezas claramente épicas como The Legend of Excalibur, o folclore celta como The Born King, pero también le regala a Ritchie fardadas ritmosas como Growing Up Londinium que Ritchie aprovecha como mejor sabe. Pemberton también es muy de beber de otros buenos resultados anteriores. Que copia, vaya. Si en Steve Jobs tiraba de La red social, aquí se ha fijado claramente en el trabajo de Hans Zimmer para Ritchie en Sherlock Holmes. Al fin y al cabo, la idea de la película es bastante similar, un mito que el director lleva a su terreno. Se puede ver, por ejemplo, en King Arthur: Legend of a Sword

Crudo
7.5

Crudo es otra película de difícil digestión. Perdón por el chiste malo. Es una película atípica que combina el terror con un drama urbano de estilo europeo en el que suenan temas modernos como el de las raperas Orties en la escena del espejo.  Jim Williams, el compositor, ya viene escarmentado de rarezas con su trabajo para la extraña A field in England de Ben Wheatley. Aquí opta por una estridente música barroca que actúa como tema principal que me recuerda un poco al estilo de El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante, música de Michael Nyman. La comparación, se refuerza en el hecho de que en aquella también había canibalismo.

Pero también deja mucho espacio a paisajes oscuros, delicados, ambiguos que evocan la transformación de la adolescencia

Este es el año de las bandas sonoras extravagantes para las propuestas extrañas, y la película de Jordan Peele es otro buen ejemplo. El compositor principal es Michael Abels, aunque hay algo de música adicional de Timothy Williams. Abels no había hecho composiciones para cine, se dedicaba a hacer música orquestal (incluso alguna ópera). Se nota en la atípica distribución: la edición comercial está compuesta por 43 fragmentos cortos. Peele vio una obra suya, Urban Legends, y se interesó. También buscaba a alguien que supiera cómo se siente el personaje en esas situaciones (Abels es negro). Abels usa voces suajilis en el tema más impresionante de la película, Sikiliza Kwa Wahenga. Significa “escucha a tus ancestros” y la letra viene a ser un aviso para que escapes (como el título original de la película, Get Out). Se utiliza en los créditos iniciales de forma principal pero después vuelve a aparecer en momentos más sugeridos.

En cuanto a Williams, tiene algunos temas de terror ritual que complementan bien la música de Abels, como es Surgery Prep

Si me dicen que Alberto Iglesias ha firmado esta banda sonora me lo creo. Sobre todo después de escuchar un corte tan intenso como The Middle of the World que no habría desentonado nada en La piel que habito. Ese o muchos otros que siguen su misma estela. Es fácil caer en la comparación con Almodóvar y hacer referencia a que en la película aparece el Cucurrucucú Paloma de Caetano Veloso, como en Hable con ella, pero lo cierto es que aunque el director admite el homenaje, el homenajeado es otro, Wong Kar Wai y su Happy Together que también usa la canción. Si veis los dos vídeos de los últimos enlaces que he puesto notaréis que el homenaje no es solo sonoro.

En todo caso, el compositor no es Alberto Iglesias, no, es Nicholas Britell, que es alguien sin demasiada carrera aún, pero al que si le vuelven a dar caramelitos como esta película creo que puede hacer buenos trabajos. Es melancólico, doliente pero también una cierta caricia de consuelo a veces, como el tema de Chiron

Como en varias de las anteriores comentadas, en Manchester by the Sea hay un tono atípico. Es un drama que te golpea como un puñetazo en el estómago pero al mismo tiempo, tiene un cierto tono de ligereza y hasta comedia. La banda sonora de Lesley Barber, por tanto, tiene que mantener esa cierta ambigüedad. Debe ser triste pero no tan triste como para que no se pueda contrastar con una pieza verdaderamente triste.

El gusto del director, Kenneth Lonergan por la música clásica vuelve a quedar patente. Primero porque usa expresamente el (manido) Adagio de Albinoni o temas de música sacra. Pero incluso en la composición de Barber se adapta a ese estilo y utiliza varios corales como este Playmouth Chorale. Tiene varios cortes con el piano de protagonista, cargados de melancolía, pero rápidos, ligeros, pues el mazazo viene con la lentitud solemne de Albononi. Esos cortes de piano son variaciones de este: Manchester Minimalist Piano and Strings

Esta es una banda sonora algo atípica para el tándem Nolan-Zimmer, muy celebrada para quienes no soportaban el carácter bombástico del autor -de ambos, en realidad. Lo cierto es que aquí Hans Zimmer sigue estando muy presente y su música tiene ese punto agotador habitual. Recurre a bucles mareantes, generadores de tensión. En concreto, la escala de Shepard,  que es una ilusión sonora en la que parece que el tono está subiendo constantemente, aunque lógicamente, está dentro de un rango. Podéis escucharlo en The Oil. Un efecto ideal para el cine de Nolan, de hecho, ya lo utilizó en El truco final con otro compositor.

Uno de los elementos que más personalidad dan a esta banda sonora es la reinterpretación de Las variaciones Enigma de Edward Elgar. Sobre esta cuestión concreta ya escribí más a fondo, podéis leer mi artículo sobre Elgar en la banda sonora de Dunkerque. En mi opinión, lo más interesante de la banda sonora, aunque en gran parte no sea original -o quizá precisamente por ello. Pongo aquí abajo el vídeo con Variation 15.

SPOILER: el siguiente vídeo es la escena final de Dunkerque.

Jackie
6.5

Conocíamos el trabajo de la compositora Mica Levi por la interesante banda sonora de Under the Skin que fue su primera composición para cine, Antes se dedicaba al pop experimental con el nombre de Micachu. En aquella película ya descubrimos que no era una compositora convencional. Vuelve a ocurrir lo mismo en Jackie, con sonidos agresivos que parecen agotar las baterías y volver a resurgir. El director, Pablo Larraín, está acostumbrado a ser formalmente agresivo, a veces incluso hasta voluntariamente molesto. En Jackie la banda sonora está a todo volumen, es muy invasiva. Parece ser que Levi le pasó algunos temas que tenían relación emocional con la imagen (música triste para escena triste, etc.) y Larraín decidió cambiarlos de sitio, para ser aún más rompedor. Continuamente parece ir a la deriva, como este corte: Children. Una banda sonora extraña que no es para todos los oídos pero que no pasa desapercibida.

La banda sonora de la ¿esperada? secuela de Blade Runner empezó con el pie torcido. Jóhann Jóhannsson, el compositor habitual del director, Denis Villeneuve, salió del proyecto. Al parecer, según versión del director, necesitaba algo más cercano a la música de Vangelis que había en la primera entrega. La versión de Jóhannsson, creo que en este momento seguimos sin tenerla porque parece ser que está obligado por contrato a no soltar prenda.

El caso es que sale Jóhannsson y entra Hans Zimmer, el compositor de moda. No se sale ni un ápice de la línea, como seguramente sí hizo el arriesgado compositor islandés. El resultado es una banda sonora muy respetuosa con el contenido original pero que, muy lejos de aquel, no impacta en ningún momento.  Incluso hay alguna tomada prestada de la primera película, como la versión Tears in the Rain. Eso sí, el resultado es sólido, envolvente y con la atmósfera que pide la increíble fotografía de Deakins. Las percusiones son grandilocuentes pero no las que suele incluir Zimmer, se nota que intenta homenajear el sello de la película original.